También hoy Jesús sigue disipando las tinieblas del error y del pecado, para llevar a la humanidad la alegría de la luz resplandeciente de Dios, de la que el árbol de Navidad es una señal y un recordatorio
Francisco consideró hoy que el árbol de Navidad es «señal y recuerdo» de aquella luz divina traída por Jesús para «disipar las tinieblas del error y el pecado» y para «dar a la humanidad la alegría fulgurante de la vida».
El Papa hizo estas declaraciones en una audiencia con los participantes de la peregrinación que llegó desde Baviera y donó el árbol navideño de la plaza San Pedro.
El árbol de este año llegó de la tierra de Benedicto XVI y el papa Francisco agradeció a la delegación de la región alemana por la «cercanía espiritual y la amistad que vinculan a toda Alemania, y en particular a Baviera, con la Santa Sede». El Papa señaló que «este árbol es internacional», ya que llega de una zona limítrofe entre Alemania y la República Checa.
El Papa saludó cordialmente al grupo de 350 personas de la ciudad bávara de Waldmünchen, empezando por el alcalde y las demás autoridades civiles. Con afecto fraterno saludó también el Papa al obispo de Ratisbona y al obispo de Pilsen, diócesis vecina de la República Checa. «Un árbol internacional dijo bromeando el Santo Padre porque creció cerca de la frontera entre Alemania y la República Checa».
El majestuoso abeto estará al lado del belén durante todas las fiestas navideñas y será admirado por los romanos, los turistas y peregrinos de todo el mundo. «Gracias, queridos amigos, por este gran árbol y por los otros más pequeños, dispuestos en distintas salas de la Ciudad del Vaticano».
«Con estos dones ustedes desean expresar su cercanía espiritual y amistad que los unen, a través de Alemania, a la Santa Sede» dijo Francisco. «Con mis oraciones les acompaño en el camino de sus comunidades cristianas. Les deseo a todos ustedes, a sus conciudadanos y compatriotas que pasen una serena Navidad del Señor».
Los pastores de Belén dice el Evangelio -recordó el Papa- fueron rodeados por una gran luz. También hoy Jesús sigue disipando las tinieblas del error y del pecado, para llevar a la humanidad la alegría de la luz resplandeciente de Dios, de la que el árbol de Navidad es una señal y un recordatorio. Dejémonos envolver por la luz de su verdad, porque «la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida de los que se encuentran con Jesús».
(Rd/Rv/Agencias)