Los cristianos denuncian el ataue contra la libertad religiosa

El Gobierno de Ruanda cierra 8.000 iglesias en los últimos siete meses

El ejecutivo aduce problemas de seguridad y falta de condiciones sanitarias

El Gobierno de Ruanda cierra 8.000 iglesias en los últimos siete meses
Colegio y hospital en Ruanda

Hasta que el africano no se dé cuenta de que Dios no es un mago, y que a pesar de su omnipotencia, Dios no puede cambiar la vida de los hombres si ellos no ponen de su parte, continuarán a vivir llenos de ideologías y siendo 'estafados'

Siguiendo una orden del gobierno, ocho mil iglesias fueron cerradas en los últimos siete meses, en Ruanda.

La decisión de reducir el número de lugares de culto cristianos y musulmanes en el país prevé la clausura de los establecimientos que no reúnan las condiciones de seguridad y sanitarias necesarias para continuar sus actividades, informó la agencia pro-gubernamental Kigali Today Press.

Los cristianos ruandeses (católicos y protestantes), quienes constituyen el 90% de la población, denuncian que el gobierno está utilizando la nueva ley para justificar el cierre de iglesias y mezquitas.

«¿Cerrar las iglesias y establecer criterios para convertirse en ministros es, realmente, una solución adecuada al problema de la religión en África?» cuestiona el padre Donald Zagore, teólogo de las Sociedades Misioneras Africanas, quien señala que ésta podría ser una alternativa, pero habrá que prestar atención a las repercusiones que esa decisión podría tener sobre la naturaleza fundamental de la dinámica religiosa.

«La religión tiene un funcionamiento distinto de cualquier partido o asociación política. Una cosa es querer poner orden en el desorden y otra es truncar, a sabiendas o no, el carácter profético de la religión, que desafía toda lógica e imperativo académico. La formación académica e intelectual es sin duda necesaria, pero en la religión, no es un prerrequisito. El único requisito es la fe. Dios llama a su servicio, hombres y mujeres no necesariamente inteligentes o licenciados, sino hombres y mujeres convencidos de su fe y con ganas de vivir y dar testimonio de ella, incluso a costa de su propia vida. Tendríamos que preguntarnos -continúa Zagore- si cuando habrán establecido los criterios de formación teológica, como lo desea el gobierno de Ruanda, dejarán de ocuparse de la religión. La pregunta clave es: ¿Por qué el comercio de las religiones es tan popular y rentable en África? Aunque si los farsantes religiosos siguen siendo un peligro que hay que combatir, el verdadero problema son quienes son engañados. ¿Por qué nuestra gente es abusada y robada religiosamente? «

 

 

La libertad religiosa es reconocida como un derecho por el artículo 37 de la Constitución de Ruanda de 2003, pero según denuncia la organización World Monitor Watch, las referencias a la religión cristiana han sido eliminada del preámbulo a la Constitución. Además, durante la conmemoración del genocidio ningún sacerdote o pastor puede intervenir, a no ser que el evento sea organizado por una iglesia, y en las oficinas públicas no se permiten los encuentros para orar.

De acuerdo con el padre Donald, «es necesario reflexionar sobre dos puntos principales. Por un lado hay que reconocer que nuestra gente se esconde detrás de estos pastores ‘baratos’, con la esperanza de ser ayudados a eliminar los abusos de los políticos y su sed inagotable de poder, que hace que la gente languidezca aún más en la miseria. Por otra parte, hay un concepto africano de Dios y de la religión que no es sano y que debe ser depurado. En la dinámica de la espiritualidad, a veces demasiado emocional, Dios es interpretado solo como una fuente de milagros y como creador de soluciones. Esta concepción pone a Dios no muy lejos de ser comparado con un charlatán. Hasta que el africano no se dé cuenta de que Dios no es un mago, y que a pesar de su omnipotencia, Dios no puede cambiar la vida de los hombres si ellos no ponen de su parte, continuarán a vivir llenos de ideologías y siendo ‘estafados’. La clave para la salvación es el nacimiento de una conciencia religiosa africana masiva, racional y hermeneúticamente estructurada», dice el padre Zagore.

Según fuentes del Gobierno, las autoridades han decidido cerrar los lugares de culto, en vista de lo que consideran una construcción elevada de iglesias por número de habitantes. Sin embargo, no ha sido tomada en cuenta la alta fragmentación de las aldeas en Ruanda, que están pobladas por un número pequeño de personas. Adicionalmente, muy a menudo, estos pueblos se encuentran a muchos kilómetros uno del otro, y ante la falta de infraestructura que permita conectarlos, los habitantes deciden construir iglesias locales, para evitar caminar 20 kilómetros sólo para ir a Misa.

Recientemente, una iglesia fue cerrada cuando se celebraba un matrimonio y los invitados tuvieron que abandonar la ceremonia, señala el portal cristiano World Monitor Watch; mientras que una comunidad cristiana tuvo que suspender las actividades en el vestíbulo de una escuela, sitio elegido por la falta de iglesias cercanas, debido a que el centro educativo tenía la puerta principal en madera y no metal.

(RD/Fides)

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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