Durante muchos años, los hombres y mujeres de este país han sido víctimas de conflictos civiles y violencia. Lo que se necesita ahora es la recuperación y la unidad, no nuevos enfrentamientos y divisiones
(Jesús Bastante).- Un universo de colores, sensibilidades, creencias y cercanía. Religiones que se han masacrado en nombre de su Dios, hoy, en Colombo, se abrazaban y prometían «vivir y construir juntos una sociedad mejor». Francisco fue el invitado de excepción en un encuentro interreligioso, que contó con la presencia de los principales líderes anglicanos, católicos, musulmanes, budistas e hinduistas de la isla, y en la que juntos clamaron en contra de la violencia en nombre de Dios. «Nunca se debe permitir que las creencias religiosas sean utilizadas para justificar la violencia y la guerra«, dijo el Papa.
Tras la clausura de su encuentro con los obispos cingaleses, el Papa se encontró de forma privada con el presidente del país, antes de dirigirse al Bandaranaike Memorial International Conference Hall, donde fue recibido por varios centenares de religiosos, en su mayor parte -como el propio país- budistas.
Abrió el «fuego» el representante hinduísta, quien clamó por la paz y el encuentro entre todos para construir un país y una sociedad nuevos, y culminó su intervención imponiendo al Papa el clásico manto naranja, que Bergoglio llevó durante toda la ceremonia. «La gente cree en el amor, creemos en el respeto a las religiones, las culturas y las personas», proclamó el representante de hindú.
Por su parte, el responsable islámico sorprendió a todos al invitar al Papa a visitar la Mezquita de la Roca, en Medina, uno de los grandes lugares de culto islámico, y apelando por la coexistencia y la convivencia entre las religiones, pues el Islam es una «religión de diálogo, que remueva las confusiones entre las religiones y de los corazones de sus seguidores».
«Es importante que sepamos vivir juntos, que podamos dialogar, discutir. Que podamos vivir y dejar vivir», afirmó el imán, quien subrayó que «los ataques en Francia o Pakistán, en el nombre del Islam, son inaceptables. El Islam no acepta las prácticas violentas. El Islam promueve la paz para la humanidad y rechaza los extremismos. Denunciamos a los extremistas que corrompen la religión en todo el planeta».
«Los líderes religiosos necesitamos unirnos, comprendernos los unos a los otros», culminó.
Por su parte, el líder anglicano de Colombo reiteró los deseos de las personas de Sri Lanka por vivir en paz. «Debemos vivir unidos como una familia, como una nación. Gracias por decirlo hoy. Somos una isla pequeña, que ha querido visitar. Muchas gracias Santo Padre, por su amor hacia nosotros. Pedimos por su ministerio. Rezamos por usted todos los días. Somos sus amigos». Para el anglicano, «podemos trabajar para la paz y la fraternidad, unidos en Jesucristo».
Finalmente, el discurso del Papa, en un inglés que aún no domina, pero que se nota ha practicado. En el mismo, Francisco agradeció la oportunidad de participar en el encuentro, «donde nos damos cita todas las confesiones que integran Sri Lanka: sintoístas, hinduistas, musulmanes, budistas y cristianos».
«Vengo a Sri Lanka siguiendo los pasos de Pablo VI y Juan Pablo II, para demostrar el gran amor que la Iglesia católica tiene por este país», para «rezar con vosotros y con todos los que sufren», señaló el Papa.
«En el Concilio Vaticano II -prosiguió-, la Iglesia católica declaró su profundo y permanente respeto por las demás religiones. Dijo que ella «no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas»».
Desde ese respeto, «la Iglesia católica desea cooperar con ustedes, y con todos los hombres de buena voluntad, en la búsqueda de la prosperidad de todos los ciudadanos de Sri Lanka«, clamó el Papa, quien espera que su visita sirva para fomentar «el diálogo y el encuentro».
«Si somos honestos en la presentación de nuestras convicciones, seremos capaces de ver con más claridad lo que tenemos en común«, añadió Bergoglio, quien recordó la responsabilidad de los líderes religiosos en el futuro en paz del país. «Durante muchos años, los hombres y mujeres de este país han sido víctimas de conflictos civiles y violencia. Lo que se necesita ahora es la recuperación y la unidad, no nuevos enfrentamientos y divisiones», añadió.
«Espero que la cooperación interreligiosa y ecuménica demuestre que los hombres y las mujeres no tienen que renunciar a su identidad, ya sea étnica o religiosa, para vivir en armonía con sus hermanos y hermanas», sostuvo Francisco, quien compartir la denuncia de cualquier tipo de violencia. «Nunca se debe permitir que las creencias religiosas sean utilizadas para justificar la violencia y la guerra».
«Tenemos que exigir a nuestras comunidades, con claridad y sin equívocos, que vivan plenamente los principios de la paz y la convivencia que se encuentran en cada religión, y denunciar los actos de violencia que se cometan«, culminó.
Este fue el discurso del Papa:
Queridos amigos
Me alegro de tener la oportunidad de participar en este encuentro, que reúne a las cuatro comunidades religiosas más grandes que integran la vida de Sri Lanka: el budismo, el hinduismo, el islam y el cristianismo. Muchas gracias por su presencia y su calurosa bienvenida. También doy las gracias a cuantos han ofrecido sus oraciones y peticiones, y de un modo particular expreso mi gratitud al Obispo Cletus Chandrasiri Perera y al Venerable Vigithasiri Niyangoda Thero por sus amables palabras.
He llegado a Sri Lanka siguiendo las huellas de mis predecesores, los papas Pablo VI y Juan Pablo II, para manifestar el gran amor y preocupación de la Iglesia católica por Sri Lanka. Es una gracia especial para mí visitar esta comunidad católica, confirmarla en la fe cristiana, orar con ella y compartir sus alegrías y sufrimientos.
Es igualmente una gracia poder estar con todos ustedes, hombres y mujeres de estas grandes tradiciones religiosas, que comparten con nosotros un deseo de sabiduría, verdad y santidad. En el Concilio Vaticano II, la Iglesia católica declaró su profundo y permanente respeto por las demás religiones. Dijo que ella «no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas» (Nostra aetate, 2). Por mi parte, deseo reafirmar el sincero respeto de la Iglesia por ustedes, sus tradiciones y creencias.
Con este espíritu de respeto, la Iglesia católica desea cooperar con ustedes, y con todos los hombres de buena voluntad, en la búsqueda de la prosperidad de todos los ciudadanos de Sri Lanka. Espero que mi visita ayude a impulsar y profundizar en las diversas formas de cooperación interreligiosa y ecuménica que se han emprendido en los últimos años. Estas iniciativas loables han brindado oportunidades para el diálogo, que es esencial si queremos conocer, comprender y respetar a los demás.
Pero, como demuestra la experiencia, para que este diálogo y encuentro sea eficaz, debe basarse en una presentación completa y franca de nuestras respectivas convicciones. Ciertamente, ese diálogo pondrá de relieve la variedad de nuestras creencias, tradiciones y prácticas. Pero si somos honestos en la presentación de nuestras convicciones, seremos capaces de ver con más claridad lo que tenemos en común.
Se abrirán nuevos caminos para el mutuo aprecio, la cooperación y, ciertamente, la amistad. Esos desarrollos positivos en las relaciones interreligiosas y ecuménicas adquieren un significado particular y urgente en Sri Lanka. Durante muchos años, los hombres y mujeres de este país han sido víctimas de conflictos civiles y violencia. Lo que se necesita ahora es la recuperación y la unidad, no nuevos enfrentamientos y divisiones. Sin duda, el fomento de la curación y de la unidad es una noble tarea que incumbe a todos los que se interesan por el bien de la nación y, en el fondo, por toda la familia humana.
Espero que la cooperación interreligiosa y ecuménica demuestre que los hombres y las mujeres no tienen que renunciar a su identidad, ya sea étnica o religiosa, para vivir en armonía con sus hermanos y hermanas. De cuántos modos los creyentes de las diferentes religiones pueden llevar a cabo este servicio. Cuántas son las necesidades que hay que atender con el bálsamo curativo de la solidaridad fraterna.
Pienso particularmente en las necesidades materiales y espirituales de los pobres, de los indigentes, de cuantos anhelan una palabra de consuelo y esperanza. Pienso también en tantas familias que siguen llorando la pérdida de sus seres queridos. Especialmente en este momento de la historia de su nación, ¡cuántas personas de buena voluntad están tratando de reconstruir los fundamentos morales de la sociedad en su conjunto!
Que el creciente espíritu de cooperación entre los líderes de las diferentes comunidades religiosas se exprese en el compromiso de poner la reconciliación de todos los habitantes de Sri Lanka en el centro de los esfuerzos por renovar la sociedad y sus instituciones. Por el bien de la paz, nunca se debe permitir que las creencias religiosas sean utilizadas para justificar la violencia y la guerra.
Tenemos que exigir a nuestras comunidades, con claridad y sin equívocos, que vivan plenamente los principios de la paz y la convivencia que se encuentran en cada religión, y denunciar los actos de violencia que se cometan. Queridos amigos, les doy las gracias una vez más por su generosa acogida y su atención. Que este encuentro fraterno nos confirme a todos en nuestro compromiso de vivir en armonía y difundir la bendición de la paz.