La Iglesia ha nacido en salida, misionera
(José M. Vidal).- Regina Coeli del Papa Francisco en la fiesta de la Ascensión y en la Jornada de las comunicaciones sociales. La plaza, como siempre, a rebosar. Es su escudo, el referendum miércoles y domingo) que gana cada semana desde que llegó el solio pontificio. El Papa recuerda que el gran regalo de Jesús al Padre son «sus llagas» y pide a los presentes que recen por la paz.
Francisco sale a la ventana y, como siempre, saluda.
Algunas frases de su discurso
«Hoy celebramos la Ascensión de Jesús al cielo»
«Andar o partir es la palabra clave»
«Jesus parte, asciende al cielo, retorna al Padre»
«No se trata de una separación, porque permanece para siempre con nosotros»
«La meta de nuestro camino es el Padre»
«Jesús permanece presente y operante en la historia humana»
«Está al lado de cada uno de nosotros y, aunque no lo veamos con los ojos, está y nos acompaña siempre»
«Jesús resucitado esta cercano a los cristianos perseguidos y discriminados»
«El Señor está aquí, con nosotros. El Señor está con nosottros. ¿Lo creéis? Lo decimos todos juntos: El Señor está con nosotros. Otra vez: El Señor está con nosotros»
«¿Cuál es el regalo que Jesús le lleva al Padre? Sus llagas»
«Ha conservado sus llagas y le dice al Padre: Mira, Padre, este es el precio del perdón que tu nos das. Y el Padre nos perdona siempre.No porque seamos buenos, sino porque él ha pagado por nosotros».
«Sus llagas, el precio del perdón»
«No tengáis miedo, porque el Padre siempre perdona»
«Id y haced discipulos»
«La Iglesia ha nacido en salida, misionera»
«¿Y las comunidades de clausura? También, proque están en salida con la oración. Y lo mismo los ancianos y los enfermos»
«Solos y sin Jesús no podemos hacer nada»
«Sin Jesús, nuestro trabajo, resulta ineficaz».
«¿Cuál es el regalo que Jesús llevó al Padre? Las llagas. Con ellas le hace ver al Padre el precio de su perdón»
Y tras el rezo del regina coeli, los saludos:
Pide por la paz en Ucrania y en la República centroafricana: «Que se busque con paciencia el diálogo y la pacificación»
«Con profunda tristeza, rezo por las víctimas de las tensiones que aún prosiguen en algunas regiones de Ucrania, así como en la República Centroafricana. Renuevo mi apremiante llamamiento a todas las partes implicadas, para que se superen las incomprensiones y se busque con paciencia el diálogo y la pacificación. Que María Reina de la Paz nos ayude a todos con su intercesión materna. María Reina de la Paz, ruega por nosotros».
«María Reina de la paz, ruega por nosotros»
Recuerda la jornada mundial de las comunicacione sociales
«Los medios pueden favorecer la solidaridad y la cultura dle encuentro»
«Un encuentro basado en el respeto»
Recuerda la beatificación de la Madre Esperanza, nacida en España. «Un aplauso para la beta Madre Esperanza»
«Buen domingo, buen apetito, a rivederci y rezad por mí»
Texto de la alocución del Papa antes de rezar el Regina Coeli:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy en Italia y en otros países, se celebra la Ascensión de Jesús al cielo, que se produjo cuarenta días después de la Pascua. Los Hechos de los Apóstoles relatan este episodio, la separación final del Señor Jesús de sus discípulos y de este mundo (Cfr. Hch 1, 2.9). En cambio, el Evangelio de Mateo, refiere el mandato de Jesús a los discípulos: la invitación a ir, a partir para anunciar a todos los pueblos su mensaje de salvación (Cfr. Mt 28, 16-20). «Ir», o mejor, «partir» se concierte en la palabra clave de la fiesta de hoy: Jesús parte hacia el Padre y manda a los discípulos que partan hacia el mundo.
Jesús parte, asciende al cielo, es decir, regresa al Padre de quien había sido enviado al mundo. Pero no se trata de una separación, porque Él permanece para siempre con nosotros, en una forma nueva. Con su Ascensión, el Señor resucitado atrae la mirada de los Apóstoles – y también nuestra mirada – a las alturas del Cielo para mostrarnos que la meta de nuestro camino es el Padre.
Sin embargo, Jesús permanece presente y operante en las vicisitudes de la historia humana con la potencia y los dones de su Espíritu; está junto a cada uno de nosotros: incluso si no lo vemos con los ojos, ¡Él está! Nos acompaña, nos guía, nos toma de la mano y nos levanta cuando caemos. Jesús resucitado está cerca de los cristianos perseguidos y discriminados; está cerca de cada hombre y mujer que sufre.
Pero Jesús también está presente mediante la Iglesia, a la que Él ha enviado a prolongar su misión. La última palabra de Jesús a los discípulos es la orden de partir: «Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes» (Mt 28, 19). Es un mandato preciso, ¡no es facultativo! La comunidad cristiana es una comunidad «en salida», «en partida». Y ustedes me dirán: ¿pero y las comunidades de clausura? Sí, también ellas, porque están siempre «en salida» con la oración, con el corazón abierto al mundo, a los horizontes de Dios. ¿Y los ancianos, los enfermos? También ellos, con la oración y la unión a las llagas de Jesús.
A sus discípulos misioneros Jesús les dice: «Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo» (v. 20). Solos, sin Jesús, ¡no podemos hacer nada! En la obra apostólica no bastan nuestras fuerzas, nuestros recursos, nuestras estructuras, si bien son necesarias. Sin la presencia del Señor y la fuerza de su Espíritu nuestro trabajo, aun si bien organizado, resulta ineficaz.
Y junto a Jesús nos acompaña María, nuestra Madre. Ella ya está en la casa del Padre, es Reina del cielo y así la invocamos en este tiempo; pero como Jesús está con nosotros, camina con nosotros, es la Madre de nuestra esperanza.