No podemos más esperar a resolver las causas estructurales de la pobreza, para curar nuestras sociedades de una enfermedad que puede sólo llevar hacia nuevas crisis
El papa Francisco insiste en que su preocupación por los pobres y su crítica al sistema económico global no es ninguna ideología innovadora de inspiración comunista sino la «piedra de toque» original y el núcleo de la fe cristiana.
Algunos conservadores estadounidenses han catalogado a Francisco de marxista por sus frecuentes críticas al consumismo y su insistencia en una iglesia «que es pobre y para los pobres». Pero en una entrevista en un nuevo libro, el papa explica que este mensaje está totalmente vinculado al Evangelio y que de él se hicieron eco los padres de la iglesia desde los primeros siglos del cristianismo.
En el libro «This Economy Kills» («Esta economía mata»), un estudio de las enseñanzas económicas y sociales de Francisco, el papa dice: «El Evangelio no condena a los ricos, sino la idolatría de la riqueza».
El diario La Stampa de Turín anticipó hoy una entrevista al papa Francisco en un libro de Andrea Tornielli y Giacomo Galeazzi, «Papa Francisco, esta economía mata». El volumen reúne y analiza los discursos, los documentos y las intervenciones de Jorge Bergoglio sobre pobreza, inmigración, justicia social, tutela de lo creado. Y concluye con una entrevista que Francisco concedió a los autores a inicios de octubre del 2014.
Interrogado de por qué la pobreza está siempre presente en su magisterio, el Papa sostiene que en términos absolutos creció la riqueza mundial, pero también aumentaron las desigualdades y surgieron nuevas pobrezas. «Lo que es conocido es que este sistema se mantiene con la cultura del descarte, de la cual ya hablé… existe una política, una sociología y también una actitud del descarte. Cuando en el centro del sistema no está más el hombre sino el dinero, cuando el dinero se vuelve un ídolo, los hombres y las mujeres son reducidos a simples instrumentos de un sistema social y económico, dominado por profundos desequilibrios», afirma el Pontífice.
«En primer lugar -prosigue Francisco- es bueno recordar que hay necesidad de ética en la economía, y que hay necesidad de ética también en la política. En muchas ocasiones, varios jefes de Estado y líderes políticos, que pude encontrar tras mi elección como obispo de Roma me hablaron de esto. Dijeron ustedes líderes religiosos nos deben ayudar, darnos indicaciones éticas... Si el pastor puede hacer sus llamados… pero al mismo tiempo estoy convencido que estos hombres y mujeres se deben comprometer a todo nivel, en la sociedad, en la política, en las instituciones y en la economía, poniendo al centro el bien común».
«No podemos más esperar a resolver las causas estructurales de la pobreza, para curar nuestras sociedades de una enfermedad que puede sólo llevar hacia nuevas crisis. Los mercados y la especulación financiera no pueden gozar de una autonomía absoluta. Sin una solución a los problemas de los pobres, no resolvemos los problemas del mundo», destacó.
Acerca de la acusación que le hacen de ser un pauperista, el Papa responde que «antes que llegase san Francisco de Asís había pauperistas, en el Medioevo hubo muchas corrientes pauperitas. El pauperismo es una caricatura del Evangelio y de la misma pobreza. En cambio, San Francisco nos ayudo a descubrir el vínculo profundo entre la pobreza y el camino evangélico. Jesús afirma que no se pueden servir a dos padrones, Dios y la riqueza».»El Evangelio es un mensaje dirigido a todos, el Evangelio no condena a los ricos sino a la idolatría de la riqueza, esa idolatría que hace insensibles al grito del pobre», completó.
(RD/Agencias)