Consagrados a Dios y entregados a los hermanos, para difundir su esperanza en el corazón de los desesperados
(José M. Vidal/Agencias).- Día encapotado y lluvioso en Roma. Tras la misa de la Vida Consagrada, Francisco vuelve a ejercer desde la cátedra de la ventana ante una marea multicolor de paraguas. Y vuelve a hacer una cerrada alabanza de frailes, monjes y monjas, proque, a su juicio, «no se puede imaginar una Iglesia sin monjas» y sin frailes. Unas y otros son «iconos de la donación de la propia vida».
Algunas frases de su catequesis del ángelus
«Buen dia. Hoy todos empapados en la plaza. Sed valientes»
«Fiesta de la presentación y la Jornada de la Vida Consagrada»
«Icono de la donación de la propia vida»
«Jesús virgen, pobre y obediente»
«Todos sosmos llamados a ofrecernos al Padre como Jesús, haciendo de nuestra vida un don generoso»
«La consagración vivida de un modo especial por los religiosso»
«Pertenecen a Dios de una forma plena y exclusiva»
«Consagrados a Dios y entregados a los hermanos, para difundir su esperanza en el corazón de los desesperados»
«Son signo de Dios en los diversos ambientes de vida»
«Son profecía de compartir con los pequeños y los débiles»
«Es un don de Dios a la Iglesia la vida consagrada»
«Toda persona consagrada es un don para el pueblo de Dios en camino»
«¿Qué pasaría si no existiesen las monjas en los hospitales, en misiones, en las escuelas? No se puede pensar una Iglesia sin monjas. Son grandes estas mujeres que consagran su vida a los demás y a Jesús»
«Los consagrados son testigos de que Dios es bueno y misericordioso»
«Valoremos la experiencia de la vida consagrada de los diversos carismas y espiritualidades»
«Que muchos jóvenes respondan sí al Señor, que les llama a consagrarse totalmente a Él»
«El año próximo será dedicado de forma especial a la Vida Consagrada»
Tras el ángelus y la bendición
Saluda a los estudiantes españoles de Villafranca de los Barros y Zafra.
Recuerda que, en Italia, se celebra la Jornada por la Vida. «Mi apoyo a todos los que defienden la Vida. Todo hijo es rostro de Dios, don para la familia y la sociedad. Amar y servir la vida, acogerla y promoverla, especialmente cuando es frágil, desde el embarazo hasta el final en esta tierra»
«Mi pensamiento va a la población de Roma y de la Toscana golpeadas por las lluvias, que provocaron inundaciones. Que no les falte a estos hermanos nuestros nuestra solidaridad concreta, nuestra oración. Os siento muy cercanos».
«Buen domingo, buen apetido. Arrivederci»
Texto completo de la alocución del Papa antes de la oración del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy celebramos la fiesta de la Presentación de Jesús en el templo. En esta fecha también se celebra la Jornada de la Vida Consagrada, que recuerda la importancia para la Iglesia de todos los que han oído la llamada a seguir a Jesús de cerca en el camino de los consejos evangélicos. El evangelio de hoy narra que, cuarenta días después del nacimiento de Jesús, María y José llevaron al niño al templo para consagrarlo y ofrecerlo a Dios, como lo prescribe la ley judía. Este episodio evangélico es también un icono de la donación de la propia vida por parte de aquellos que, por un don de Dios, toman los rasgos característicos de Jesús, virgen, pobre y obediente, el Consagrado del Padre.
Esta ofrenda de sí mismos a Dios concierne a todos los cristianos, porque todos estamos consagrados a Él por medio del bautismo. Todos estamos llamados a ofrecernos al Padre con Jesús y como Jesús, haciendo de nuestra vida un don generoso, en la familia, en el trabajo, en el servicio a la Iglesia, en las obras de misericordia. Sin embargo, esta consagración la viven de una manera particular los religiosos, los monjes, los laicos consagrados que, con la profesión de los votos, pertenecen a Dios de manera plena y exclusiva. Esta pertenencia al Señor permite a los que la viven de una manera auténtica ofrecer un testimonio especial al Evangelio del Reino de Dios. Totalmente consagrados a Dios, están totalmente entregados a los hermanos, para llevar la luz de Cristo, allí donde se encuentra la oscuridad más densa, y difundir su esperanza en los corazones desalentados.
Las personas consagradas son un signo de Dios en los diferentes ambientes de la vida, son levadura para el crecimiento de una sociedad más justa y fraterna, profecía del compartir con los pequeños y los pobres. Así entendida y vivida, la vida consagrada se nos presenta como es realmente: ¡un don de Dios! Cada persona consagrada es un don para el pueblo de Dios en camino. Hay mucha necesidad de estas presencias, que fortalecen y renuevan el compromiso de la difusión del Evangelio, de la educación cristiana, de la caridad hacia los más necesitados, de la oración contemplativa; el compromiso de la formación humana y espiritual de los jóvenes, de las familias; el compromiso por la justicia y la paz en la familia humana.
La Iglesia y el mundo necesitan este testimonio del amor y de la misericordia de Dios. Por esto es necesario valorar con gratitud las experiencias de vida consagrada y profundizar en el conocimiento de los diferentes carismas y espiritualidad. Debemos orar para que muchos jóvenes respondan «sí» al Señor que los llama a consagrarse totalmente a Él para un servicio desinteresado a los hermanos.
Por todos estos motivos, como ha sido ya anunciado, el año 2015 estará dedicado de manera especial a la vida consagrada. Encomendemos desde ahora esta iniciativa a la intercesión de la Virgen María y de San José, que, como padres de Jesús, fueron los primeros en ser consagrado a Él, y a consagrar sus vidas a Él.
Saludos y palabras del Papa tras la oración mariana del Ángelus
Después de la oración mariana del Ángelus, el Papa saludó a las familias, a las parroquias, a las asociaciones y a todos los peregrinos llegados a Roma, desde Italia y de muchas partes del mundo. Un saludo particular lo dedicó a los estudiantes españoles de Villafranca de los Barros y Zafra; a los devotos del beato Stefano Bellesini de Verona, a los fieles de Taranto y a los coros de Turriaco, Módena y de la provincia de Taranto.
Hoy se celebra en Italia la Jornada por la Vida, cuyo tema es «Generar el futuro». Extiendo mi saludo y mi aliento a las asociaciones, movimientos y a los centros culturales que participan en la defensa y promoción de la vida. Me uno a los Obispos italianos en reiterar que «todo hijo es el rostro del Señor, amante de la vida, don para la familia y para la sociedad» (Mensaje para la XXXVI Jornada Nacional por la Vida). Que cada uno, en su propio papel y en su propio campo, se siente llamado a amar y a servir a la vida, a aceptarla, respetarla y promoverla, especialmente cuando es frágil y necesita atención y cuidados, desde el seno materno hasta su fin en esta tierra.
El Papa saludó al Cardenal Vicario y a todos los que trabajan en la diócesis de Roma para la promoción de la Jornada por la Vida. Al tiempo que expresó su agradecimiento a los docentes universitarios que, en esta ocasión, organizaron conferencias sobre las actuales problemáticas relacionadas con la natalidad.
«Les deseo a todos un buen domingo y un buen almuerzo. ¡Hasta la próxima!»