"Además del pan, el ser humano necesita a Dios"
El Papa ha afirmado que Jesús, «sin duda», condena la indiferencia actual ante la muerte de cientos de millones de personas por falta de alimentos, agua y medicina y ha denunciado que en el corazón del hombre existe una misteriosa connivencia con el mal.
Benedicto XVI así lo ha manifestado en su Mensaje para la Cuaresma 2010, que tiene como lema «La justicia de Dios se ha manifestado por la fe en Jesucristo», presentado hoy en el Vaticano por el cardenal Paul Josef Cordes, presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum», el organismo de la Santa Sede que se encarga de distribuir la caridad del Papa.
En su Mensaje, el Pontífice habla de la justicia, definida como «el dar a cada uno lo suyo», y asegura que «aquello de lo que el hombre tiene más necesidad no se le puede garantizar por ley», sino que el hombre «vive del amor que sólo Dios puede comunicarle».
«Los bienes materiales son útiles y necesarios y es más, Jesús, sin duda, condena la indiferencia que también hoy provoca la muerte de centenares de millones de personas por falta de alimentos, de agua y de medicinas. Pero la justicia ‘distributiva’ no proporciona al ser humano todo ‘lo suyo’ que le corresponde. Además del pan, el ser humano necesita a Dios«, señaló el Obispo de Roma.
El Papa se preguntó de dónde viene la injusticia y señaló que ésta, «fruto del mal«, no tiene raíces exclusivamente externas, si que tiene su origen en el corazón del hombre, «donde se encuentra el germen de una misteriosa convivencia con el mal».
A este respecto, el cardenal Cordes precisó que el dictador soviético Stalin, con su actuación en Ucrania, donde murieron millones de personas de hambre, y Hitler en el campo de exterminio de Auschwitz mostraron cómo el mal surge del corazón del hombre.
«No tuvieron escrúpulos a dar libre desahogo a su maldad. Por ello el corazón del hombre necesita ser sanado desde dentro«, afirmó el cardenal alemán.
Benedicto XVI denunció también el egoísmo, que -dijo- lleva al hombre a replegarse en sí mismo, a imponerse por encima de los demás y contra los demás y señaló que para «entrar en la justicia» es necesario «salir de esa ilusión de autosuficiencia, de profundo estado de cerrazón, que el origen de nuestra injusticia».
El Papa señaló que para salir de esa situación, es necesaria una «liberación del corazón» y la justicia de Cristo, que, aseguró, es la justicia que viene de la gracia, del amor de Dios.
«Convertirse a Cristo significa salir de la ilusión de la autosuficiencia para descubrir y aceptar la propia indigencia, indigencia de los demás y de Dios, exigencia de su perdón y de su amistad», añadió.
Benedicto XVI subrayó en su mensaje que el cristiano está llamado a contribuir a la formación de sociedades justas, donde todos reciban lo necesario para vivir según su propia dignidad de hombres y donde la justicia sea vivificada por el amor.
El Papa Ratzinger hizo votos para que el tiempo de Cuaresma, penitencial, sea para todos los cristianos un tiempo de auténtica conversión y de intenso conocimiento del misterio de Cristo, «que vino para cumplir toda justicia».
El Mensaje papal es la antesala de las actividades del Pontífice durante la Cuaresma. El 17 de febrero se trasladará a la basílica romana de Santa Sabina para presidir los ritos del Miércoles de Ceniza, que abren el tiempo de Cuaresma.(RD/Efe)
