Dios también ama a aquellos que están lejos del Señor. Dios les ama, y les está buscando siempre, porque su amor es apasionado y fiel. El amor de Dios es humilde, tan humilde...
(Jesús Bastante).- «La vida es un camino. Caminad siempre buscando a Dios, atentos, incansables y valientes. Y siempre con el Evangelio en la mano». En el multitudinario rezo del Angelus con motivo de la Epifanía, el Papa Francisco volvió a hacer un llamamiento a dar testimonio de vida, porque el Niño Dios ha nacido, y viene a salvarnos. A todos.
«Hoy recordamos la llegada de los Magos de Oriente para adorar al recién nacido, salvador universal», comenzó el Papa, quien destacó que «con su gesto de adoración, los Magos testimonian que Jesús ha llegado a esta Tierra para salvar no sólo a un pueblo, sino a todas las gentes. Por eso, en la fiesta de hoy la mirada se extiende al mundo entero, para manifestar la salvación y el amor de Dios a todos los pueblos».
Porque Dios «no reserva su amor para algunos privilegiados, sino que lo ofrece a todos, porque es de todos el Creador y el Padre, y de todos quiere ser el Salvador. Estamos llamados a dar una gran esperanza a cada persona», señaló el Papa. Y es que «Dios también ama a aquellos que están lejos del Señor. Dios les ama, y les está buscando siempre, porque su amor es apasionado y fiel. El amor de Dios es humilde, tan humilde…»
«El Evangelio nos describe el viaje de los Magos como un camino hacia el encuentro con Dios. Ellos estuvieron atentos a los signos que le indican la presencia, son incansables para afrontar las dificultades en esa búsqueda», añadió Francisco. «Son valientes para ir al encuentro del Señor. La experiencia de los Magos nos enseña a caminar. Tenemos que ser incansables y valientes. Cada cristiano tiene que caminar atento, incansable y valiente».
«Tenemos que buscar a Cristo caminando, atentos, incasables, valientes. Mirando al cielo, y mirando en el signo de la estrella eso que habla a nuestros corazones, esa estrella que guía a cada hombre, que es la Palabra de Dios, que es luz, que orienta nuestro camino. Que nutre nuestra fe, que la regenera».
«La Palaba de Dios renueva», concluyó el Papa, quien pidió a los fieles «no olvidar nunca leer ni meditar la Palabra cada día, como una llama que llevamos dentro para alumbrar nuestros pasos y a quien camina junto a nosotros, y que a veces no encuentra el camino. Siempre con la palabra de Dios en la mano, con el evangelio en la bolsa«.
En sus saludos, el Papa recordó a «los hermanos y hermanas de Oriente Próximo, católicos y ortodoxos, muchos de los cuales celebran mañana la Navidad. Hoy se celebra la Jornada Mundial de la Infancia Misionera, una fiesta de los niños que viven con alegría el don de la fe, y piden que la luz de Jesús llegue a todos los niños del mundo».
«Animo a los educadores a que enseñen a los niños ese espíritu misionero. Que sean niños abiertos, que abran sus horizontes y sean testigos de la ternura de Dios y anunciadores de su amor«, finalizó el Pontífice.