Su muerte fue heroica y esta percepción creo que se puede decir universal, basta pensar en la manifestación de afecto y veneración que le reservaron los fieles y no fieles en el funeral
Jorge Mario Bergoglio, entonces arzobispo de Buenos Aires, declaró en 2005 como testigo ocular en el proceso romano para la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II, destacando actitudes «heroicas», según asegura hoy el diario Avvenire.
El futuro papa Francisco fue llamado a declarar por el tribunal de la diócesis de Roma al comienzo del proceso, en el otoño boreal de 2005.
«Declaro por ciencia directa y por lo tanto referiré la que fue mi experiencia personal del siervo de Dios Juan Pablo II», comenzó Bergoglio, según el documento citado por Avvenire.
Recordando sus encuentros con Karol Wojtyla, el arzobispo subrayaba en el testimonio «la neta impresión de que él ‘rezaba en serio’«, «su mirada era la de un hombre bueno», «su gran capacidad de escucha frente a todos» y también «su memoria, diría casi sin límites».
«Recordaba lugares, personas, situaciones de las que había tomado conocimiento incluso durante sus viajes, señal de que prestaba la máxima atención en toda circunstancia y en particular frente a las personas con quienes se encontraba. Señal para mí de verdadera y gran caridad», explicaba el futuro Papa.
Contando un «recuerdo particular» durante una visita «ad limina» en 2002, Jorge Bergoglio refirió que «un día concelebramos con el Santo Padre y lo que me impactó fue su preparación para la celebración».
«Estaba arrodillado en su capilla privada, en actitud de plegaria, y vi que de tanto en tanto leía algo sobre una hoja que tenía enfrente y apoyaba la frente en las manos, y era claro que rezaba con mucha intensidad por lo que considero una intención que había escrito en esa hoja», explicó.
«Luego releía alguna otra cosa sobre la misma hoja y retomaba la actitud de plegaria y así hasta terminar, hasta que se levantaba para vestir los paramentos», agregó.
También cuando se le presentaba «la lista de propuestas para los obispos en diócesis con dificultades o particularmente comprometidas, el siervo de Dios antes de firmar los nombramientos se hacía dejar la lista para reflexionar y rezar y luego daba las respuestas oportunas».
Sobre las últimas fases de la vida de Karol Wojtyla, Bergoglio subrayó que «Juan Pablo II nos enseñó, no ocultando nada a los otros, a sufrir y a morir, y esto en mi opinión es heroico«.
«No se debe olvidar -agregó- su particular devoción hacia la Virgen, que debo decir incluyó también en mi piedad. Finalmente, no dudo en afirmar que Juan Pablo II, en mi opinión, ejerció todas las virtudes, tomadas globalmente, en modo heroico, dadas la constancia, el equilibrio y la serenidad con que vivió toda su existencia».
«Y esto apareció a los ojos de todos, también de los no católicos y de los que profesan otras religiones, así como los agnósticos. Yo siempre lo consideré un hombre de Dios y así la mayor parte de las personas que de algún modo entraban en contacto con él», continuó Bergoglio.
«Su muerte -concluyó- fue heroica y esta percepción creo que se puede decir universal, basta pensar en la manifestación de afecto y veneración que le reservaron los fieles y no fieles» en en su funeral.
(RD/Agencias)