No habrá una Iglesia sana, si fieles, presbíteros y diáconos no están unidos al obispo. Una Iglesia que no está unida al obispo, es una iglesia enferma
(Jesús Bastante).- «El Episcopado es un servicio, no un puesto para mandar». Francisco arremetió durante la audiencia de este miércoles contra los obispos que «hacen todo lo posible por llegar» a su puesto y que, «cuando lo hacen, no valen, se pavonean, viven únicamente para su vanidad«.
En una mañana donde el viento -¿del Espíritu?- sopló con fuerza, Bergoglio recordó a los prelados -«¿lo estáis oyendo?», dijo a los que le acompañaban- que «ser obispo significa tener siempre delante el ejemplo de Jesús, que como buen pastor, ha venido no para ser servido, sino para servir, y para dar su vida por los demás».
«¡Ven acá, no llores, no llores! ¿Ves, no pasa nada?«. El Papa Francisco tomó entre sus brazos a un pequeño que no paraba de gemir. El beso del Papa le tranquilizó. No así a un grupo de adolescentes que animaban a Bergoglio, desde la plaza de San Pedro, como si de una estrella de rock se tratara. «¡Francisco, I love you!«, dijeron varias. El jeep descubierto se paró en la mañana fría de San Pedro, y el Papa les contestó: «Y yo a ustedes«.
Es innegable la conexión entre este Papa y los jóvenes, entre el Papa y un grueso número de fieles que, cada miércoles y domingo, llueva, sople el viento o luzca el sol, se acercan para escuchar al pontífice venido del confín del mundo. Una muestra de que el mensaje de Jesús sigue de moda en un mundo aparentemente descristianizado.
La lectura de hoy giró en torno a la necesidad de que el obispo sea honesto, hospitalario y amigo del bien, sensato y justo. No amante de los lujos o del vino, según decía la carta de San Pablo a Tito. Obispos irreprensibles como administradores puestos por Dios. Una llamada de atención que Francisco se encargó de convertir en aldabonazo a la conciencia de los responsables eclesiásticos.
El Papa se dirigió a los obispos que estaban a su lado. Los miró y sonriendo les dijo: «¿Lo habéis escuchado?» «Somos pecadores pero os pedimos que recéis por nosotros para que al menos nos parezcamos a aquello que nos pide San Pablo, ¿de acuerdo?»
«Cristo no deja de suscitar los ministerios para edificar la comunidad cristiana como su Cuerpo. Entre estos ministerios, se distingue el episcopal: el obispo, ayudado de los presbíteros y los diáconos, es Cristo mismo que se hace presente y continúa construyendo su Iglesia, asegurando su protección», apuntó el Papa, quien reclamó la importancia de la «Santa Madre Iglesia jerárquica«, a través de la cual «la Iglesia ejerce su maternidad».
«Jesús envió a los apóstoles a anunciar el Evangelio», señaló el Papa, apuntando que «los obispos y sus sucesores están puestos al frente de la comunidad cristiana, como garantes de la fe y signo vivo de la presencia del Señor en medio de ellos«.
«No se trata de una posición de prestigio, de un cargo honorífico. El obispo no es una autoridad, es un servicio, porque así lo quiso Jesús» recordó el Papa, quien pidió descartar «la mentalidad humana que habla de la carrera eclesiástica. No, no debe ser así. El episcopado es un servicio, no un cargo para mandar«.
«Ser obispo significa tener siempre delante el ejemplo de Jesús, que como buen pastor, ha venido no para ser servido, sino para servir, y para dar su vida por los demás», añadió Francisco, quien recordó a los obispos que han de acoger su ministerio «en obediencia, no para elevarse sobre los demás, si no para rebajarse, como Jesús, que se humilló hasta el final haciéndose obediente hasta la muerte en cruz».
«Es muy triste cuando se ve un hombre que quiere este oficio, que hace todo lo posible por llegar a ser obispos, y cuando llega no vale, se pavonea, vive únicamente por su vanidad«, denunció el Papa, arrancando la ovación de los fieles.
«Jesús no quiso separar a unos apóstoles de otros, sino para que estén unidos como una sola familia«, pues «los obispos constituyen un único colegio, en torno al Papa, que es custodio y garante de la comunión». Una comunión que se vive «en colegialidad», para «hacerse mucho más servidores de los fieles y de la Iglesia. Así lo hemos experimentado en la Asamblea del Sínodo sobre la Familia«, apuntó Bergoglio, quien recordó cómo «aun viviendo en culturas y sensibilidades diferentes, todos los obispos se han de poner en escucha del Señor y del Espíritu, poniendo atención al hombre y a los signos de los tiempos«.
«No habrá una Iglesia sana, si fieles, presbíteros y diáconos no están unidos al obispo. Una Iglesia que no está unida al obispo, es una iglesia enferma», concluyó el Papa.
En su saludo a los fieles en árabe, Francisco denunció las «guerras fratricidas y la violencia», y recordó la vigilia de oración por la paz. En italiano, anunció que el 21 de junio del año próximo viajará a Turín para venerar la sagrada Sindone y honrar a San Juan Bosco.
Saludo del Papa en castellano:
Queridos hermanos y hermanas:
En la catequesis de hoy consideraramos la dimensión jerárquica de la Iglesia. Mediante los ministerios, Cristo edifica la Iglesia como su cuerpo. De entre ellos destaca el ministerio episcopal, a través del cual el Señor se hace presente en su Iglesia, la guía y la cuida. En la persona y el ministerio del Obispo se expresa la maternidad de la Iglesia, que nos engendra, alimenta y conforta con los sacramentos. Como sucesores de los Apóstoles, también los obispos son enviados a anunciar el Evangelio y apacentar el rebaño de Cristo. No se trata, por tanto, de un cargo honorífico, sino de un servicio que se ha de realizar siguiendo el ejemplo de Jesús, el Buen Pastor. Por otra parte, al igual que Jesús llamó y pensó en los Apóstoles no por separado sino unidos en torno a él, como una familia, también los obispos constituyen un único colegio, reunido en torno al Papa, que es el custodio y garante de la comunión entre ellos. Así, todos los obispos repartidos por el mundo se sienten unidos a los demás, y son expresión visible del vínculo íntimo que une sus respectivas comunidades en la única Iglesia de Cristo.
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Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, México, Puerto Rico, Venezuela, Chile y otros países latinoamericanos. Invito a todos a agradecer al Señor el servicio de los obispos en la Iglesia, acompañándolos con el afecto y la oración. Muchas gracias y que Dios los bendiga.