“Primerear, balconear, ningunear, pasarse de rosca, pescar una idea, hacer lio, miseriordiar, cara de pepinillos en vinagre” son solo algunas de las tantas palabras utilizadas por el Papa Francisco que provocan dolor de cabeza a los traductores
(Valores Religiosos).- «¿Quién podía decirme, hace cincuenta años, que el más revoltoso de mis alumnos iba a escribir en L’Osservatore Romano? De haberlo sabido, en una de esas, no te mandaba a rendir examen…«, le dijo Jorge Bergoglio al santafecino Jorge Milia. «¿Quién podía decirme, hace cincuenta años, que iba a ser recibido por un papa neologista, que reinventa el latín, el español, el italiano…?«, retrucó a Francisco su ex alumno.
El diálogo sucedió durante un encuentro que mantuvieron los dos amigos en el Vaticano hace poco más de dos meses. Allí el papa Francisco elogió los comentarios de Milia, publicados por el L’ Osservatore Romano, sobre sus argentinismos y neologismos. En cuanto asumió el pontificado, Francisco sorprendió con sus gestos y también con sus palabras. No sólo invitó a obispos y sacerdotes a «ser pastores con olor a oveja», sino que también comenzó a usar términos casi propios del lunfardo, del lenguaje popular porteño y de neologismos inventados a propósito de algo que quería acentuar. Cuando Francisco habló de «primerear», sobre todo en el Vaticano muchos se preguntaron qué quería decir. Entonces, Milia escribió el primero de sus artículos para el blog Terre d’ America , que lidera Alver Metalli. «Tuvo tanta repercusión que me pidieron que continuara escribiendo sobre lo que llamaron bergoglismos y luego los comenzó a publicar L’Osservatore», cuenta Milia, autor del libro De la edad feliz , publicado en 2006 con prólogo de Bergoglio.
A la lista de términos comentados por él -que incluye las expresiones «primerear», «balconear», «ningunear», «pasarse de rosca», «pescar una idea», «hacer lío», «empacharse» y «misericordiar»-, se podrían sumar muchos otros como «rosquear», «sacar el cuero», tener «cara de pepinos en vinagre», «salir de la cueva» o cuidarse de los «mercachifles». Consideradas como «la jerga de Bergoglio» o como bergoglismos , las expresiones del Papa provocan dolores de cabeza a los traductores y asombran a todos, excepto a quienes ya lo conocían.
Fueron repetidas las veces que Bergoglio pidió disculpas por pronunciar un término de tono vulgar o popular. Un ejemplo: en la homilía de la misa por la educación que celebró en abril de 2009 y en la que denunció que la droga se vendía en las puertas de los colegios, dijo: «(…) Tenemos que defender la cría, perdonen la palabra, y a veces este mundo de las tinieblas nos hace olvidar de ese instinto de defender la cría». Por eso, el padre Javier Klajner, responsable de la pastoral de la juventud de la arquidiócesis de la ciudad de Buenos Aires, afirmó: «Mucho de lo que dice el Papa, sus expresiones y sus modos, nosotros lo vivíamos como una realidad«. Y recordó que el ex arzobispo porteño describía a la Virgen como una mujer callejera. «Ustedes tienen que ser como ella, una mujer callejera y estar en la calle», les decía a los sacerdotes.
«Los bergoglianismos son como la síntesis de una catequesis ciento por ciento argentina que el Papa está exportando, está llevando al mundo, y no por fervor localista, sino por fervor misionero», planteó Virginia Bonard compiladora de «Nuestra fe es revolucionaria», un libro con homilías y mensajes de Bergoglio en sus tiempos como arzobispo porteño. Bonard, que también participó del acompañamiento que hizo la Iglesia a los familiares de las víctimas del incendio de Cromagnon, en la que murieron 194 jóvenes, recordó: «En una misa por el aniversario de esa tragedia, Bergoglio llamó santuario al local Cromagnon. Eso es mucho más que un neologismo. Es considerar que una porción de la ciudad se santuarizó por el dolor vivido por los citadinos, como decía él a veces, en vez de ciudadanos». Y agregó: «El Papa dice que prefiere una Iglesia accidentada a una Iglesia enferma. Y él también. Es evidente que prefiere accidentarse en el uso de la palabra y los gestos que quedarse con algo en el buche».
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