Al cumplirse 400 años de su muerte

«Entre Roma y Pekín»: Mateo Ricci

Exposición en el Vaticano sobre Occidente y China en su homenaje

Un verdadero puente de diálogo y de intercambio entre Europa y China

Los museos del Vaticano exhiben a partir del viernes y hasta el 24 de enero una exposición sobre Occidente y China en homenaje al misionero jesuita Matteo Ricci, primer occidental enterrado en Pekín, al cumplirse 400 años de su muerte.

La muestra reúne obras occidentales de los siglos XVI y XVII y objetos y pinturas chinas de diferentes épocas para recordar la vida de este misionero que entró en Pekín y fue recibido en la corte imperial como embajador europeo el 24 de enero de 1601.

Desempeñó esta función hasta su muerte, el 11 de mayo de 1610, y el emperador, por primera vez en la historia del país, cedió una parcela para su sepultura.

Matteo Ricci -que hablaba con fluidez mandarín, se vestía como los letrados del imperio y era conocido por el nombre de Li Mado- constituyó «un verdadero puente de diálogo y de intercambio entre Europa y China«, subrayó el miércoles monseñor Claudio Giuliodori, obispo de Macerata (centro), la ciudad natal de Matteo Ricci.

El jesuita divulgó en Occidente los textos de Confucio y «estableció un diálogo intenso con los letrados y los hombres de cultura más ilustres de China».

Monseñor Giuliodori deseó que a la luz de este testimonio «la amistad con el pueblo chino pueda crecer y los lazos de comunión con los católicos de este gran país reforzarse».

Las relaciones entre el Vaticano y China son complicadas debido a la existencia de una Iglesia oficial que la Santa Sede no reconoce. Y a la inversa: Pekín no reconoce a la Iglesia clandestina.

La exposición tiene una escenografía bicolor: azul para Occidente y roja para China, destacó Antonio Paolucci, director de los museos del Vaticano.

Aunque no son muchas las obras expuestas, se puede admirar, junto a numerosos instrumentos científicos, un fantástico cuadro de Rubens (‘El milagro de san Ignacio de Loyola’, fundador de la orden de los jesuitas) y otro de Veronese (‘Alegoría de la batalla de Lepanto’).

En el lado chino figura un impresionante altar dedicado a Confucio, algunas estampas y estatuillas de diversas épocas, como un cortejo funerario de la época Ming (XIV-XVII), y una asombrosa Virgen con el Niño del siglo XVI en el que Cristo aparece representado con rasgos asiáticos.(RD/Agencias)

 

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