Cada niño no nacido, pero condenado injustamente a ser abortado, tiene el rostro del Señor, quien ya antes de nacer, y después apenas ya nacido experimentó el rechazo del mundo
Francisco dijo hoy que «el primer derecho de una persona es su vida» y por ello «la atención a la vida humana en su totalidad se ha convertido en los últimos tiempos en verdadera prioridad del magisterio de la Iglesia, particularmente a aquella mayormente indefensa».
El papa argentino pronunció estas palabras durante la audiencia a los ginecólogos católicos que participaron en el encuentro promovido por la Federación Internacional de las Asociaciones Médicas Católicas, presidida por el español José María Simón Castellví.
«La situación paradójica se ve en el hecho de que, mientras se atribuyen a las personas nuevos derechos, a veces aunque supuestos, no siempre se tutela la vida como valor primario y derecho primordial de cada hombre. El fin último de la actuación del médico es siempre la defensa y la promoción de la vida», mantuvo el papa.
Insistió el pontífice en que el «el primer derecho de una persona es su vida. Ella tiene otros bienes y algunos de ellos son más preciosos, pero aquel es el bien fundamental, es condición para todos los demás».
El papa subrayó que «las cosas tienen un precio y son vendibles, pero las personas tienen una dignidad, valen más que las cosas y no tienen un precio».
Por eso -advirtió-, la atención a la vida humana en su totalidad se ha convertido en los últimos tiempos en verdadera «prioridad del magisterio de la Iglesia, particularmente a aquella mayormente indefensa, es decir, al discapacitado, a los enfermos, al recién nacido, a los niños y a los ancianos».
Para el obispo de Roma, «cada niño no nacido, pero condenado injustamente a ser abortado, tiene el rostro del Señor, quien ya antes de nacer, y después apenas ya nacido experimentó el rechazo del mundo».
El papa dijo a los ginecólogos que el hecho de ser ellos católicos «comporta una mayor responsabilidad» (..) para contribuir a reconocer en la vida humana la dimensión trascendental, la impronta de la obra creadora de Dios desde el primer instante de su concepción».
Y este compromiso «de nueva evangelización requiere a menudo ir a contracorriente, con tu propia vida», enfatizó.
Según el pontífice, la credibilidad de un sistema sanitario no se mide sólo por su «eficacia» sino sobre todo por «la atención y el amor» hacia las personas, cuya vida es siempre «sagrada e inviolable».
«No existe una vida humana más sagrada que otra, como no existe una vida humana cualitativamente más significativa que otra», concluyó.
Por otro lado, Francisco recibió este viernes en audiencia privada en el Vaticano al presidente de Honduras, Porfirio Lobo, al que instó a seguir favoreciendo el proceso de reconciliación en ese país centroamericano, informaron fuentes vaticanas.
En una nota de la oficina de prensa del Vaticano, se informó de que en la reunión, que duró unos 15 minutos, se dialogó sobre » la valiosa contribución que la Iglesia da al país, especialmente en el campo educativo y sanitario, así como en la lucha contra la pobreza y la criminalidad organizada».
También se tocaron algunos temas como » la defensa del derecho a la vida » y » la familia».
La nota añade que fue también destacado por ambos » la importancia de continuar el empeño para favorecer en el país la reconciliación y el bien común».
Porfirio Lobo ha asegurado siempre que su Gobierno ha trabajado para la reconciliación de los hondureños y reinsertar al país en la comunidad internacional, tras la crisis provocada por el golpe de Estado de 2009.
El papa conversó a solas con el presidente hondureño en la biblioteca privada del palacio apostólico, al término de la cual recibió a la delegación que lo acompaña formada por unas seis personas.
Lobo donó al jefe de la Iglesia una escultura de la Virgen de Suyapa, patrona de su país, la cual fue colocada en los jardines de la Santa Sede.
«Esto dará mucha alegría y mucha fe a la Iglesia de Honduras», comentó el papa al presidente Lobo.
El mandatario centroamericano había asistido pocas horas antes junto con la esposa, Rosa Elena y el cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, a la misa matutina que oficia el papa todos los días en la capilla Santa Marta.
Al término de la misa asistieron a una breve ceremonia para colocar una réplica de la estatuta de la virgen en bronce, de unos 182 kilos y 1,5 metros de altura, en los jardines vaticanos.
La imagen de la «morenita», como suele ser llamada la virgen de Suyapa, que lleva una capa color café y piedras azules incrustadas en el aura que bordea la obra, cuyo tamaño y diseño fue aprobado por las autoridades del Vaticano, luce no muy lejos de la virgen de Guadalupe, patrona de México, la primera latinoamericana que ha sido colocada en el Vaticano.
En 1853 el Papa Pío IX declaró a la virgen patrona de Honduras y escogió el 3 de febrero como el día de su fiesta.
La virgen original es una pequeña estatua de 6,5 cm que fue encontrada en 1747 por el campesino Alejandro Colindres en El Piliguín, a unos 20 km al noreste de Tegucigalpa.
Francisco, como es habitual con los líderes latinoamericanos, le regaló al presidente Lobo el documento final de la Conferencia Episcopal Latinoamérica (Celam) de Aparecida en el 2007, del que es autor.
«Es un documento clave para cualquier político», le dijo al invitarlo a leer algunos capítulos.
El presidente de Honduras se reunió después con el secretario de Estado vaticano, Tarcisio Bertone.
(RD/Agencias)