También reclamaban el uso exclusivo de la liturgia de 1962 y la garantía de al menos un obispo
«La libertad de preservar, transmitir y enseñar la sana doctrina del Magisterio de la constante Tradición de la Iglesia y la verdad inmutable de Dios, la libertad para defender, ajustar y denunciar, incluso públicamente, los defensores de los errores o las innovaciones de la modernidad, el liberalismo, el Concilio Vaticano II y sus consecuencias«. Ésta fue una de las condiciones irrenunciables que han llevado a los lefebvrianos a decir «no» a la propuesta de Roma para regresar a la comunión, como anunció en su día Religión Digital y hoy confirma Andrea Tornielli en Vatican Insider.
Así se desprende de un documento, que el secretario general de la congregación, Christian Thouvenot, ha enviado a los responsables de la fraternidad, donde les indica las razones de la negativa y las condiciones que se pusieron a Roma. Las principales son tres: la primera ya citada; la segunda, basada en «el uso exclusivo de la liturgia de 1962«, instando a la Santa Sede a que «mantenga los sacramentos que tenemos actualmente (y que incluyen: órdenes, confirmaciones, bodas)». La tercera condición, «la garantía de al menos un obispo».
Junto a ello, la fraternidad menciona otras tres condiciones «no vinculantes«. La oportunidad de que sus tribunales eclesiásticos propios de primera instancia, la exención de las casas de la fraternidad por la relación con los obispos diocesanos, la Pontificia Comisión para la tradición dependiente del Papa, con la mayoría de los miembros y el presidente favorables a la tradición.