Guzmán Carriquiry: "Los hispanos no son un problema, sino un aporte"
Benedicto XVI ha remarcado la importancia de «una adecuada catequesis y una recta y constante formación doctrinal» en la misión de la Iglesia en América, como «aportación insustituible» a la Iglesia Universal, durante la apertura del Congreso Internacional ‘Ecclesia in America’, que se celebra en el Vaticano del 9 al 12 de diciembre.
Además, el Pontífice ha recordando que «el beato Juan Pablo II, tuvo la clarividente intuición de incrementar las relaciones de cooperación entre las Iglesias particulares de toda América, del Norte, del Centro y del Sur, y, a la vez, suscitar una mayor solidaridad entre sus naciones». En este sentido, ha señalado que en la actualidad estos propósitos merecen ser retomados con vistas a que el mensaje redentor de Cristo se ponga en práctica con mayor ahínco y produzca abundantes frutos de santidad y renovación eclesial«.
El congreso, que cuenta con más de 200 participantes, repasará la exhortación apostólica ‘Ecclesia in América’ publicada el 22 de enero de 1999 por Juan Pablo II. Según ha indicado el presidente de la Pontificia Comisión para la América Latina, el cardenal Marc Ouellet «más del 50 por ciento de los católicos de todo el mundo» se encuentran en América.
El Pontífice ha recordado que «el tema que guió las reflexiones de aquella Asamblea sinodal puede servir también de inspiración para los trabajos de estos días». En este sentido, Benedicto XVI ha asegurado que la Exhortación apostólica ‘Ecclesia in America’ apuntaba ya «a retos y dificultades que en la hora actual siguen presentes con singulares y complejas características». Así, se ha referido al secularismo y a diferentes grupos religiosos que «se expanden por todas las latitudes, dando lugar a numerosas problemáticas».
Igualmente, ha añadido que «la educación y promoción de una cultura por la vida es una urgencia fundamental ante la difusión de una mentalidad que atenta contra la dignidad de la persona y no favorece ni tutela la institución matrimonial y familiar».
El Papa ha recordado las «dolorosas situaciones de emigración, desarraigo o violencia, especialmente las causadas por la delincuencia organizada, el narcotráfico, la corrupción o el comercio de armamentos» y «las lacerantes desigualdades y las bolsas de pobreza provocadas por cuestionables medidas económicas, políticas y sociales». Por ello, «la Iglesia católica tiene la convicción de que la luz para una solución adecuada sólo puede provenir del encuentro con Jesucristo. «Esta es la fuerza decisiva para la transformación del Continente americano», ha concluido
Al finalizar, el Pontífice ha destacado que «el amor de Cristo urge a dedicarse sin reservas a proclamar su nombre en todos los rincones de América, llevándolo con libertad y entusiasmo a los corazones de todos sus habitantes». Por ello, considera preciso asumir este cometido «animando a los sacerdotes, a los diáconos, los consagrados y los agentes de pastoral a purificar y vigorizar cada vez más su vida interior a través del trato sincero con el Señor y la participación digna y asidua en los sacramentos».
La inmigración hispana a EEUU es objeto de prejuicios, injusticias y violencia cuando no está bien afrontada, dijo hoy Guzmán Carriquiry, secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, y recordó que la Iglesia de Estados Unidos cree que los hispanos «no son un problema, sino un aporte«.
La Iglesia quiere humanizar el tema migratorio, subrayó el uruguayo Carriquiry en el congreso «Ecclesia in América». Señaló que este congreso se celebra quince años después del Sínodo de Obispos para América, convocado por Juan Pablo II en 1997, y su objetivo es intensificar la unidad y cooperación entre las iglesias americanas para afrontar problemas y retos comunes, algunos de los cuales, una década y media después, son muchos más graves.
Entre esos destacó la inmigración hispana hacia EEUU, que sufre prejuicios, injusticias y violencia cuando no está bien afrontada.
«Es impresionante tener en cuenta los miles de centroamericanos que recorren México de sur a norte hacia esa meta sufriendo toda clase de vejaciones y violencias», denunció Carriquiry.
Agregó que «en EEUU se levantan no sólo muros físicos con México, sino que también se impone a menudo la separación de las familias de los hispanos inmigrantes y la deportación de muchos hispanos ‘indocumentados’ que viven en el país o incluso nacieron allí».
El laico uruguayo subrayó que los obispos de EEUU siempre han considerado a los hispanos «no como un problema, sino como un aporte providencial para la vida nacional» y ello «les honra».
En su opinión, la Iglesia no puede desentenderse de humanizar la cuestión migratoria y, «aunque respetando la legítima legislación de los Estados», tiene que atenderlos con espíritu de caridad y servicio y desde un punto de vista pastoral y evangelizador.
También resaltó como problemas que se han agravado en los últimos años la violencia urbana que azota muchas regiones del continente y las agresiones contra la vida, el matrimonio entre hombre y mujer y la familia.
El desempleo que afecta a miles de jóvenes, «que caen en la violencia, el alcohol, las drogas y los placeres efímeros«, y las amplias bolsas de pobreza e indigencia existentes en el continente también obligan a la Iglesia a ofrecer su caridad y solidaridad, señaló.
Carriquiri afirmó que una auténtica solidaridad continental «requiere pasar de la dialéctica de la sospecha, del rechazo y las acusaciones a una actitud de respeto, diálogo y negociaciones, de sincera búsqueda de mayores condiciones de libertad y democracia, de justicia y equidad para todos los americanos».
Todavía, agregó, existe mucha ignorancia y prejuicios que obstaculizan los sentimientos de fraternidad entre latinoamericanos y estadounidenses.
A su juicio, ha llegado el momento de dejar atrás la «leyenda negra antilatinoamericana y anticatólica que presenta a los latinos como afectos de pereza, violencia e ignorancia congénita, que amenazan el credo de EEUU» y que los latinoamericanos tienen que conocer mejor al pueblo estadounidense.
Carriquiry recordó que este congreso se celebra tras el Sínodo para la nueva evangelización, lo que le dio pie para denunciar la «ignorancia religiosa existente en los jóvenes americanos.
Ello se debe -precisó- a una catequesis superficial y a la secularización que recorre todo el continente, «donde masas de personas viven como si Dios no existiese».
En esa línea, el cardenal Marc Ouellet, presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, dijo durante su intervención que la secularización y una globalización cada vez más hostil a la fe está erosionando el cristianismo en América y, para afrontarlo, es necesaria una mayor relación entre las iglesias americanas.
El purpurado añadió que la fe cristiana tiene que ser «renovada, actualizada y revitalizada» y que el intercambio de experiencias entre las iglesias americanas puede ser muy enriquecedor en esa perspectiva.
Carriquiry también denuncio la difusión de sectas, comunidades evangélicas y neopentecostales «que atraen hacia ellas a católicos de escasa formación, allí donde no son bien atendidos de forma espiritual y pastoral».
En esta jornada también intervino el director del Instituto Guadalupanos, Eduardo Chávez, que habló de la importancia que tuvo la aparición de la Virgen de Guadalupe en la evangelización del Nuevo Mundo.
Mañana, los participantes rezarán el rosario en los Jardines Vaticanos ante una imagen de la Virgen de Guadalupe y asistirán a la proyección de un documental sobre la Patrona de las Américas.
(Rd/Agencias)