El primer y doloroso fruto del litigio es la clausura del Monte Athos a los peregrinos rusos

El cisma ortodoxo alcanza a los santos lugares que comparten Moscú y Constantinopla

En Ucrania misma, el gran temor de los rusos es la pérdida del monasterio de la Rus

El cisma ortodoxo alcanza a los santos lugares que comparten Moscú y Constantinopla
Cuevas de Kiev

Los miembros de la sociedad se reconocen por un exclusivo rosario colocado en la muñeca izquierda, que exhibe el mismo Putin. Según varias estimaciones, ellos habrían invertido en el Monte Athos entre 200 y 500 millones de dólares

(Valores Religiosos).- La ruptura de las relaciones fraternas entre Moscú y Constantinopla es el epílogo de una larga diatriba entre las dos principales sedes de la Ortodoxia, pero también marca el inicio de una etapa que pronostica ser turbulenta.

Desde el 15 de octubre, día en que el patriarcado de Moscú declaró la suspensión de la comunión eucarística con los representantes del patriarcado ecuménico, se han ido sucediendo declaraciones de las dos partes en conflicto, que se echan en cara la falta de respeto de las reglas canónicas, de las tradiciones y de los principios de la vida eclesial, además de la sumisión a intereses políticos que involucran no sólo a Rusia y a Ucrania, sino también a los Estados Unidos y a las otras potencias que guardan intereses en relación al status de los países de Europa oriental.

El primer y doloroso fruto del litigio es la clausura del Monte Athos a los peregrinos rusos, tal como fuera reafirmado el 23 de octubre pasado por el vocero del patriarcado de Moscú, Aleksandr Volkov. En esa oportunidad él sostuvo que la prohibición no sólo afecta la participación en los sacramentos, sino que además sugirió a los fieles «abstenerse de viajes al monte Athos, mientras perdure este estado de confusión». En efecto, la pérdida de la «sagrada montaña» puede desorientar en gran medida la fe de los rusos, que se han estado dirigiendo a los monasterios de la península calcídica desde sus orígenes; la fundación de los monasterios del Athos se dio en simultáneo con el Bautismo de la Rus en Kiev (fines del Siglo X), y a lo largo de toda su historia, la montaña siempre ha sido, para los rusos, la fuente y el garante de grandes movimientos de renovación y renacimiento de la espiritualidad ortodoxa, algo que también se ha venido repitiendo en los últimos 25 años. La vida de la Ortodoxia en general, y en particular, de aquella rusa, se asienta principalmente sobre la práctica monástica.

No es casual que en las últimas décadas, los 20 grandes monasterios y muchos eremitas del Athos, hayan visto la afluencia de numerosísimos peregrinos, además de ríos de financiamiento, provenientes de Rusia. Inspirados por la Iglesia y por la política de Putin, muchos hombres de negocios y políticos rusos se han unido a una asociación muy elitaria, la «Sociedad del Athos Ruso», guiada por el ex-gobernador de San Petersburgo, Georgij Poltavchenko (un colega de confianza de Putin, ex KGB en los años soviéticos). Los miembros de la sociedad se reconocen por un exclusivo rosario colocado en la muñeca izquierda, que exhibe el mismo Putin. Según varias estimaciones, ellos habrían invertido en el Monte Athos entre 200 y 500 millones de dólares. En el pasado mes de junio, luego de algunos intentos por demás temerarios de miembros del grupo, que trataron de «comprarse» una buena parte del territorio monástico, el gobierno griego procedió a suspender el otorgamiento de visas a los rusos.

Es también por ello que hace algunos días, el metropolita Hilario (Alfeev) invitó a los «devotos de Athos» a trasladar las ofertas por la montaña griega a los numerosos santuarios y monasterios rusos, sobre todo, al monasterio de las islas Valaam (también conocido como «el Athos del norte») en la Carelia rusa, exaltado en los últimos años por las reiteradas visitas de Putin y del patriarca Kirill. La invitación ya había sido propuesta anteriormente, aunque sin éxito, pero ahora se espera una respuesta más entusiasta.

La financiación también ha permitido organizar las grandes exposiciones de las reliquias más amadas, como la de la costilla de San Nicolás de Bari en el 2017 y antes de ella, la del cinturón de la Virgen, en el 2011, proveniente precisamente del monasterio athonita de Vatopedi. En los últimos meses, en Rusia tuvo amplia resonancia la peregrinación de las reliquias del antiguo Santo Espiridión de Tremitunte, el obispo y taumaturgo del siglo IV, oriundo de Chipre. Sus restos fueron trasladados desde Corfú -aún siendo éste territorio del Patriarcado de Constantinopla- contando siempre con el respaldo de la «secta athonita» de los oligarcas rusos.

Otro importante evento del culto ortodoxo es el traslado que anualmente se hace a Moscú del «fuego sagrado» proveniente de la basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén, una llama milagrosa considerada genuina y exclusivamente ortodoxa. El fuego del Sábado Santo es transportado inmediatamente hacia Rusia -en los últimos años, por avión- con la colaboración de la Fundación de San Andrés Protóclito, guiada por ex presidente de los Ferrocarriles rusos, como garantía de la verdadera fe, suscitando gran fervor en el pueblo ortodoxo. En estos días han sido incesantes las declaraciones de funcionarios y periodistas, en la televisión y en los medios rusos, para asegurar la continuidad de la milagrosa ascensión, cuya llama no podrá ser ahogada por el cisma con los «traidores» de Constantinopla.

En Ucrania misma, el gran temor de los rusos es la pérdida del primer, histórico monasterio de la Rus, el monasterio de las Cuevas de Kiev. Fundado en el año 1073 por los monjes Antonij y Feodosij, ligados precisamente al monte Athos, el gran monasterio conserva en las grutas originarias las reliquias de los primeros monjes, y es el primero y más importante santuario de toda la historia del cristianismo ruso.

Actualmente se confía la responsabilidad del mismo al patriarcado de Moscú, si bien dentro del lugar también hay monjes de otras jurisdicciones. El parlamento ucraniano, la Verkhovnaja Rada, está preparando un proyecto de ley orientado a su expropiación, para transmitir el monasterio de las Cuevas a representes del patriarcado de Constantinopla. A éstos ya les fue concedida la iglesia de San Andrés, en Kiev, ubicada en el mismo predio de las Grutas, como sede del Stavropegion patriarcal, que se ocupará del procedimiento de auto-cefalia, establecida por el Sínodo del patriarcado ecuménico. Si de verdad se llega a consumar el pase de propiedades, está el riesgo de que estallen movilizaciones masivas en las calles.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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