Pide oraciones para que "en el campo en el que Dios me puso, pueda jugar un partido honesto y valiente por el bien de todos"
(José Manuel Vidal).- Al Papa de los pobres le gusta el deporte que seduce a multitudes en todo el mundo. Y lo que es más novedoso, Francisco no sólo no esconde su afición futbolística, sino que la exhibe. Por eso, hoy se encontraba en su salsa, rodeado de las estrellas de las selecciones de Argentina y de Italia, a las que recibió, con cariño y un punto e admiración, en la Sala Clementina.
El Papa, que recibió a las delegaciones de ambas selecciones (unas 20 personas en total) y a los jugadores que mañana disputarán, en el Olímpico de Roma, un partido amistoso en homnenaje a Francisco, buen aficionado al fútbol.
En su discurso, Francisco subrayó las característica más nobles del fútbol, como la belleza, la gratuidad o la camaradería.
En primera fila, lo jugadores, desde Messi a Balotelli, a los que se dirigió el Papa «mitad en italia no y mitad en español».
El Pontífice les dijo: «Antes de ser campeones, sois hombres, personas humanas, con vuestras virtudes y vuestros defectos, con vuestro corazón y vuestras ideas, vuestras aspiraciones y vuestros problemas. Por eso, aunque seáis estrellas, sed siempre personas, en el deporte y en la vida. Hombres, portadores de humildad».
Y añadió: «Sois muy populares: la gente os sigue mucho, tanto dentro como fuera dle campo. Y ésa es una gran responsabilidad social«.
Ante directivos y jugadores de ambos países, entre ellos el barcelonista Leo Messi, el papa Jorge Mario Bergoglio, exarzobispo de Buenos Aires y seguidor confeso del equipo argentino San Lorenzo de Almagro, pidió que se elimine toda muestra de «discriminación» de los estadios y que, aunque el fútbol se ha convertido en un negocio, no pierda nunca el carácter deportivo.
«Será un poco difícil para mí animar a una o a otra (selección mañana), pero por suerte es un amistoso. Y que sea verdaderamente así, os lo pido», dijo el pontífice a las dos delegaciones en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano.
«Vosotros, queridos jugadores, sois muy populares, la gente os sigue mucho, no solo cuando estáis sobre el terreno de juego, sino también fuera. Es una responsabilidad social», agregó el pontífice, que dijo que en el fútbol prima la «camaradería» y no hay lugar para el «individualismo», sino para la «coordinación del equipo».
Según el pontífice argentino, los valores de belleza, altruismo y camaradería que se pueden ver en el juego de un equipo de fútbol «se encuentran resumidas en un término deportivo que no se debe abandonar jamás: ‘aficionado’, ‘amateur'».
«Es verdad que la organización nacional e internacional profesionaliza el deporte y tiene que ser así, pero esta dimensión profesional no debe dejar nunca a un lado la vocación inicial de un deportista o de un equipo, la de ser aficionado», insistió.
El papa dijo a los jugadores que «antes de ser campeones, son siempre hombres, personas», con sus virtudes y sus defectos, con su corazón y sus ideas, con sus aspiraciones y sus problemas.
Por ello, les instó a que, aunque sean «personajes» conocidos, no pierdan nunca su condición de «hombres portadores de humanidad», tanto en el deporte como en la vida, y además les pidió que recen por él, para que pueda «jugar un partido honesto y valiente por el bien de todos» en el terreno de juego en el que le ha puesto Dios.
Las dos delegaciones, que entre jugadores, dirigentes y funcionarios de ambas federaciones de fútbol suman unas 200 personas, llegaron a bordo de ocho autobuses a la Ciudad del Vaticano.
La delegación argentina, de la que participan dirigentes de clubes como el presidente del Boca Juniors, Daniel Angelici, y el vicepresidente del San Lorenzo, Marcelo Tinelli, entregó varios regalos al papa, entre ellos una bandeja de plata y una réplica tallada en madera de la estatua de San Francisco de Asís que se encuentra en la sede de la federación de fútbol en Buenos Aires.
Capitaneados por el presidente de la Federación de Fútbol Argentina, Julio Grondona, también le entregaron una camiseta de la selección «albiceleste» con el nombre de Francisco y firmada por todos los jugadores y el cuerpo técnico argentino.
Además, le obsequiaron con el número de la revista de la Federación de Fútbol Argentina dedicado al papa y una carta con la descripción de las iniciativas de los clubes argentinos en favor de los jóvenes del país, toda vez que los representantes de estos le regalaron además un recuerdo específico, como un libro en el caso del Boca Juniors.
Por su parte, la selección de Italia, país al que Bergoglio se siente muy cercano ya no solo por motivos geográficos, sino también en calidad de obispo de Roma, le entregó al papa una camiseta del combinado «azzurro» y un olivo, símbolo de vida, paz y sencillez, valores que se identifican con la orden franciscana.
Mensaje íntegro del Papa a los futbolistas
Queridos amigos, les agradezco esta visita, con ocasión del partido amistoso entre los equipos nacionales de fútbol de Italia y de Argentina. Será un poco difícil para mí ser hincha aficionarme a uno u a otro, pero por suerte se trata de un amistoso… ¡y espero que, verdaderamente, así sea!
Agradezco a los dirigentes de la Federación Italiana de Fútbol y a los de la Federación Argentina. Saludo a los atletas de ambos equipos nacionales.
Ustedes, queridos jugadores, son muy populares: la gente los sigue mucho, no sólo cuando están en el campo, sino también fuera. ¡Esta es una responsabilidad social! Me explico: en el juego, cuando están en la cancha, se encuentran la belleza, la gratuidad y la camaradería. Si a un partido le falta esto pierde fuerza, incluso si el equipo gana. No hay lugar para el individualismo, sino que todo es coordinación para el equipo. Quizá estas tres cosas: belleza, gratuidad y camaradería se encuentran resumidas en un término deportivo que jamás se debe abandonar: «aficionado», amateur. Es verdad que la organización nacional e internacional profesionaliza el deporte, y debe ser así, pero esta dimensión profesional jamás debe dejar de lado la vocación inicial de un deportista o de un equipo: ser amateur, «aficionado». Uno deportivo, aun siendo profesional, cuando cultiva esta dimensión de «aficionado», hace bien a la sociedad, construye el bien común a partir de los valores de la gratuidad, de la camaradería y de la belleza.
Y esto los lleva a pensar que, antes de ser campeones, son hombres, personas humanas, con sus cualidades y con sus defectos, con su corazón y con sus ideas, sus aspiraciones y sus problemas. Y entonces, incluso si son personajes, permanecen siempre hombres, en el deporte y en la vida. Hombres, portadores de humanidad.
A ustedes los dirigentes, quisiera darles un aliciente para su trabajo. El deporte es importante, ¡pero debe ser verdadero deporte! El fútbol, como algunas otras disciplinas, ¡se ha convertido en un gran negocio! Trabajen para que no pierda su carácter deportivo. También ustedes promuevan esta actitud de «aficionados» que, por otra parte, elimina definitivamente el peligro de la discriminación. Cuando los equipos van por este camino, el estadio se enriquece humanamente, desaparece la violencia y vuelven a verse familias en las gradas.
Recuerdo que de chicos íbamos en familia al Gasómetro, volvíamos felices a casa, ¡sobre todo durante la campaña del 46! Saludo de modo especial a los directivos y deportistas argentinos. Gracias por esta visita, tan agradable para mí. Les pido que vivan el deporte como un don de Dios, una oportunidad para hacer fructificar sus talentos, pero también una responsabilidad. Queridos jugadores, quisiera recordarles especialmente, que con su modo de comportarse, tanto en el campo como fuera de él, en la vida, son un referente. Aunque no se den cuenta, para tantas personas que les miran con admiración son un modelo, para bien o para mal. Sean por tanto conscientes de esto y den ejemplo de lealtad, respeto y altruismo. Ustedes también son artífices del entendimiento y de la paz social. Ustedes son referencia para tantos jóvenes y modelo de valores encarnados en la vida. Tengo confianza en todo el bien que podrán hacer entre la muchachada.
Queridos amigos, rezo por ustedes, para que puedan llevar adelante esta vocación tan noble del deporte. Pido al Señor que los bendiga y a la Virgen Madre que los custodie. Y, por favor, les pido que recen por mí, para que también yo, en el «campo» en que Dios me ha puesto, pueda jugar un partido honrado y valeroso por el bien de todos nosotros. Gracias.