Hubiera querido anunciarlo antes de Navidad, pero esperó a publicar el volumen sobre la Infancia de Jesús, estaba una encíclica sobre la fe en preparación y el comienzo del Año de la Fe
«No tuve la culpa del Vatileaks». Así de rotundo se expresa Tarcisio Bertone. Un año después de la renuncia de Benedicto XVI, quien fuera su secretario de Estado asegura que «fue muy madurada. Él habló conmigo de esa posibilidad a mediados de 2012″. En una entrevista a Il Giornale, el cardenal lamenta «no haber sido capaz de detener ese escándalo», y asegura haberse sentido apoyado tanto por Ratzinger como por Francisco.
«Benedicto sintió el peso de la edad, especialmente para dirigir la barca de Pedro y satisfacer los desafíos de la Iglesia», subraya Bertone, quien apunta el momento en que empezó a prepararse la visita a Brasil -que finalmente hizo Francisco- «ya dijo que no se sentía con fuerzas para ese viaje». «Hubiera querido anunciarlo antes de Navidad, pero esperó a publicar el volumen sobre la Infancia de Jesús, estaba una encíclica sobre la fe en preparación y el comienzo del Año de la Fe… Y después de reflexionar anunció su decisión en la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes». Hoy, hace un año.
Un gesto que «tiene un gran valor histórico y da muestra de la fe de la Iglesia en su fundador. Como decía Benedicto XVI, es el Señor el que guía a la Iglesia». Sobre su relación con Ratzinger, el ex secretario de Estado constata que «siempre se han basado en el respeto y la confianza mutuas», con «una obediencia filial y plena colaboración».
Bertone lamenta que «ha habido críticas y falsas ideas sobre la actuación de Benedicto XVI«, pero espera que, con el tiempo, «será recordado como un gran Papa, que tiene el sello de ternura y de humildad». Algo que «reconoce el Papa Francisco, que se apega a él como un sabio consejero y un ejemplo para todos».
Respecto a la futura reforma de la Curia, Bertone piensa que «está abierto al debate», y apunta que ya Benedicto XVI «estuvo trabajando en una reforma», pues «era muy consciente de la multiplicidad de organismos y la necesidad de coordinación y racionalización». No obstante, los escándalos de la pederastia, el lavado de dinero la lucha contra el terrorismo impidieron poner toda la carne en el asador. También el IOR: «Sobre ese escándalo se exagera mucho. En las últimas décadas ha habido un comportamiento deplorable que arrojó sombras sobre el IOR, pero en los últimos años se ha iniciado un camino de buena gobernanza y una adecuada verificación de los clientes», algo que, asegura, ya comenzó a hacer en época de Ratzinger.
Bertone niega toda atribución de responsabilidad en el caso «Vatileaks»: «No entiendo qué haría bien en relación con la filtración de documentos confidenciales que estaban sobre la mesa de la Papa. Lamento no haber sabido frenar el escándalo«. Sí sostiene que buena parte de las decisiones que está tomando Francisco están «orientadas» por la lectura de la investigación cardenalicia del escándalo, llevada a cabo por los cardenales Herranz, Tomko y De Giorgi. En todo caso, «ese dossier no es tan crucial«.
(Rd/Agencias)