La prensa italiana es la primera que leen los periodistas extranjeros que cubren el evento.
Los pronósticos sobre quién va a ser el futuro Papa suelen equivocarse, como ha demostrado la elección del argentino Jorge Mario Bergoglio, y la razón puede deberse a varios motivos: el escaso número de personas que tienen acceso de verdad a la información, el compromiso de los cardenales y las peculiaridades de la prensa italiana, entre ellos, según ha señalado a Europa Press el experto en comunicación, Santiago de la Cierva.
«Las personas que tienen acceso a la información son pocos, están totalmente comprometidos con la institución y la pena por hablar es gravísima«, ha explicado De la Cierva, secretario general del IESE y socio de la Asociación de Directivos de Comunicación Dircom. Además, ha subrayado que «los únicos que podrían aportar pistas son los que menos interés tienen en que se sepa, porque podrían dar lugar a presiones externas de la opinión pública».
En este sentido, el experto se ha mostrado convencido de que los pronósticos continuarán equivocándose en el futuro porque a «la institución no le importa para nada» que los pronósticos fallen. Bajo este punto de vista, para la Iglesia este tipo de errores «no son malos», ya que, de hecho, se evita que desde fuera se organicen «campañas denigratorias que contaminen la elecciones» y «garantizan la libertad en la elección».
Esta eficacia de la Iglesia a la hora de mantener el secreto no es, sin embargo, la única responsable de que los días previos al cónclave haya tantas y tan variadas quinielas sobre el nombre del futuro Papa. La peculiaridad de la prensa italiana es otro elemento de «contaminación» en el proceso, según el experto.
La prensa italiana es muy tenida en cuenta y, de hecho es la primera que leen los periodistas extranjeros que cubren el evento. Sin embargo, «su modo de trabajar y sus modos de rigor y de ética son muy distintos a los que imperan en el resto del mundo», señala De la Cierva, quien ha explicado que en la prensa italiana te puedes encontrar «entrecomillados de palabras que jamás fueron pronunciada por la persona».
Esto es así porque en ocasiones se entrecomilla lo que el periodista cree que el personaje está pensando y no lo que ha dicho. «Eso que más o menos distorsiona la comunicación habitual, en un cónclave es peor todavía, teniendo en cuenta la llegada de periodistas extranjeros que no están prevenidos contra eso y caen en los globos sondas o cortinas de humo lanzados para mover la decisión en un sentido u otro», ha señalado.
De cara al futuro, el socio de Dircom ha recordado que cuando era arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio concedía muy pocas entrevistas a los medios, por lo que, unido al carácter del nuevo Pontífice, ha opinado que con este Papa habrá más comunicación de la Iglesia y menos del Papa, incluida la comunicación a través del perfil en Twitter que inauguró Benedicto XVI y que el experto ha dudado que se vaya a usar.
En general, sobre todo lo acontecido estos días, ha destacado «la fabulosa puesta en escena televisiva de todos los eventos», desde la renuncia del Papa, hasta el nombramiento del nuevo, que se han realizado «con unos estándares de calidad que casi no es televisiva sino cinematográfica». Igualmente, ha destaco la rapidez con la Santa Sede ha reaccionado ante la avalancha de más de 5.000 periodistas llegados de todo el mundo.
Más «ingenua» ha sido, a su juicio, la Iglesia al no entender que al anunciar el nuevo Papa «lo estaba comunicando no a una opinión pública tranquila sino que había foco contaminantes de la comunicación», como los medios que han aireado acusaciones sobre el pasado del Papa durante la dictadura argentina. «Desde el punto de vista de la comunicación, los grandes eventos ponen de relieve los amigos y los enemigos», ha concluido.