El Papa y yo sabemos que en el mundo hay una misma verdad. Aquí se llama Dios, en China lo llamamos Tao
Desde 2004, el entonces cardenal Jorge Bergoglio se trata con el médico chino Liú Ming, con quien tras años de relación inició además una fuerte amistad. El oriental, que fue monje taoísta y es experto en medicina china y artes marciales, llegó al Papa Francisco a través de un sacerdote conocido de ambos, informa el sitio Diario Veloz.
Se vieron por primera vez en la oficina que Bergoglio tenía en la catedral metropolitana, en 2004, cuando se desempeñaba como Arzobispo de Buenos Aires. «Me senté frente a él y se quedó mirándome en silencio. En ese momento tuve la sensación de que me estaba transmitiendo sus pensamientos. Luego me contó su problema de salud. Inmediatamente comenzamos el tratamiento con acupuntura«, contó Ming y agregó: «Nos veíamos tres veces por semana, y cada vez se sentía mejor, hasta que su salud se recompuso».
Según el profesional, «en el cuerpo mismo tenemos la misma medicina para resolver todo. Lo primero que tenemos que hacer para mejorar nuestra vida es conocer nuestro corazón», explicó Ming, quien publicó una serie de fascículos llamados «TAO, los secretos de la medicina china».
«El Papa y yo sabemos que en el mundo hay una misma verdad. Aquí se llama Dios, en China lo llamamos Tao», explicó Ming, quien nació en la ciudad de Nanjing, provincia de Jiangsu, China.
El médico y el cardenal fomentaron una relación que fue más allá de la que tiene un doctor y su paciente: intercambiaron experiencias, libros y hasta Francisco le sugirió el nombre de su hija: María Guadalupe.
Ming, quien mañana por estas horas tramita la Visa para viajar a El Vaticano para visitar a Francisco, tiene su consultorio en su departamente, donde realiza acupuntura y otros tratamientos orientales.
(Rd/Agencias)
