"Que no se ahorre esfuerzo alguno por parte de la comunidad internacional para que Siria salga de la actual situación de violencia
Benedicto XVI hizo hoy un llamamiento para que cese la violencia en Siria y pidió a la comunidad internacional que «no ahorre esfuerzos» para «evitar que la situación desemboque en un conflicto generalizado», con graves consecuencias para toda la región.
El papa hizo ese llamamiento en el discurso que dirigió a los miembros de «Reuniones de Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales» (ROACO), ante los que pidió que se garantice a la población «la necesaria asistencia humanitaria».
«Que no se ahorre esfuerzo alguno por parte de la comunidad internacional para que Siria salga de la actual situación de violencia y crisis, que dura ya desde hace mucho tiempo y corre el riesgo de convertirse en un conflicto generalizado que tendría consecuencias negativas para el país y toda la región», afirmó el Pontífice.
Ante cardenales y representantes de las iglesias orientales en comunión con Roma, presentes en la audiencia, celebrada en el Vaticano, Benedicto XVI reafirmó «su cercanía» a los «hermanos y hermanas de Siria, en particular los niños inocentes y los más indefensos, ante los grandes sufrimientos que padecen».
El Obispo de Roma hizo votos para que los sirios «no pierdan la esperanza en estos momentos oscuros» y pidió «a los que tienen responsabilidad» que cese «todo derramamiento de sangre, así como la violencia, que lleva sólo a la muerte y al dolor«.
Benedicto XVI agregó que el dolor y la muerte «tienen que dejar espacio a la reconciliación, la concordia y la paz«.
Tras advertir de que el conflicto actual en Siria se puede «generalizar», con «graves consecuencias negativas para el país y para toda la región» de Oriente Medio, Benedicto XVI expresó su preocupación por las poblaciones afectadas.
«Hago un apremiante y afligido llamamiento para que, ante la necesidad extrema de la población, se garantice la asistencia humanitaria, también a las muchas personas que han tenido que abandonar sus casas y muchas de ellas han tenido que refugiarse en países vecinos», señaló el papa.
El Pontífice subrayó que «el valor de la vida humana es un bien precioso que hay que tutelar siempre». (RD/Efe)