Dios sigue siempre ahí "perdonando nuestros errores y hablando interiormente a nuestra conciencia para llamarnos a él"
El papa Benedicto XVI afirmó hoy durante el rezo del Ángelus dominical que el ateísmo esconde, no pocas veces, la exigencia de descubrir la verdadera cara de Dios.
El Pontífice se refirió durante el rezo del cuarto domingo de la Cuaresma a la parábola del «Hijo Pródigo«, en la que, según él, quedan reflejados dos modos «inmaduros» de relacionarse con Dios: la rebeldía y la hipocresía, al tiempo que comparó el progreso en la relación paterno-filial con el que se produce con Cristo.
«Puede haber una fase que es como la infancia: una religión movida por la necesidad, por la dependencia. A medida que el hombre crece y se emancipa, quiere liberarse de esta sumisión y ser libre, adulto, capaz de regularse por sí solo y de hacer sus propias elecciones de modo autónomo, pensando, incluso, que puede prescindir de Dios«, dijo el Pontífice.
«Esta fase, por cierto, es delicada, puede conducir al ateísmo, pero también esto, no pocas veces, esconde la exigencia de descubrir la verdadera cara de Dios«, añadió.
Según el Papa, «afortunadamente» Dios no deja nunca de ser fiel y está siempre ahí, aunque nos alejemos o «nos perdamos», dándonos siempre su amor, «perdonando nuestros errores y hablando interiormente a nuestra conciencia para llamarnos a él».
En la parábola del «Hijo Pródigo», «los dos hijos representan dos modos de relacionarse con Dios: la rebeldía y la hipocresía. Ambas formas se superan a través de la experiencia de la misericordia», afirmó Benedicto XVI, quien además apuntó que la familia es la «esperanza» de Europa.
Ya en español, Benedicto XVI dirigió un especial saludo a los grupos de las parroquias de Nuestra Señora del Sagrado Corazón y de Nuestra Señora del Tránsito, en Madrid; de San Isidro, San Francisco y Santa María, en Almería, y de la Inmaculada Concepción y de Santiago, en Sevilla, presentes en el Vaticano.
El Pontífice saludó además en portugués a los brasileños que se acercaron a una concurrida Plaza de San Pedro. (RD/Efe)