Todos necesitamos aprender siempre de nuestra Madre celeste
«Todos necesitamos aprender siempre de nuestra Madre celeste: su fe nos invita a mirar más allá de las apariencias y a creer firmemente que las dificultades cotidianas preparan un primavera, que ya empezó en Cristo Resucitado». Lo ha recordado el Santo Padre Benedicto XVI al finalizar la procesión que se ha llevado a cavo la tarde del 31 de mayo,como clausura del mes mariano, en los jardines vaticanos.
Citando la fiesta litúrgica de la visita de María a su prima Santa Isabel, que se celebra el 31 de mayo, el Papa ha recordado que «esto evento se caracteriza por la alegría que expresan las palabras, con las que la Virgen Santa glorifica al Todopoderoso, por las grandes cosas que Él ha cumplido mirando la humildad de su sierva…
«El Magníficat es el canto de alabanza de la humanidad redimida por la divina misericordia, que eleva todo el pueblo de Dios; Y, al mismo tiempo, es el himno que denuncia la ilusión de los que se creen señores de la historia y árbitros de su destino. Al contrario, María centró toda su vida en Dios, entregándose confiadamente a su voluntad y diseño de amor».
Por último el Papa ha exhortado «a dejarse contagiar» por la alegría espiritual y la fe de la Virgen «que encuentra su manantial más profundo en el Señor», ya que «el gozo, fruto del Espíritu Santo, es característica fundamental del cristiano, se afianza en la esperanza en Dios, se fortalece con l a oración incesante y permite afrontar con serenidad las tribulaciones«.