El papa Francisco autorizó a Mennini a comparecer ante esta comisión parlamentaria con el fin de contribuir a esclarecer el asesinato
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El arzobispo Antonio Mennini desmintió este lunes ante una comisión del parlamento italiano haber confesado durante su secuestro al exprimer ministro italiano Aldo Moro, asesinado por las Brigadas Rojas en 1978.
«No estuve jamás en el escondite donde las Brigadas Rojas tenían a Aldo Moro para confesarlo«, afirmó el Mennini, actual nuncio (representante diplomático del Vaticano) en Gran Bretaña.
Con esas declaraciones Mennini desmintió las acusaciones lanzadas por Francesco Cossiga, presidente de Italia entre 1985 y 1992, que antes de morir aseguró que Mennini consiguió contactar con Moro en el lugar donde estaba secuestrado.
Moro fue secuestrado y luego asesinado por las Brigadas Rojas, un grupo italiano de extrema izquierda.
«Si hubiera tenido una ocasión como esa, seguramente me hubiera ofrecido a tomar su lugar, aunque yo no contaba para nada», comentó.
Mennini habló también la propuesta del papa de entonces, Pablo VI, para salvar al político democristiano, amigo personal del pontífice.
«El Santo Padre quería que Moro fuera liberado. Pero el clima de esos años era tal que […] todos los sectores estaban en contra de negociar su liberación. El papa no podía hacer nada, además de que ya estaba enfermo. Intentó otro camino, el de pagar un rescate. Dos o tres años después me dijeron que había puesto a disposición 10.000 millones de liras [cinco millones de euros actuales] convencido de que podía salvarlo», contó.
El papa Francisco autorizó a Mennini a comparecer ante esta comisión parlamentaria con el fin de contribuir a esclarecer el asesinato.
Las Brigadas Rojas secuestraron al líder democristiano el 16 de marzo de 1978 y mataron a cinco de sus guardaespaldas. El 23 de abril el papa Pablo VI hizo un llamamiento personal a los secuestradores pidiendo su liberación. Pero dos semanas después el cuerpo de Moro fue encontrado en el maletero de un automóvil en Roma.
El asesinato de Moro sigue siendo una herida abierta para Italia, que todavía se pregunta por qué los principales dirigentes políticos de la época rechazaron cualquier tipo de negociación.
Moro fue el artífice del histórico y controvertido acuerdo que preveía, en plena Guerra Fría, la participación en un gobierno democristiano del Partido Comunista, que entonces representaba el 30% del electorado.
Católico practicante, sus conmovedoras cartas dirigidas a su familia y a Pablo VI desde lo que llamaba «la prisión del pueblo» constituyen todavía hoy una denuncia contra los poderes y las lobbies en Italia.
(RD/Agencias)