La leyenda dice que poco antes de morir cayó en éxtasis, conservando el pulso y las pupilas claras más de 24 horas, manando sangre fluida al hacer algún corte
Todos los 15 de febrero se repite el mismo ritual. Miles de personas hacen colas interminables para contemplar durante unos segundos el cuerpo incorrupto de sor María de Jesús en el convento de Las Catalinas de La Laguna. Lo cuenta Rosa Rodríguz en Canarias 7.
La Siervita, como se conoce popularmente a la monja, falleció el 15 de febrero de 1731 y su cuerpo permanece intacto 280 años después y continúa, aseguran, «haciendo milagros».
En Tenerife nadie duda de su santidad, sin embargo, en el Vaticano no lo tiene tan claro y una vez más el proceso de beatificación de la monja de El Sauzal, que se inició en 1992, está paralizado porque sus milagros siguen sin obtener la certificación oficial.
La madre superiora del convento, sor María Cleofé, ha tenido que contar otro año más que «el Vaticano ha rechazado los milagros que se le presentaron».
La vida de la religiosa cuenta con diversos episodios milagrosos o sobrenaturales que, a buen seguro, no habrían trascendido si su cuerpo no hubiese permanecido incorrupto más tres siglos. La leyenda dice que poco antes de morir cayó en éxtasis, «conservando el pulso y las pupilas claras más de 24 horas, manando sangre fluida al hacer algún corte, y un líquido transparente que mantuvo su fragancia a jazmín hasta varios años después».
En enero del año 1734, cuando se procedía al traslado de los restos, se descubrió que permanecía intacto.