Hay tantos cristianos con una esperanza con demasiada agua, no fuerte: una esperanza débil
El Papa Francisco dijo este viernes que la «Iglesia está llena de cristianos derrotados», cristianos «convencidos a mitad», cristianos con una «esperanza aguada». En cambio, «la fe puede todo y vence al mundo», recordó el Pontífice en la homilía de la misa en la casa de Santa Marta en el Vaticano, de la cual la radio Vaticana difundió algunos fragmentos.
Jorge Bergoglio comentó que «el termómetro de la vida de la Iglesia es un poco bajo» en «la capacidad de adorar a Dios». Francisco, que también este viernes retomó su discurso de la expresión de San Juan «permanecer en Dios», explicó que la fe exige «dos actitudes, confesar y confiarnos».
«Sería bello», auspició el Pontífice, repetir que la «fe venció al mundo», sería bello «porque tantas veces somos cristianos derrotados». «Pero la Iglesia está llena de cristianos derrotados que no creen en esto, que la fe es victoria, que non viven esta fe, porque si no se vive en esta fe, está la derrota y vence el mundo, el príncipe del mundo», aseveró.
Bergoglio elogió la fe del hemorroisa, de la cananea y del nacido ciego como ejemplos de fe que «como un granito de mostaza puede mover las montañas.
Esta fe, afirmó, nos pide dos actitudes: «confesar y confiarnos». Confesar la fe, dijo, exige creer no «en parte o a mitad, exige crear toda la fe, esta fe «como ha llegados a nosotros, por el camino de la tradición: toda la fe!»
«Y cómo puedo saber si confieso bien la fe? Hay una señal: quien confiesa bien la fe, y toda la fe, tiene la capacidad de adorar, adorar a Dios», sostuvo el Papa.
«Oso decir que el termómetro de la vida de la Iglesia es un poco más bajo en ésto»:»hay poca capacidad de adorar, no tenemos tanta, algunos si…» Y ésto porque en la confesión de la fe no estamos convencidos o estamos convencidos a mitad», subrayó. Por ende, destacó luego el Papa, la primera actitud es confesar, confesar la fe y custodiarla. La otra actitud es confiarse«.
«Así como la confesión de la fe nos lleva a la adoración y al elogio de Dios, el confiarse a Dios nos lleva a una actitud de esperanza. Hay tantos cristianos con una esperanza con demasiada agua, no fuerte: una esperanza débil. ¿Por qué?. Porque no tienen la fuerza y el coraje de confiarse al Señor», amplió. «Pero si nosotros cristianos creemos confensa la fe, también custodiando la fe y confiándonos a Dios, al Señor, seremos cristianos vencedores. Y esta es la victoria que venció al mundo, nuestra fe», completó Francisco.