La división plasmada en estos días ha llevado incluso a algunos medios a lanzar la hipótesis de que los participantes en el Sínodo no consiguiesen mañana ponerse de acuerdo para votar la declaración final
Los obispos participantes en la Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la familia, Reinhard Marx y Paul Pontier, han destacado que durante estas dos semanas se ha producido un debate «intenso» pero «con libertad de palabra y honestidad».
El arzobispo de Munich (Alemania) y miembro del grupo de nueve cardenales que asesoran al Papa en el Gobierno de la Curia, Reinhard Marx, ha admitido que el debate ha sido «intenso» pero «con voluntad de encontrar un camino común» y ha defendido que la palabra «exclusión» no debe formar parte del lenguaje de la Iglesia.
Marx, que ha advertido de que el texto presentado este jueves con las enmiendas de los grupos no fue «una conclusión» sino «un paso entusiasta» en el proceso sinodal, ha subrayado que la Iglesia debe estar «al lado de personas con una situación particular» y que, por tanto, «la exclusión no debe formar parte del lenguaje de la Iglesia».
Durante la rueda de prensa que ha tenido lugar este viernes sobre el Sínodo, el cardenal alemán ha apostado por encontrar en la Iglesia «un lenguaje diferente» en el que no haya solo «blanco o negro» pues «los problemas humanos son mucho más complejos».
Sobre el tema de los divorciados y vueltos a casar, Marx ha asegurado que es un asunto «muy actual» que «implica a muchas personas» pero ha puntualizado que los padres sinodales no quieren que se hable solo de esta cuestión. Para el cardenal, lo que el documento debe ofrecer son «elementos de atención pastoral para extender el evangelio de la familia».
Marx defendió la necesidad de que la Iglesia dé «acogida» a las nuevas situaciones de las familias y consideró «inconcebible» que se diga a un homosexual que no puede vivir el Evangelio.
El también presidente de la Conferencia Episcopal Alemana y uno de los miembros del llamado «G9» vaticano, nombrado por el papa Francisco para reformar el Gobierno de la Iglesia, explicó hoy en una rueda de prensa en el Vaticano su posición durante el Sínodo de obispos.
Marx, uno de los arzobispos más proclives a la apertura de la Iglesia hacia las que se consideran situaciones irregulares de la familia, afirmó que también el papa espera por parte de los obispos «nuevos impulsos que abran puertas para poder seguir proclamando el modelo de familia».
Sobre este tema, Marx explicó que no se trata de cambiar la doctrina, pero recordó que la Iglesia tiene 2.000 años y que no se puede continuar repitiendo siempre las mismas cosas.
«No tenemos que seguir citándonos a nosotros mismos continuamente«, dijo el arzobispo alemán, quien agregó que está «convencido» de que la iglesia debe «encontrar un lenguaje distinto».
Sobre los homosexuales explicó que el «catecismo no les condena por su condición» aunque la Iglesia no puede aceptar la práctica de la homosexualidad, pero subrayó que no se pueden descartar los «valores» que hay en algunas parejas homosexuales que se han acompañado y han sido fieles durante años.
Para Marx, la palabra «exclusión» no puede formar parte de la Iglesia católica y no se pueden crear «católicos de segunda o tercera clase».
«Usted es homosexual y no puede vivir el Evangelio. Decir esto es algo que es inconcebible», agregó.
Respecto a que los divorciados que se han vuelto a casar puedan acceder a los sacramentos, uno de los temas sobre los que la asamblea no se ha puesto de acuerdo, Marx defendió que «el magisterio de la Iglesia puede obviamente cambiar«.
«El Evangelio es el que es, pero ¿lo hemos descubierto todo?», señaló.
Por su parte, el arzobispo de Marsella (Francia), monseñor Paul Pontier, ha destacado la «libertad de palabra» y «honestidad» que ha reinado entre los participantes en el Sínodo y ha explicado que durante el trabajo en los grupos emergió que «el núcleo familiar es una célula fundamental de la sociedad».
Mientras, la colombiana Myriam Hoyos Castañeda ha indicado que su voz en el Sínodo ha sido la de una mujer «consciente de las dificultades como católica en el diálogo con el mundo».
Asimismo, ha señalado que los laicos participantes en la Asamblea han sentido que han ofrecido su reflexión y, en este sentido, ha insistido en que los laicos deben formar parte de la vida publica, llevar el mensaje evangélico y defender la doctrina social de la Iglesia.
Entre los temas abordados, Hoyos ha destacado el tema de «las presiones internacionales en las políticas en contra de la familia» y la «necesidad no solo de preparar a las parejas para el matrimonio sino también de hacer un seguimiento a los casados».
Sigue abierto el debate sobre si dar la Comunión a los divorciados que han contraído nuevas nupcias, pues solo un grupo lo apoyó, uno de lengua italiana que votó a favor, mientras que otros pidieron profundizar y otros aseguraron que no se puede cambiar la doctrina.
El arzobispo de Viena, el cardenal Christoph Schönborn, explicó que en el Sínodo es como una gran familia: «Sucede a menudo que la madre dice que es demasiado peligroso, mientras el padre dice que «no hay que tener miedo».
«Algunos padres del Sínodo dicen que no tenemos que olvidar la doctrina, pero otra parte también abogan por la necesidad de acompañar a todas aquellas situaciones difíciles», dijo Schönborn.
En el documento final se podría incluir una mención a la necesidad de acogida a los homosexuales, pero varios círculos matizaron la necesidad de expresarse con prudencia, al igual que a la hora de valorar también a las parejas que viven fuera del matrimonio católico.
Un punto que seguramente aparecerá en la «Relatio Synodi» será el de hacer una referencia más amplia al mensaje positivo del Evangelio de la familia, al hecho de que el matrimonio – unión indisoluble entre un hombre y una mujer, de acuerdo con la doctrina oficial de la Iglesia – «es un valor todavía de mucha actualidad y en el que muchas parejas creen».
Entre hoy y mañana se está encargando de redactar el documento final una comisión nombrada por el papa Francisco y compuesta por el relator general, el cardenal Peter Erdö; los secretarios Bruno Forte y el cardenal Lorenzo Baldisseri y otros ocho miembros.
Entre ellos se encuentra el presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, Gianfranco Ravasi; el rector de la Universidad Católica Argentina, Víctor Manuel Fernández y el superior General de los Jesuitas, el padre Adolfo Nicolás.
La división plasmada en estos días ha llevado incluso a algunos medios a lanzar la hipótesis de que los participantes en el Sínodo no consiguiesen mañana ponerse de acuerdo para votar la declaración final.
Sin embargo hoy, el cardenal Marx aseguró que aunque se han vivido «tensiones» y discusiones «efervescentes», se aprobará la declaración. También mañana, será publicado el llamado «Mensaje del Sínodo de los Obispos al Pueblo de Dios», con la reflexión de los participantes en esta asamblea.
(RD/Agencias)