El Señor nos quiere parte de una Iglesia que no sea casa de pocos, sino casa de todos, donde todos puedan ser renovados, transformados y santificados por su amor
(José M. Vidal/Agencias).- Una de las claves de este pontificado es el enorme apoyo de la gente a Francisco. Un apoyo que se vive y se percibe todos los miércoles y domingos: la gente llena la Plaza de San Pedro para ver y escuchar al Papa de los pobres. Y Francisco nunca defrauda. En la audiencia de este miércoles (tras el bombazo de la entrevista de ayer al director de la Repubblica) ha vuelto a repetir que la Iglesia no es de puros, sino de pecadores. Es «la casa no de unos pocos, sino casa de todos»
«Afirmamos la santidad de la Iglesia desde los orígenes»
«Los primeros cristianos se llamaban los santos»
«¿Cómo puede ser santa una Iglesia hecha de seres humanos y pecadores: sacerdotes, monjas, frailes y cardenales pecadores, Papa pecador»
«Cristo amó a la Iglesia, como dice Pablo»
«La Iglesia es santa porque procede de Cristo que es santo»
«Es santa porque está guiada por el Espíritu Santo, que purifica, transforma e innova»
«No es santa por nuestros méritos, sino porque Dios la hace santa»
«Pero la Iglesia está formada por pecadores. Es verdad. Somos una Iglesia de pecadores y nosotros, los pecadores, estamos llamados de dejarnos renovar y transformar por Dios»
«Tentación de algunos: La Iglesia es sólo la Iglesia de los puros, de los que son totalmente coherentes. Y los demás, alejados. Esto no es verdad. Es una herejía»
«la Iglesia que es santa no rechaza a los pecadores»
«Llama a todos, incluso a los más alejados»
«¿Cómo puedo sentirme parte de la Iglesia, a pesar de mis pecados?
«Dile al Señor: Estoy aquí con mis pecados»
«¿Alguno de vosotros está aquí sin sus pecados. Ninguno de nosotros»
«Señor, ayudame a caminar y transforma mi corazón»
«La Iglesia no es un juez desalmado, es como un padre»
«Dios te espera siempre, Dios te abraza, te besa y hace fiesta. Es así el Señor, la ternura de nuestro padre»
«El Señor nos quiere parte de una Iglesia que no sea casa de pocos, sino casa de todos, donde todos puedan ser renovados, transformados y santificados por su amor»
«Los más fuertes y los más débiles. La Iglesia le ofrece a todos la posibilidad de recorrer el camino de la santidad»
«Nos hace encontrar a Cristo en los sacramentos»
«Dejémonos santificar. Seamos una Iglesia que ama y acoge, que da coraje y esperanza. No seamos uan Iglesia cerrada en sí misma»
«¿Qué puedo hacer yo, que me siento pecador?»
«Dios te dice no tengas miedo de la santidad, de dejarte amar por Dios»
«No tengas miedo de dejarte guiar por el Espñiritu Santo. Dejémonos contagiar por la santidad de Dios»
«La santidad no consiste en hacer cosas extraoridnairas, sino en dejar acctuar a Dios»
«Célebre frase de Leon Bloy, que decía: ‘Solo tengo una tristeza en la vida, la de no haber sido santo'»
«No perdamos la esperanza de la santidad. E Señor nos espera a todos, con los brazos abiertos, para acompañarnos en este camino de la santidad. Dejémonos amar por el Señor».
Saludo del Papa en castellano:
Queridos hermanos y hermanas:
En el «Credo», después de profesar que la Iglesia es «una», también decimos que es «santa». ¿Cómo es posible afirmar que la Iglesia es santa si a lo largo de su historia ha tenido tantos momentos de oscuridad? ¿Cómo puede ser santa si está compuesta de hombres pecadores? La Iglesia es santa porque Dios es Santo, es fiel y no la abandona nunca al poder de la muerte y del mal; es santa porque Jesucristo, el Santo de Dios, se ha unido a ella indisolublemente; es santa porque el Espíritu Santo la purifica, la transforma y la renueva constantemente; es santa, no por nuestros méritos, sino porque Dios la hace santa.
No tengamos miedo a ser santos. Todos estamos llamados a la santidad, que no consiste en hacer cosas extraordinarias, sino en dejar que Dios obre en nuestras vidas con su Espíritu, en confiar en su acción que nos lleva a vivir en la caridad, a realizar todo con alegría y humildad, para mayor gloria de Dios y bien del prójimo.
Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, México, Panamá, Colombia y los demás países latinoamericanos. Invito a todos a no olvidar la vocación a la santidad. No se dejen robar la esperanza. Ustedes pueden llegar a ser santos. Vayamos todos por este camino. Vivamos con alegría nuestra fe, dejémonos amar por el Señor. Muchas gracias.