El barrio de Bab El Oued fue el centro de nuestras miradas, pasos y emociones, especialmente las estancias de la que fuera su casa y por supuesto la puerta de la capilla de las Hermanitas de Foucauld donde recibieron sendos disparos
(Juan Manuel Paniagua Miguélez).- El día 8 de diciembre de 2018 celebrábamos con toda la Iglesia la gran fiesta de la Inmaculada Virgen María, y era el día elegido para la beatificación de los 19 mártires de Argelia, entre los que teníamos a nuestras hermanas Agustinas Misioneras Esther Paniagua Alonso y Caridad Álvarez Martín. Y como testimonio y esperanza para la Iglesia africana el lugar escogido era Argelia, y dentro de este gran país la ciudad mediterránea de Orán, puesto que quien encabeza la lista de los 19 mártires es el obispo Pierre Claverie (OP) pues sufrió el martirio siendo obispo de esta ciudad.
Las circunstancias sociopolíticas y religiosas actuales no hacían fácil una presencia masiva de cristianos, por lo que en nuestra familia agustiniana nos encontrábamos un pequeño grupo de 35 personas, incluidas las religiosas que actualmente llevan su misión en Argel. En dicho grupo estaban incluidos los familiares de Esther y Caridad; y la presencia agustiniana masculina contaba con el Prior general de los Agustinos
Recoleto,s el P. Miguel Miró, y un servidor, el P. Juan Manuel Paniagua.
Nuestra expedición estuvo encabezada por la superiora general de las Agustinas Misioneras, Piedad Pacho, por la Provincial de la provincia «San Agustín», Mª Jesús Rodríguez, y la que fuera en el momento del martirio superiora general, la hermana Ángela C. Traldi. Y todo coordinado por las 8 hermanas que actualmente continúan la gran misión en Argelia: Lourdes, Montse, Carolina, Almudena, Verónica, Juliet, Sujhata y Rubi.
Fueron tres días muy intensos que podemos resumir con unas breves palabras muy elocuentes:
Día 7: llegada a Argel: ACOGIDA. Una jornada marcada por la FRATERNIDAD siendo recibidos con una comida de hermandad en la casa de Dar El Beida, una celebración entrañable en la capilla de Bab El Oued, donde tantas veces celebraron sus oraciones y eucaristías nuestras hermanas mártires. Conviene saber que hace 24 años, desde que Esther y Caridad murieron, no se celebraba en esa capillita la Eucaristía, detalle que aún añadía más emoción al acto. Y finalmente la cena y descanso en la casa de Notre Dame d’Afrique, residencia de las Hnas. Franciscanas, compartida con otras congregaciones como la nuestra, e incluso donde puso su residencia el cardenal Mons. L. Etienne Duval, el que fuera un gran amante de San Agustín y muy querido por las Agustinas Misioneras.
Día 8: traslado a Orán: el JÚBILO por la beatificación de nuestras queridas Esther y Caridad. Una ceremonia presidida por el Cardenal Giovanni Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para las causas de los santos, y delegado del Papa Francisco para esta celebración.
La lectura de la bula y el despliegue del gran cartel con los rostros y nombres de los 19 mártires como nuevos beatos de la Iglesia junto con el cántico del Aleluya fue el momento de mayor emoción donde la asamblea rompió en aplausos así como el tradicional «grito» típico del mundo islámico; y para nosotros fue también entrañable el escuchar la 2ª lectura de la misa en español por parte de Esther Crespo Paniagua, una sobrina de sor Esther, o cuando el Cardenal hacía entrega de la bula a la Superiora General la Hna. Piedad Pacho.
Y muy significativo fue también el momento de la paz en el que los obispos bajaron a dar un abrazo a los imanes que estaban en la celebración. Junto a esta gran alegría y emoción al ver oficialmente a nuestras hermanas en los altares, pudimos relativizar el contratiempo de trasladarnos de una ciudad a otra con una lentitud exagerada a causa de los continuos controles policiales en la autopista, que a punto estuvo de impedirnos llegar a tiempo a tan solemne ceremonia.
Día 9: recorrido histórico: EMOCIONES y ESPERANZA. Una jornada en familia recorriendo los lugares donde nuestras hermanas Esther y Caridad desarrollaban su labor y donde fueron asesinadas; el barrio de Bab El Oued fue el centro de nuestras miradas, pasos y emociones, especialmente las estancias de la que fuera su casa y por supuesto la puerta de la capilla de las Hermanitas de Foucauld donde antes de entrar para la misa del Domund de 1994 (un 23 de octubre) recibieron sendos disparos en la cabeza y entregaron su vida al Dios de la Vida por quien siempre habían trabajado día a día con los más necesitados del pueblo argelino.
También visitamos la «casbah» de Argel, y en ella la biblioteca donde trabajan nuestras hermanas Agustinas, y en la que fue asesinado el primero de los 19 mártires de esta causa, el marista Henri Vergès. La conclusión de este emotivo día fue una misa en la basílica de Notre Dame d’Afrique, regida por los Padres Blancos; presidió la celebración el obispo de Perpignan, acompañado por el obispo emérito de Argel Mons. Henri Teissier.
Fue una ceremonia de acción de gracias y confraternización con el mundo musulmán del entorno, pues no en vano a esta advocación de María se le evoca como protectora de los cristianos y musulmanes. Finalizó tan grata jornada con una cena y larga tertulia abierta, donde todos, incluidos algunos españoles residentes en Argel, pudimos expresar largamente las vivencias y sentimientos de esos tres días en torno a la beatificación y vida de nuestras mártires y de los 17 hermanos cuya historia personal, igual que su vida y su muerte dan fecundidad y brillo a la Iglesia.
Día 10: la despedida y el viaje de retorno a Madrid. Antes de partir de nuestra residencia de Notre Dame d’Afrique en Argel, fuimos recibidos por el Sr. Nuncio Luciano Russo y el Cardenal que presidió la beatificación Angelo Becciu. Todos volvíamos a nuestras vidas cotidianas cargados de emoción y esperanza.
JUAN MANUEL PANIAGUA MIGUÉLEZ
Un agustino peregrino en la tierra de nuestro padre san Agustín y de nuestras hermanas mártires Esther y Caridad.