El Papa dijo que la verdad exige una búsqueda auténtica: para superar el escepticismo y el relativismo, pero también la irracionalidad y el fanatismo
(Giovanni María Vian, en L’Osservatore Romano).- Bajo el signo del binomio verdad y libertad ha concluido la visita a Cuba del Papa, que así completó su tercer viaje americano, vigésimo tercero internacional del pontificado. En seis días, durante los cuales al menos un millón y medio de mexicanos y más de medio millón de cubanos- por las calles y en las celebraciones litúrgicas- han podido ver directamente a Benedicto XVI. Y una vez más el itinerario del Pontifice se ha visto salpicado de repetidas manifestaciones de afecto y entusiasmo auténticos, dirigidas a un Papa que atrae cada vez más por su tímida amabilidad.
Verdad y libertad son, por lo tanto, las palabras que Benedicto XVI ha encomendado a todo el pueblo cubano, quince años después de que su predecesor recorriera la isla caribeña pidiendo que Cuba se abriera al mundo y el mundo a Cuba. Desde entonces se han dado algunos pasos adelantes en esa apertura, ciertamente no fácil entre otras cosas por las relaciones internacionales, a las cuales se ha añadido en los últimos años la crisis económica global. Ahora, sin embargo, se debe continuar, y el Papa lo dijo explícitamente en la homilía durante la misa en La Habana y en el discurso de despedida.
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