Antes de partir, fue de nuevo a la puerta de Santa Ana para saludar a los fieles ante la evidente incomodidad de su servicio de seguridad
El Papa Francisco ha puesto hoy a prueba a su equipo de seguridad después de traspasara a pie una de las puertas del Vaticano para saludar a la multitud de fieles que le esperaban.
El Papa se ha dirigido esta mañana a la pequeña iglesia de Santa Ana, muy frecuentada por los empleados del Vaticano que la usan como parroquia, para oficiar la misa del domingo. Francisco llegó en un coche negro, huyendo de la limusina papal, y de inmediato se dirigió a los cientos de personas que se habían congregado junto a la puerta lateral del Vaticano para saludarle.
A pie, el Papa salió del recinto vaticano saludó a la gente que allí se había reunido y besó a los niños. Con una sonrisa, Francisco señaló el reloj de plástico que lleva en su muñeca para indicar que tenía que entrar para decir misa.
Entre los fieles, el Papa reconoció a un sacerdote argentino que trabaja en Uruguay con niños sin hogar y, tras saludarle, le invitó a oficiar la misa junto a él.
Tras el servicio religioso, y sin quitarse las vestiduras litúrgicas, se quedó en la puerta de la iglesia como un simple párroco para saludar a todas las personas que salían de misa. Antes de partir, fue de nuevo a la puerta de Santa Ana para saludar a los fieles ante la evidente incomodidad de su servicio de seguridad.
(Rd/Agencias)