El IOR gestiona los fondos de 5.200 instituciones católicas y 13.700 personas físicas, además de salarios y pensiones de otras 5.000
(Jesús Bastante).- La nueva política de transparencia está dando sus frutos en el Banco Vaticano. El Instituto de Obras Religiosas (más conocido por sus siglas, IOR), ha hecho público, a través de su web, los balances correspondientes a 2012. Con unos resultados espectaculares: el pasado ejercicio se obtuvieron 86,6 millones de euros de beneficios, cuatro veces más que en 2011 (20,3).
Se trata de la primera ocasión en que el IOR publica su balance a través de la web, de la que ofrecemos un adelanto, pues el informe íntegro saldrá a la luz el 1 de octubre. Este hecho forma parte de la política de transparencia del IOR iniciada por Benedicto XVI y que Francisco ha llevado hasta el extremo, así como una estrategia de reforma que supuso la marcha de sus antiguos responsables y la designación de una comisión pontificia.
En la actualidad, el IOR está sometido a una auditoría externa por parte del Promontory Financial Group para evaluar todas las relaciones con sus clientes y sus procedimientos antiblanqueo de capitales. En paralelo, el Instituto está implementando las mejoras apropiadas de sus estructuras y procedimientos. Este proceso se inició en mayo de 2013 y se espera que se haya completado en su mayor parte a finales de 2013.
Según los datos emitidos por la web, durante el año pasado el IOR gestionó 6.300 millones de euros, entre carteras gestionadas y depósitos -cien millones más que el pasado año- lo que, sumado a los 800 millones de euros de capital propio, llevan a un total de montante gestionado de 7.100 millones de euros. No obstante, el número de empleados ha descendido de 21.000 a 18.900.
En cuanto a sus servicios, el Banco Vaticano provee actividades de depósito, gestión de activos, funciones de custodia y transferencias de pago internacionales a través de los bancos correspondientes, y mantiene las cuentas de salarios y pensiones de los empleados del Vaticano.
A su vez, el IOR invierte predominantemente los activos de sus clientes en valores a interés fijo, deuda pública y cuentas del mercado monetario. Menos del cinco por ciento de los activos totales se invierten en fondos y valores gestionados externamente.
El IOR no utiliza depósitos para prestar dinero, no emite ni suscribe títulos para reventa u otros productos financieros, y no actúa como contraparte en las transacciones de los clientes.
En cuento a sus clientes, el IOR informa que, según sus estatutos, el Banco Vaticano proporciona sus servicios solo a personas físicas o jurídicas con afiliación a la Iglesia Católica definida por el derecho canónico o del Vaticano. A finales de 2012, esa clientela estaba constituida por:
• 5200 instituciones católicas: Santa Sede y entidades relacionadas, órdenes religiosas y diócesis, que representan más del 85 % (6000 de 7100 millones de euros) de los activos gestionados.
• 13 700 personas físicas: clérigos, empleados o antiguos empleados del Vaticano, con cuentas de salarios y pensiones, y diplomáticos acreditados ante la Santa Sede. Los activos gestionados en nombre de personas físicas constituyen aproximadamente el 15 % (1100 de 7100 millones de euros).
A su vez, se gestionan las cuentas de salarios y pensiones de 5000 personas con derechos específicos adquiridos por ocupación en el Vaticano.
Según los requisitos del derecho del Vaticano y de los sistemas de pago interbancario internacional, importantes para los servicios del IOR, las cuentas del IOR se abren y mantienen con el nombre oficial del cliente respectivo. La solución de core banking adoptada por el IOR desde 1996 no permite el uso de cuentas anónimas o cifradas. No siempre ha sido así, de ahí la necesidad de una reforma en profundidad, que se está llevando a cabo y donde la publicación de sus balances supone un paso adelante inédito.
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