Se ocupará de los 400.000 sacerdotes que hay en el mundo

Otro riojano en la cúpula vaticana

Celso Morga Iruzubieta, nuevo número tres de la Congregación para el Clero

Son muchos los sacerdotes que nos comunican su deseo de regresar a su acción pastoral

Cuenta Pablo J. Pérez en La Rioja que otro riojano comienza a hacerse visible dentro de la jerarquía vaticana. Celso Morga Iruzubieta ha sido designado por el Papa Benedicto XVI como subsecretario de la Congregación para el Clero, lo que supone convertirse en la tercera persona en la jerarquía de esa Congregación.

Las congregaciones, o dicasterios, son los equivalentes a los ministerios en los gobiernos y están dirigidos por un cardenal, en este caso por el brasileño Claudio Hummes; un secretario, que en el del Clero es el arzobispo Mauro Piacenza, y un subsecretario, puesto para el que ha sido nombrado por el Papa este sacerdote nacido en Huércanos, que ya lleva 20 años en el estado vaticano pero que ahora asume el desafío de dirigir la Congregación para el Clero, una compleja organización que se encarga de encauzar todo tipo de asuntos relacionados con los 400.000 sacerdotes que hay repartidos en el mundo desarrollando su actividad pastoral.

Nacido en Huércanos el 28 de enero de 1948, Morga Iruzubieta cuenta en la actualidad con 61 años de edad. Estudió y recibió su ordenación como sacerdote en el Seminario de Logroño y estuvo destinado en las parroquias de Anguiano y de Viguera. Durante unos años fue juez del Tribunal Eclesiástico Diocesano, cargo que desempeñó compatibilizándolo como párroco de la logroñesa iglesia de San Miguel.

Como otros muchos sacerdotes también sintió la vocación misionera, que le llevó a pasar una temporada en la Córdoba argentina. De ágil y cálida pluma ha escrito dos libros. Adoro te devote, editado por Palabra y, en el año 2007, La Pasión y la Muerte del Señor, como recordaba oportunamente el boletín ‘Pueblo de Dios’ del 11 de marzo de aquel año.

Desde hace veinte años trabaja en el Vaticano, en la Congregación para el Clero, «donde nos encargamos de canalizar todas las necesidades, proyectos, ideas y peticiones de los sacerdotes de todo el mundo», como manifestó él mismo ayer a Diario LA RIOJA desde Roma. «Es muy frecuente -comentaba- que los sacerdotes se dirijan al Papa para plantearle multitud de cuestiones y toda esa gestión se canaliza a través de la Congregación para el Clero».

Morga Iruzubieta reconoce que muchas de esas cuestiones son proyectos que tratan de sacar adelante con los escasos recursos de que disponen. Pero en otros casos «son asuntos más tristes, como cuando piden la dispensa para dejar el sacerdocio, aunque también son muchos los que nos comunican su deseo de regresar a su acción pastoral».

Esta Congregación fue recreada por el Papa Pablo VI en 1967, sustituyendo a la Congregatio Cardenalium Concilii Tridentini interpretum, que se encargaba de cuidar la recta interpretación y observación práctica de las normas sancionadas por el Concilio de Trento. En su nueva reformulación se le encargó al dicasterio un triple objetivo. En primer lugar, recoge, sugiere y promueve iniciativas para la santidad y la actualización intelectual y pastoral del Clero (sacerdotes diocesanos y diáconos) y para su formación permanente; y vigila sobre los capítulos catedralicios, sobre los consejos pastorales, sobre los consejos presbiterales, sobre las parroquias y sobre los párrocos y sacerdotes que ejercitan el ministerio pastoral.

En segundo lugar, este dicasterio tiene una función catequista, porque cuida la promoción de la formación religiosa de los fieles de toda edad y condición y concede la necesaria aprobación de la Santa Sede para los catecismos y directorios emanados por las Conferencias Episcopales. Además, la Congregación ejerce una función administrativa ya que es competente en materia de conservación y administración de los bienes temporales de la Iglesia: bienes inmuebles, tasas, tributos, alienaciones; le compete también todo aquello que se refiere a la remuneración, la pensiones por invalidez o vejez y la asistencia sanitaria del clero.

Con este panorama no es de extrañar que Celso Morga afirmase ayer: «Trabajo no nos falta». «En la Congregación», agregó, «nos ocupamos de muchas cosas, en las que están presentes muchos sacerdotes en todo el mundo». Y es que, según monseñor, hay 400.000 repartidos por los cinco continentes, unos recursos humanos impresionantes a los que hay que atender de forma personalizada, dando respuesta a sus inquietudes para descargar al Papa y a otras congregaciones de esa tarea.

Pero al sacerdote riojano no se le nota cansado. Por el contrario, como se desprende de la conversación telefónica mantenida ayer con él, desborda optimismo y buena voluntad.

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