Tebartz-van Elst, de 53 años, fue acusado de haber emprendido la construcción de una onerosa sede episcopal, con museo, sala de conferencias, capilla y apartamentos privados
El Papa Francisco ha recibido las credenciales del nuevo embajador de EE.UU. ante la Santa Sede, Kenneth Francis Hackett, este lunes en el Palacio Apostólico Vaticano. Se trata del décimo Embajador de EE.UU. ante la Santa Sede que fue nombrado por Barack Obama en junio de 2013 y confirmado por el Senado en agosto de 2013.
Kenneth Hackett nació en enero de 1947, está casado y tiene dos hijos. Fue voluntario del ‘Peace Corps’ en Ghana, vicepresidente de Caritas Internationalis de 1996 a 2004 y miembro del Pontificio Consejo ‘Cor Unum’ de 1994 a 2012.
Además, el nuevo embajador de EE.UU. ante la Santa Sede trabajó durante 40 años en los Servicios de Auxilio Católico (Catholic Relief Services) y llegó a ser su director ejecutivo de 1993 a 2011.
Catholic Relief Services (CRS), fundada en 1943 y con sede en Baltimore (Maryland) es la agencia humanitaria internacional de los obispos de los Estados Unidos y trabaja a nivel mundial con oficinas en más de cien países para asistir a los pobres, aliviar el sufrimiento humano, promover el desarrollo de la humanidad y fomentar la caridad.
Audiencia al obispo de Limburgo
El papa Francisco recibió también en el Vaticano al «obispo despilfarrador», el alemán Franz-Peter Tebartz-van Elst, blanco de críticas por sus gustos costosos y cuya renuncia reclaman numerosos alemanes.
Según la oficina de prensa del Vaticano, el papa recibió también al cardenal alemán Joachim Meisner, de la pudiente diócesis de Colonia y cercano al controvertido obispo.
La semana pasada Francisco recibió a otros exponentes de la iglesia alemana, entre ellos a Robert Zollitsch, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, con los que abordó el delicado escándalo que sacude a la iglesia de ese país debido a las denuncias divulgadas por la prensa contra los gastos excesivos del obispo de Limburgo.
Tebartz-van Elst, de 53 años, fue acusado de haber emprendido la construcción de una onerosa sede episcopal, con museo, sala de conferencias, capilla y apartamentos privados.
El proyecto, decidido por su predecesor, costaba unos 5,5 millones euros, pero los gastos de la obra han aumentado notablemente, alcanzando los 31 millones de euros.
Según los medios de prensa alemanes el religioso gastó para su bañera personal 15.000 euros, sin hablar de un comedor de 63 metros cuadrados, de casi 3 millones de euros.
En septiembre pasado, el Vaticano envió a Limburgo al cardenal italiano Giovanni Lajolo, quien debe elaborar un informe.
El caso del «servidor más caro de Dios», como lo han tildado, genera mucho interés en Alemania, país donde las iglesias se benefician de un impuesto, por lo que gozan de fondos considerables.
La iglesia católica alemana, entre las más ricas del mundo, suele financiar numerosas asociaciones, escuelas, misiones y proyectos de desarrollo.
Desde que fue elegido papa, Francisco, que aspira a impulsar una iglesia pobre para los pobres, no ha tomado medidas especiales contra el fenómeno, pero aceptó la renuncia de un obispo esloveno considerado también un derrochador y se comprometió a reformar las controvertidas finanzas internas de la Santa Sede. (RD/Agencias)