Conozco a una mujer que estaba preparando a su hija para la primera comunión. El párroco dijo que la chica podía ir a recibir la santa comunión, pero la mamá no. Se lo conté al Papa y el me dijo: ‘No, esto es imposible'
(J. Bastante).- «El Papa me dijo que cree que el 50% de los matrimonios no son válidos«. Así de rotundo se manifestó el cardenal Walter Kasper, encargado por Francisco de las reflexiones previas al Sínodo de la Familia y que el pasado mes de febrero abrió la puerta a una solución sensata para el acceso a la comunión de los divorciados vueltos a casar.
En una entrevista a la revista Commonweal, el purpurado alemán desvela que el propio Benedicto XVI -con quien Kasper mantuvo una relación de estrecha colaboración- mostró especial interés por el caso especialmente por los llamados «cónyuges inocentes», esto es, los abandonados y que, tras varios años, rehacen su vida junto a otra persona.
Hay algunos que creen que la Iglesia es para los puros. Se olvidan que la Iglesia es una Iglesia de pecadores. Todos somos pecadores. Y estoy feliz de que sea así, porque si no lo fuera no formaría parte de ella. Es una cuestión de humildad… Tengo la impresión de que esto es muy importante para Papa Francisco. No le gusta la gente que está en la Iglesia solo para condenar a los demás», señaló Kasper, en lo que parece una respuesta ante aquellos que le acusan de «ir por libre» o no contar con el respaldo de Bergoglio.
En su reflexión, el cardenal habla del sacramento del perdón, y de la posibilidad para los divorciados vueltos a casar de seguir adelante con su nueva vida de pareja de un modo normal. A este respecto es claro: «»¿Vivir juntos como hermano y hermana? Naturalmente tengo un enorme respeto por los que están haciendo esto -dijo Kasper. Es un acto heroico, y el heroísmo no es para el cristiano promedio. Y podría crear nuevas tensiones. El adulterio no es solo un comportamiento sexual erróneo. Es dejar una «Familiaris consortio», una comunión, y para establecer una nueva […] Yo creo que sí, que la absolución es posible. Misericordia significa que Dios da a todos los que se convierten y se arrepienten una nueva posibilidad«.
Entre las armas teológicas de la «opción Kasper» se encuentra San Antonio Maria Ligorio, uno de los patrones de la Teología Moral, que abogaba por el «equiprobabilismo», y Santo Tomás de Aquino, el padre de la prudencia.»Creo que existen argumentos en la tradición«, subrayó.
¿Significa esto reconocer que uno se puede casar todas las veces que quiera? Para nada. «El primer matrimonio es indisoluble -responde Kasper-, porque el matrimonio no es solo una promesa entre dos partes; es también una promesa de Dios, es lo que Dios hace y ha hecho en todos los tiempos. Por lo tanto, el vínculo del matrimonio permanece. Naturalmente, los cristianos que dejan su primer matrimonio han fracasado. Esto está claro. El problema es cuando no hay manera de salir de tal situación. Si vemos la acción de Dios en la historia de la salvación, vemos que Dios da a su pueblo una nueva posibilidad. Esta es la misericordia. El amor de Dios no se agota porque un ser humano haya fracasado, si se arrepiente. Dios ofrece una nueva posibilidad, sin anular las exigencias de la justicia: Dios no justifica el pecado. Pero justifica al pecador. Muchos de quienes me critican no entienden esta diferencia. Dicen: de esta manera nosotros queremos justificar el pecado. No, nadie quiere esto. Pero Dios justifica al pecador que se convierte. Esta diferencia aparece desde Agustín».
«No niego -continúa el cardenal alemán- que el vínculo del matrimonio permanezca. Pero los padres de la iglesia tenían una imagen estupenda: si hay un naufragio, tú no obtienes una nueva nave para salvarte, sino una chalupa que te permitirá sobrevivir. Esta es la misericordia de Dios, darnos una barquita que nos permita sobrevivir. Este es mi enfoque para el problema. Yo respeto a los que tienen una postura diferente, pero, por otra parte, hay que ver cuál es la situación concreta de hoy. ¿Cómo podemos ayudar a las personas que luchan en estas situaciones? Sé que estas personas, a menudo mujeres, están muy comprometidas en la vida parroquial; hacen todo lo posible por sus hijos. Conozco a una mujer que estaba preparando a su hija para la primera comunión. El párroco dijo que la chica podía ir a recibir la santa comunión, pero la mamá no. Se lo conté al Papa y el me dijo: ‘No, esto es imposible'».
En cuanto a las segundas nupcias celebradas por lo civil, Kasper afirmó: «El segundo matrimonio, naturalmente, no es un matrimonio en el sentido cristiano. Y yo estaría en contra de celebrarlo en una Iglesia. Pero hay algunos elementos del matrimonio. Quisiera comparar esta situación con la forma en la que la Iglesia católica ve a las demás Iglesias. La Iglesia católica es la verdadera Iglesia de Cristo, pero hay otras Iglesias que tienen elementos de la verdadera Iglesia, y nosotros reconocemos estos elementos. De la misma manera, podemos decir: el verdadero matrimonio es el sacramental; el segundo no es un matrimonio en el mismo sentido, pero tiene elementos del primero: la pareja se cuida recíprocamente, están vinculados exclusivamente uno al otro, pretenden permanecer en este vínculo, cuidan a los niños, llevan una vida de oración, y así… No es la mejor situación. Es la mejor situación posible«.
«De ninguna manera puedo negar la indisolubilidad del matrimonio sacramental -aclaró Kasper en la entrevista. Sería estúpido. Debemos hacer que se respete, y ayudar a las personas a que la entiendan y a que la vivan. Esta es una tarea de la Iglesia. Pero debemos reconocer que los cristianos pueden fracasar, y entonces tenemos que ayudarlos. A todos los que dicen que viven en una situación de pecado, les respondería que Papa Benedicto XVI ya dijo que estos católicos pueden recibir la comunión espiritual. Comunión espiritual significa estar unido con Cristo. Pero si yo estoy unido con Cristo, no puedo vivir en una situación de pecado grave. Y entonces, si pueden recibir la comunión espiritual, ¿por qué no pueden recibir la comunión sacramental? Creo que hay muchos problemas también con la posición tradicional, y Papa benedicto reflexionó mucho sobre esto: me dijo que estas personas deberían tener medios de salvación y de comunión espiritual […] Estar en comunión espiritual con Cristo significa que Dios ha perdonado a esta persona. Y lo mismo la Iglesia -concluyó el cardenal-, mediante el sacramento del perdón, debería ser capaz de perdonar si Dios lo hace. De lo contrario habría una oposicion entre Dios y la Iglesia, y este sería un enorme problema».