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(Giovanni María Vian, en L’Osservatore Romano).- No es difícil entrevistar al director de «La Civiltà Cattolica» tras los primeros cien días al frente de la histórica cabecera. Simplifica el encuentro no sólo la relación utracentenaria que liga al periódico de la Santa Sede con la revista más conocida y autorizada de los jesuitas italianos, ni el compañerismo, sino sobre todo la disponibilidad del padre Antonio Spadaro y su cordial amistad, en el recuerdo común de muchas personas queridas y contemplando juntos el futuro.
¿Qué significó el nombramiento como director de «La Civiltà Cattolica»? ¿Y cuál es el balance después de los primeros «fatídicos» cien días?
Viví el nombramiento con temor. Mi primer artículo en la revista se remonta a 1994, cuando tenía 27 años. Sin embargo ser su director significa ver las cosas desde una perspectiva diferente. La revista tiene 162 años de vida y ha jugado un papel muy importante en la historia cultural y política de nuestro país; además, en la formación de los católicos italianos: la responsabilidad es grande. Hoy, después de cien días de trabajo, advierto con fuerza el deseo de dar el máximo, en un momento en que el mundo de las revistas y el de la comunicación cultural está cambiando profundamente.
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