"Para afrontar hoy los grandes problemas de la Iglesia y del mundo, se necesita un fuerte vigor y un horizonte de tiempo de gobierno proporcionado a las grandes empresas pastorales"
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, aseguró hoy que todos están «profundamente afectados» tras la decisión de renuncia del Papa Benedicto XVI y que ahora se intenta «enfocar el alcance y el significado» de este gesto.
En su tradicional editorial emitido por Radio Vaticana, el jesuita Lombardi habló de la conmoción comprensible que ha sufrido todo el mundo con el anuncio del Pontífice, pues se trata de un gesto «tan inesperado como inusual para todos, dentro y fuera de la Iglesia y del Vaticano».
El portavoz recordó como el pontífice alemán había lanzado ya esta posibilidad en el libro-entrevista ‘Luz del mundo’ escrito por el alemán Peter Seewald.
«Tenía siempre un modo discreto y prudente de hablar de los compromisos futuros de su pontificado. Estaba claro que estaba desarrollando una misión recibida más que ejercitando un poder poseído«, explicó Lombardi.
Para Lombardi, «no era falsa humildad» cuando Benedicto XVI al comienzo de su pontificado se definió como «un humilde trabajador de la viña del Señor».
«El Papa siembre ha tenido mucho cuidado a la hora de emplear con sabiduría sus fuerzas físicas no exuberantes para poder desarrollar lo mejor posible el deber inmenso que se otorgó, de manera inesperada y con una edad avanzada», opinó Lombardi.
Lombardi afirmó que la renuncia al pontificado es fruto de una «admirable sabiduría humana y cristiana» y que con su renuncia «indica una perspectiva de renovado compromiso y esperanza».
Para el portavoz vaticano «se trata de un gran acto de Gobierno de la Iglesia» ya que «para afrontar hoy los grandes problemas de la Iglesia y del mundo, se necesita un fuerte vigor y un horizonte de tiempo de gobierno proporcionado a las grandes empresas pastorales».
Asimismo, agregó Lombardi, «Benedicto XVI no nos abandona en tiempos de dificultad, sino que invita a la Iglesia a ponerse en las manos del Espíritu Santo y de un nuevo Sucesor de Pedro«.
«Nosotros seguiremos sintiendo la intensidad única de su oración y de su afecto por el Sucesor y por nosotros. Probablemente esta relación espiritual será aún más profunda y fuerte que antes», añadió.
Texto del Editorial del Padre Federico Lombardi:
La declaración de la renuncia al Pontificado de parte de Benedicto XVI, el pasado lunes, sacudió al mundo, siendo tan inesperada e inusual para la mayoría, dentro y fuera de la Iglesia y el Vaticano. Todos quedamos profundamente impactados y todavía estamos intentando enfocar su alcance y su significado.
Pero, para ser sinceros, es una decisión que sorprendió más a quien no lo conocía, que a los que lo conocían bien y lo seguían con atención. Había hablado claramente de esta eventualidad en tiempos insospechables, en el libro-entrevista «Luz del mundo». Tenía una forma siempre discreta y prudente de hablar de los compromisos futuros de su pontificado; quedaba absolutamente claro que estaba desarrollando una misión recibida, en lugar de ejercitar un poder poseído. Verdaderamente no había sido falsa humildad aquella con la cual se calificó, en el preciso comienzo de su pontificado, como «un humilde trabajador de la viña del Señor», siempre atento en emplear con sabiduría sus fuerzas físicas no exuberantes, para poder desarrollar mejor la inmensa tarea encomendada, de forma para él inesperada, en una edad más bien avanzada.
Admirable sabiduría humana y cristiana de quien vive ante Dios en la fe en libertad de espíritu, conoce sus responsabilidades y sus fuerzas e indica con su renuncia una perspectiva de renovado compromiso y esperanza. Un gran acto de gobierno de la Iglesia, no tanto como alguien piensa, porque el Papa Benedicto ya no sentía las fuerzas necesarias para guiar a la Curia romana, sino porque, para afrontar hoy los grandes problemas de la Iglesia y del mundo, de los que él es más que consciente, se requiere fuerte vigor y un horizonte de tiempo de gobierno proporcionado a empresas pastorales de amplio respiro y no breve duración.
Benedicto no nos abandona en el tiempo de la dificultad, con confianza invita a la Iglesia a encomendarse al Espíritu y a un nuevo Sucesor de Pedro. En estos días, ha dicho que siente casi físicamente la intensidad de la oración y del afecto que lo acompaña. Nosotros, por nuestra parte, sentiremos la intensidad única de su oración y de su afecto a su Sucesor y a nosotros. Probablemente esta relación espiritual será aún más profunda y más intensa que antes. Comunión intensa en una libertad absoluta.