Don José María era consciente de que para la evangelización del mundo del trabajo no bastaba explicar la doctrina social
Roma ha acogido esta semana, en un doble acto, la presentación de la Experiencia Cooperativa de Mondragón y la figura de su fundador, el sacerdote vasco José María Arizmendiarrieta.
En el instituto María Bambina, junto a la Plaza San Pedro, el Cardenal Peter Turkson recordó este pasado martes el apoyo tradicional de la doctrina social de la Iglesia al cooperativismo, como «expresión de la complementariedad entre la persona y la sociedad, donde mejor se conjugan la libertad de la persona en el campo económico y el bien común de toda la sociedad». Asimismo, reconoció en Mondragón una de las «buenas prácticas de ética social en la empresa a escala internacional».
En la víspera, en el Centro de Estudios Eclesiásticos de la Iglesia de Santiago y Montserrat, tras la acogida por el rector, Mariano Sanz, el secretario general del Consejo Pontificio Justicia y Paz, el salesiano Mario Toso, habló del vínculo existente entre el acto de presentación de la Experiencia Cooperativa y la temática del Sínodo de Obispos sobre la nueva evangelización.
En este sentido, dijo que «en Arizmendiarrieta encontramos realmente un ministerio de evangelización de lo social. Don José María era bien consciente de que para la evangelización del mundo del trabajo no bastaba explicar la doctrina social, sino que eran necesarias las obras y el testimonio».
Por su parte, el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, que saludó a los presentes en nombre de la Diócesis, recordó la «profunda identificación cristiana con la que Don José María vivió su vida, siendo buen exponente de la espiritualidad de entrega sacerdotal del Seminario de Vitoria».
Asimismo, destacó su labor de acompañamiento y formación integral a los jóvenes desde el centro de Acción Católica y de la JOC, a la Escuela Profesional, embrión de la actual Universidad de Mondragón, hasta el apoyo a la creación de las primeras cooperativas, todo ello desde la «pasión por entregar su vida para Dios y para el prójimo».
También Jiménez Brea, ex-dirigente de diferentes cooperativas que convivió en sus últimos años de vida con Arizmendiarrieta, subrayó la idea principal en que siempre insistía el «apóstol de la Cooperación».
«En la empresa capitalista es el capital quien alquila el trabajo de las personas, mientras que en la empresa comunitaria es el trabajo el que se sirve del capital, desarrollándose la persona de forma integral, en su libertad, creatividad, capacidades, solidaridad, responsabilidad. En sus oraciones, el sacerdote vasco pedía hermanar el sentido de la justicia social con la exquisita caridad cristiana», resumió.
EXPERIENCIA COOPERATIVA
Por otro lado, Juan Manuel Sinde, que ha ocupado diferentes responsabilidades directivas en Caja Laboral y en la Corporación, además de ser secretario de la Comisión Postuladora para la Beatificación de Arizmendiarrieta, sintetizó las características empresariales que distinguen la experiencia cooperativa.
Entre ellas, citó la propiedad cooperativa y participación de los trabajadores, que eligen a los directivos, la reinversión de beneficios en lugar de reparto individual de los mismos, los fondos de intercooperación para la formación, innovación, internacionalización, y ayuda a cooperativas en dificultades, el intervalo salarial de uno a seis cuando en la multinacional capitalista es de 1 a 200 e incluso de 1 a 1.000, la cultura de diálogo y negociación frente a la confrontación para la gestión de conflictos y la toma de decisiones.
En la conclusión del acto de la Plaza San Pedro, el cardenal Antonio Cañizares, «buen conocedor» del Seminario de Vitoria y de los frutos que ha dado en diferentes campos (misiones o reforma litúrgica) destacó la proyección de su formación en el campo social en personas como el sacerdote donostiarra Ricardo Alberdi y el propio José María, del que dijo que «es una figura de gran alcance futuro».
Destacó que su mensaje de «la persona en solidaridad no subordinada al lucro es especialmente necesario en esta hora en que el economicismo ahoga a Europa«. «La experiencia cooperativa de Mondragón es un ‘don de Dios’ para afrontar la crisis económica mundial, uniendo valores éticos y competitividad», añadió.
Monseñor Blázquez, vicepresidente de la CEE y anterior obispo de Bilbao por 15 años, señaló que «éste es un acto de memoria y de esperanza». Recordó que nació en Bizkaia, en Markina, que se formó en Vitoria y que trabajó en Arrasate-Mondragón (Gipuzkoa), siendo por tanto un cura de las tres diócesis vascas.
Entre los asistentes hubo profesores de la Universidad Gregoriana, de la Facultad de Teología de Catalunya, representantes de la Embajada de España y de Uruguay ante la Santa Sede, religiosas de diferentes Congregaciones. También estaban Ignacio Echarte, secretario general de la Curia de los Jesuitas en el mundo, Joune Arregui, coordinadora general de la Unión Internacional de Congregaciones religiosas femeninas y el vicario general de San Sebastián, Joseba González.
El cardenal Peter Turkson, en su intervención en el Sínodo de Obispos, dio a conocer la experiencia cooperativa de Mondragón. El Consejo Pontificio ha distribuido su biografía a todos los padres sinodales. (RD/EP)