"Sois mis 'diocesanos'", suelen bromear cuando se le agradecen los cuidados. Soluciona todos los problemas, desde el más pequeño al más embarazoso
(J. Bastante/J. M. Vidal/Ep).- Es un hombre cercano, afable, servicial. Con «olor a oveja» y bien preparado. El mejor anfitrión para los españoles que llegan a Roma. Se trata de Lucio Ángel Vallejo Balda, que ha sido designado por Francisco como secretario general del nuevo «ministerio» de Economía vaticano, dirigido por el cardenal Pell.
Sacerdote riojano del Opus Dei nacido en 1961, Vallejo es la hospitalidad en persona. Se desvive por todos y cada uno de los españoles que llegan a Roma, sin pedir «carnet» de pertenencia o filiación. Política o religiosa. «Sois mis ‘diocesanos’«, suelen bromear cuando se le agradecen los cuidados. Soluciona todos los problemas, desde el más pequeño al más embarazoso.
Probablemente por ello, y por sus demostradas dotes para la gestión del patrimonio eclesiástico y la economía, por lo que fue llamado a Roma, donde ha crecido hasta convertirse en la mano derecha de Francisco en temas económicos y, sin lugar a dudas, el español con más ascendiente sobre Bergoglio.
Una nueva muestra de ello ha sido su nombramiento -confirmado por él mismo a Europa Press- como secretario general de la nueva Secretaría de Economía de la Santa Sede, una estructura creada por el Papa Francisco para coordinar los asuntos económicos del Vaticano.
Lucio Ángel Vallejo Balda, que ya ostentaba los cargos de secretario de la Comisión para la reforma de la estructura económico-administrativa del Vaticano y secretario de la Prefectura de Asuntos Económicos del Vaticano, ha indicado que lleva varios años trabajando en lo mismo y que recibe el nombramiento en este sentido. «Bien, sigo con el trabajo», ha precisado.

Además, ha apuntado que lo importante era el nombramiento del cardenal prefecto de la nueva estructura, el cardenal australiano George Pell, actual arzobispo de Sydney y miembro del Consejo de cardenales, llamado ‘G-8 Vaticano’, y que en estos próximos días se conocerán los nombramientos y la estructura de los nuevos órganos.
A pesar de estar siempre muy ocupado, Vallejo quita tiempo de donde sea para atender a los españoles que llegan a la Curia y no saben por dónde empezar. Con una hospitalidad exquisita y un trato agradable, se hace querer.
Vive en un apartamento sencillo y decorado con piezas y cuadros de los que la gente regala a los Papas y que, en vez de guardarlos en los almacenes vaticanos, se prestan a los curiales para que decoren sus pisos. Allí, en el Largo del Colonnato, frente a la puerta de Santa Ana, vive con su madre, una mujer entrañable, que ofrece sus pastas y buñuelos a la gente que recibe su hijo en casa.
Y en Roma está haciendo carrera. Vallejo es un sacerdote de buena planta (casi 1,80), bien parecido, buen conversador, moderno, moderado y aficionado a la arquitectura, al arte y a la música. Sil olvidar su dedicación solidaria (es presidente, por ejemplo, de los curas que ayudan a Rusia o amigo y colaborador de Mensajeros de la Paz) y su exquisita espiritualidad. En sus emails, siempre termina con un ruego: «Reza por mí». Como el Papa Francisco, del que ahora se convierte en uno de sus máximos colaboradores y en su mano derecha…económica.





