O vamos hacia un mundo en el que sabremos integrar nuestras diferencias y aprovecharlas para crecer, o iremos hacia la guerra total, más allá de problemas contingentes
(Valores Religiosos).- Desde Caracas, donde todavía ejerce como Nuncio, Pietro Parolin, secretario de Estado electo del Vaticano, dijo que nunca había imaginado ni buscado el cargo que le asignó el Papa. Respecto de la crisis en Medio Oriente afirmó que «está en juego el equilibrio del mundo».
El nuevo Secretario de Estado Vaticano dijo que nunca le había pasado por la mente «que habría llegado a recubrir este encargo, tan empeñativo. Nunca lo había soñado, nunca lo había imaginado y, a decir verdad, nunca lo había buscado. Tal vez, como dice San Pablo, el Señor quiere elegir a los menos capaces, pero que sabe podrán hacer algo bueno. Fue una nueva sorpresa del Señor en mi vida». Son algunas de las declaraciones que hizo el nuevo Secretario de Estado vaticano durante una entrevista telefónica desde Venezuela con la revista católica «La Voce dei Berici».
«Estos días -contó Parolin en la conversación- han sido un verdadero maratón, como es normal que suceda en estas circunstancias. Ya tenía algunos compromisos, mismos que debo honrar, así que he tenido que correr. Incluso me quemé la cara bajo el sol ardiente».
«Espero poder arreglar algunas cuestiones antes de volver a Italia, pero aquí es de verdad muy difícil. Nunca se concluye nada. Se presentan siempre los mismos problemas. Quisiera, por lo menos, poder ayudar con sus labores al encargado de asuntos que me sustituirá hasta que nombren al próximo nuncio».
La realidad a la que se refiere monseñor Parolin es la de una Venezuela dividida tras las elecciones del pasado 14 de abril, que llevaron a la presidencia a Nicolás Maduro. La oposición no deja de criticar al gobierno y la situación de tensión empeora, sobre todo por la grave crisis económica que vive el país. Con una experiencia como la de Venezuela, pero también las de México y Nigeria, Parolin llega bien templado a la Secretaría de Estado. «Yo hago lo que puedo -dice-, lo que creo que hay que hacer, pero lo hago con todo el corazón; pongo mi amor (y espero no sonar presuntuoso al decir esto), trato siempre que las cosas sean hechas de la mejor forma posible».
Hay quien recuerda que Parolin siempre fue uno de los mejores alumnos mientras era estudiante. «Habrán hablado con don Giulio Perini, mi maestro de literatura. Me gustaban mucho el latín y el griego. Desgraciadamente ya no está con nosotros don Frigo, que era considerado el »»terror de los alumnos»». Si hubiera podido habar con él, le habría dicho que con las matemáticas no me iba para nada bien. Solo que todo lo bien que me quería sustituía incluso mis deficiencias».
En la agenda de Parolin hay un tema ineludible y que ocupa la prioridad: el Medio Oriente. «Es un ámbito al que se dará seguramente una enorme prioridad, como ya está haciendo el Papa en estos momentos. Están en juego el equilibrio del mundo, la convivencia pacífica presente y futura de diferentes regiones, de los grandes grupos étnicos. O vamos hacia un mundo en el que sabremos integrar nuestras diferencias y aprovecharlas para crecer, o iremos hacia la guerra total, más allá de problemas contingentes. Tendremos que trabajar mucho. Desgraciadamente hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece. Pero no es cierto que el mundo pertenezca a los violentos, el mundo está conformado por personas buenas en su mayoría, hay que darles voz. La Iglesia debe dar espacio y protagonismo a estas personas, para que prevalezcan el diálogo, la paz, la concordia, es decir la civilización del amor», concluyó.