¿Scola, Schonborn, Ouellet, Tagle, Scherer, Dolan, Ravasi, Barbarin, otro, ninguno de los presentes en la Sixtina? Pronto saldremos de dudas
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(Jesús Bastante, enviado especial al Vaticano).- «Habemus Papam». En quinta elección, una más de la que necesitó hace ocho años Benedicto XVI, la segunda de la tarde lluviosa y fría de Roma, que pese a todo no desanimó a los miles de fieles que, dese media mañana, tomaron literalmente la plaza de San Pedro y que se lo pasaron en grande contemplando a una gaviota que se posó durante casi una hora en lo alto de la chimenea.
El humo de la chimenea de la Capilla no dejó lugar a dudas. ¡Habemus Papam! Un Cónclave rápido, cumpliendo las previsiones más optimistas de los vaticanistas, apenas 24 horas después de que se entonara el «Extra Omnes» y 115 hombres se encerraran en la Sixtina. Las campanas de San Pedro repican a gloria. En apenas 45 minutos conoceremos, de boca del cardenal protodiácono, Jean-Luis Tauran (o Attilio Nicora, si fuera el francés), el nombre del sucesor de Benedicto XVI.
La previsión de un Cónclave corto se ha cumplido, y la elección papal más abierta de los últimos años ha dado como resultado una elección en el segundo día, absolutamente necesaria después del impacto que supuso la renuncia de Benedicto XVI. No ha sido, con todo, un Papa subito, exprés. En cuarta votación, la misma en la que salieron elegidos Albino Luciani y Joseph Ratzinger.
¿Scola, Schonborn, Ouellet, Tagle, Scherer, Dolan, Ravasi, Barbarin, otro, ninguno de los presentes en la Sixtina? Pronto saldremos de dudas.
Entretanto, miles de fieles que se han congregado, desafiando a la lluvia, en los alrededores de la plaza de San pedro, y estallan en aplausos, lágrimas y flashes hacia la pequeña chimenea instalada en lo alto de la Sixtina. El mismo gentío que se agolpó a última hora del martes, esperando una fumata blanca y que hubiera Papa. ¡Lo hay!
Se entremezclan las oraciones, los cantos y los aplausos con algún grito de «¡Viva el Papa!», y constantes preguntas a los periodistas para ver si sabemos ya quién es el elegido para regir los destinos de 1.200 millones de católicos. Si tuviéramos que optar por el número de fieles, el próximo Papa sería brasileño o español. Pero dejemos al Espíritu. En apenas 45 minutos, solución.
Desde 1059 los cardenales son los que eligen Papa. El último Papa en ser elegido por aclamación fue Gregorio XVI en 1621. Esta práctica fue eliminada en 1996 por Juan Pablo II.
En el último siglo y medio, el Papa más rápido en ser elegido fue Pío XII, en tercera votación, mientras que Juan Pablo I y su sucesor, Benedicto XVI, lo fueron en cuarta elección. Juan Pablo II necesitó ocho escrutinios, al igual que Pablo VI, mientras que Juan XXII fue escogido a la undécima votación.
Pío XI fue escogido a la decimocuarta, mientras que Benedicto XV y Pío X necesitaron más tiempo (más de un mes y 24 días, respectivamente). La elección del 12 de marzo de 2013, pues, no pasará a la historia como la más fugaz de la historia de los Cónclaves. Pero tampoco como la más larga, ni mucho menos. Parece que los cardenales han cumplido con su cometido.
Dentro de nada, sabremos a causa de quién.