No será, pues, el Papa quien ponga la fecha del Cónclave que lo sucederá, sino que permitirá a los cardenales a que, a partir del 1 de marzo, lo decidan
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(Jesús Bastante).- Benedicto XVI era el único capaz de modificar las normas para adelantar el próximo cónclave. Y, como adelantó en exclusiva RD, y ahora confirma Andrea Tornielli en Vatican Insider, lo hará en breve, mediante una modificación de la Constitución «Universi Dominici Gregis», permitiendo a una mayoría cualificada de cardenales acordar reducir a diez días el plazo para el inicio de las votaciones en la Sixtina. El portavoz vaticano, Federico Lombardi, acaba de admitir en rueda de prensa la posibilidad de que el Papa emita un «motu propio» en esta línea.
Como apuntó esta web, la Constitución Apostólica «Universi Dominici Gregis» (promulgada por Juan Pablo II en 1996), en su punto 37, dice lo siguiente:
«Establezco, además, que desde el momento en que la Sede Apostólica esté legítimamente vacante los Cardenales electores presentes esperen durante quince días completos a los ausentes; dejo además al Colegio de los Cardenales la facultad de retrasar, si hubiera motivos graves, el comienzo de la elección algunos días. Pero pasados al máximo veinte días desde el inicio de la Sede vacante, todos los Cardenales electores presentes están obligados a proceder a la elección».
Ello impedía, en la práctica -y pese a las afirmaciones pronunciadas la pasada semana por Federico Lombardi-, adelantar el cónclave. La norma, hasta ahora, sólo permitía retrasarlo cinco días.
La modificación que hará oficial Benedicto XVI establecerá que será necesaria una mayoría simple de todos los cardenales -los electores y los no electores por haber sobrepasado los 80 años de edad- o bien por mayoría cualificada, quizá de dos tercios. No será, pues, el Papa quien ponga la fecha del Cónclave que lo sucederá, sino que permitirá a los cardenales a que, a partir del 1 de marzo, lo decidan. Es más que previsible que el mismo -como adelantó RD- arranque en la tarde del 10 de marzo, domingo, o en la mañana del 11 de marzo, lunes.
La intervención de Benedicto XVI evita el riesgo evidente de invalidez del Cónclave que hubiese supuesto el plan inicial propuesto por varios cardenales italianos de «interpretar» la constitución apostólica «Universi Dominici gregis» de modo más «flexible» durante el periodo de «Sede vacante».
El mecanismo legal es un nuevo «motu proprio», es decir, un documento emanado del Papa sin que lo haya solicitado la Curia, que modifique el artículo 37 de la constitución apostólica «Universi Dominici gregis», promulgada por Juan Pablo II en 1996, que regula hasta el mínimo detalle el modo de proceder durante el periodo de «Sede vacante», la manera de realizar el Cónclave y el procedimiento para elegir al Papa.