Bajo esta especie de régimen carcelario, sólo podían recibir una llamada mensual, se les obligaba a mantenerse en silencio casi todo el tiempo y se les exigía pedir permiso hasta para ir al baño
La Asociación de Víctimas de los Legionarios se reunió el año pasado con Ricardo Blázquez, vicepresidente de la Conferencia Episcopal y uno de los cinco obispos designados por el Papa para investigar a la Congregación en todo el mundo. Las víctimas de Maciel y la Legión han denunciado ante la Santa Sede más de 200 casos de abusos. Además, según cuenta Milenio, la congregación mantenía a 900 mujeres en estado de virtual esclavitud, siendo «aisladas desde el primer momento» de su ingreso y sólo podían visitar a sus familias 15 días cada 7 años y ser visitadas una vez cada año por sus padres». Además, sólo podían recibir una llamada mensual.
Según ha relatado a la Ser el secretario de la Asociación, Patricio Cerda, en aquel encuentro, celebrado en la sede de la Conferencia Episcopal, le hicieron entrega a Blázquez de un dossier con casos documentados de presuntos abusos cometidos por religiosos y sacerdotes en Chile, Argentina, Brasil, México, y también España.
En total, la Asociación ha denunciado ante el Vaticano unos 200 casos documentados, con nombres y apellidos, entre ellos una veintena en España.
Según Patricio Cerda, esos casos corresponden a víctimas de presuntos abusos cometidos en un seminario cántabro y en un colegio de Madrid, ambos en la década de los noventa. Nunca fueron denunciados ante la justicia ordinaria y tampoco fueron objeto de sanciones por parte de la Congregación que, en el caso del colegio madrileño, se limitó a trasladar a Estados Unidos al presunto autor de los abusos, que se dedicaba a fotografiar desnudos a los niños.
La asociación asegura que los abusos no se limitan a la figura del fundador de la Orden, el ya fallecido Marcial Maciel, acusado por el propio Vaticano de graves delitos de pederastia y de llevar una doble vida, que incluyó relaciones con dos mujeres con las que tuvo al menos tres hijos.
Las víctimas insisten en que la red de poder y silencio impuesta por Maciel permitió la ramificación de los abusos en parte de la cúpula de los Legionarios, ante lo que piden una depuración total y completa de la jerarquía de la orden.
Además, animan a las víctimas a que rompan su silencio, alentadas por la intervención del Vaticano, aunque reconocen el «miedo insuperable» que muchas de ellas tienen a denunciar lo ocurrido tras años de silencio y aislamiento. Según explica el secretario de la Asociación, Patricio Cerda, «es lo que llamamos un incesto espiritual. Son menores que han sufrido abusos por parte de sacerdotes en quienes habían depositado toda su confianza, y a quienes tenían como ejemplo de vida y religiosidad».
La denuncia interna, además, siempre estuvo cercenada por el denominado «cuarto voto«, una imposición interna diseñada por Maciel que impedía cualquier atisbo de crítica a los superiores jerárquicos de la Congregación. A todo ello se unen las poderosas conexiones económicas y sociales de los Legionarios de Cristo, particularmente en América Latina. Una circunstancia que en el pasado permitió a Maciel comprar voluntades en el Vaticano y que, en determinados ámbitos, ha valido a los Legionarios de Cristo el sobrenombre de «Millonarios de Cristo».
La Congregación tiene 800 sacerdotes, 2.500 seminaristas y 65.000 miembros laicos en una treintena de países. En España, la labor de los Legionarios está fuertemente vinculada al ámbito educativo. Cuentan con la Universidad privada «Francisco de Vitoria» en Madrid y media docena de colegios en Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla.
Por otro lado, ayer se supo que los Legionarios mantenían a 900 mujeres en estado de virtual esclavitud, denunció hoy el diario mexicano Milenio.
Las mujeres, pertenecientes a la sección de laicos de la organización, denominada Regnum Christi, eran reclutadas entre familias adineradas y se le despojaba de sus bienes y mantenía en estado de reclusión casi total.
El matutino indicó que el grupo de 5 visitadores apostólicos nombrado por el Papa el año pasado para investigar la orden fundada por Marcial Maciel se mostró sorprendido por la existencia de estas mujeres sometidas a rigurosas normas que incluían votos de «castidad, pobreza y obediencia».
«Mujeres sonrientes, con buenos modales, de buena presencia y escasa formación cultural y religiosa, que decidieron consagrar su vida al Regnum Christi de los Legionarios de Cristo», describe el periódico.
A ellas se les exigía entregar la mitad de sus bienes a los 15 años de haber sido consagradas y la totalidad a los 25. «Tan sólo para el cumpleaños de Maciel, cada 10 de marzo se les solicitaba un «regalo económico», un cheque aproximado de 250 mil dólares, cantidad que cada año se intentaba superar», relata el matutino.
Las mujeres eran «aisladas desde el primer momento» de su ingreso y sólo podían visitar a sus familias 15 días cada 7 años y ser visitadas una vez cada año por sus padres.
Además, bajo esta especie de régimen carcelario, sólo podían recibir una llamada mensual, se les obligaba a mantenerse en silencio casi todo el tiempo y se les exigía pedir permiso hasta para ir al baño.
Los centros donde están instaladas las mujeres se ubican en España, México, Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania y Nueva Zelanda.
Entre las obligaciones a las que estaban sometidas figuraba la de «no criticar jamás» los actos de los directivos de la orden y delatar a quien lo hiciera