El pueblo de Dios tiene necesidad que nosotros sacerdotes demos este signo de esperanza, vivamos esta esperanza en Jesús que rehace todo
La esperanza, una de las virtudes de la fe y de la caridad menos conocidas, no debe ser confundida con el optimismo humano, que es una actitud relacionada más con el buen humor. Lo dijo el Papa Francisco esta mañana en la homilía durante la misa en la Capilla de la Casa Santa Marta.
Además recordó que para un cristiano la esperanza es Jesús en persona, es la fuerza que tiene para liberar y renovar toda vida. Y comentó que es «un poco triste» encontrar «sacerdotes sin esperanza», mientras el pueblo «necesita que nosotros los sacerdotes demos este signo de esperanza en Jesús que renueva todo», y todo lo que Jesús renueva, explicó el Papa, «es precisamente el motivo de nuestra esperanza. Es Cristo quien rehace todas las cosas de la Creación de forma maravillosa, es el motivo de nuestra esperanza. Y esta esperanza no desilusiona, porque Él es fiel. No puede renegar a sí mismo. Esta es la virtud de la esperanza».
La esperanza, continuó el Pontífice, «es un don, es un regalo del Espíritu Santo y por esto Pablo dirá: ‘Jamás desilusiona’. La esperanza jamás desilusiona, ¿por qué? Porque es un don que nos ha dado el Espíritu Santo. Pero Pablo nos dice que la esperanza tiene un nombre. La esperanza es Jesús».
«Jesús, la esperanza, rehace todo. Es un milagro constante. No solo ha hecho milagros de curación, tantas cosas -recordó el Papa-: esos eran solo signos, señales de aquello que está haciendo ahora, en la Iglesia. El milagro de rehacer todo: aquello que hace en mi vida, en tu vida, en nuestra vida. Rehacer. Y aquello que Él rehace es precisamente el motivo de nuestra esperanza. Es Cristo quien rehace todas las cosas de la Creación de forma maravillosa, es el motivo de nuestra esperanza. Y esta esperanza no desilusiona, porque Él es fiel. No puede renegar a sí mismo. Esta es la virtud de la esperanza». Después, Bergoglio recordó cierto tipo de sacerdotes.
A este punto, el Obispo de Roma dirigió una mirada particular a los sacerdotes. «Es un poco triste -admitió- cuando uno encuentra un sacerdote sin esperanza», mientras es bello encontrar uno que llega al final de la vida «no con el optimismo sino con la esperanza». «Este sacerdote – continuó – está unido a Jesucristo, y el pueblo de Dios tiene necesidad que nosotros sacerdotes demos este signo de esperanza, vivamos esta esperanza en Jesús que rehace todo», concluyó. (RD/Agencias)