El Diablo es un mal pagador, siempre te engaña. Siempre te hace trucos, y al final no te da la felicidad. Es una paz trucada. Jesús sí es un buen pagador, paga muy bien
(Jesús Bastante).- «Había escrito unas cosas, pero no las voy a leer. Esto que digo sale del corazón en este momento«. Así concluyó Francisco su diálogo con 1.500 jóvenes pertenecientes al Movimiento Eucarístico Juvenil, que cumplía su centenario. En la sala Pablo VI, Francisco improvisó respuestas a varias preguntas de chicos y chicas de todo el mundo, sobre su experiencia, la búsqueda de Jesús o la memoria de Cristo en la Eucaristía. «He pensado en estas palabras -resumió-. Frente a tensión, diálogo; en el conflicto, respeto y diálogo; el encuentro con Jesús da paz, estupor, alegría; profundizar en la Eucaristía como memoria de lo que ha hecho Jesús. Y caminar hacia adelante. En el mundo hay tantas cosas por hacer: están en guerra, pero hay tantas cosas bellas, cosas buenas, hay tantos santos. Dios está presente y hay tantos motivos de esperanza para seguir hacia adelante... ¡¡Coraje y adelante!!»
Bergoglio respondió a varias preguntas de los jóvenes de todo el mundo. Tomando notas cada vez que escuchaba, sonreía, incluso rompió a reír a carcajadas con la ocurrencia de una joven brasileña que le preguntó quién era mejor, si Pelé o Maradona. No hay espacio de separación: los abrazos se multiplican, las carantoñas… no hay distancias entre los jóvenes y Francisco
El Papa arrancó su improvisada respuesta con dos palabras: «tensión y conflicto». Tensiones familiares, conflictos entre los propios jóvenes, con el mundo en el que viven. «Pensemos en una sociedad, en una familia, un grupo de amigos, sin tensiones ni conflictos. ¿Sabéis que sería? Un cementerio. Si no hay conflicto y tensión, hay una cosa muerta», subrayó.
«¿Cuáles son las auténticas tensiones, cómo las vivimos? Son las que yo vivo. Todos estamos unidos en la paz con Jesucristo, cada uno debe individualizar las tensiones de su propia vida», señaló Francisco, quien incidió en que «debéis tener la virtud de la valentía», porque «un joven sin coraje es un joven-viejo». Las tensiones están en cualquier lugar, y ¿cómo se resuelven? «Con el diálogo. Cuando en una familia se da el diálogo, la capacidad de decir espontáneamente lo que uno piensa, las tensiones se resuelven bien. Habladlas en alto. No tengáis miedo a las tensiones, pero cuidado, porque si amas la tensión por la tensión, esto te hará mal. Y serás un joven conflictivo, que ama siempre el conflicto. Esto no: la tensión viene para ayudarte para dar un paso hacia la armonía. Pero la armonía pura provoca otra tensión porque es demasiado armónica».
«Para decirlo claramente: primero, no tengáis miedo a la tensión; segundo, resolved las tensiones con el diálogo, porque el diálogo une, sea en la familia, en un grupo de amigos…. Si hay un camino para caminar juntos sin perder la propia identidad. Las tensiones se resuelven con diálogo, y con cuidado de no atacarse unos a otros, porque al final eso destruye», incidió, pues «un joven sin tensión, está muerto, pero un joven que sólo sabe vivir en tensión, es un joven enfermo».
Respondiendo a un joven indonesio, que le preguntó por las tensiones en una sociedad pluricultural como la suya, Francisco advirtió que «si no encontramos una solución que resuelva el conflicto, será una vida en guerra». «El conflicto debe ser orientado hacia la unidad. Una cultura con tantas culturas diversas dentro debe buscar la unidad y el respeto a una identidad. El conflicto se resuelve con respeto a la identidad. Hoy vemos en los periódicos y las televisiones conflictos que no se han resuelto, que acaban en guerra».
«Una cultura no tolera a la otra. Pensemos en aquellos hermanos nuestros que se embarcan en el mar. Cuando llegan a un puerto y a una playa y piden para comer…. Esto es un conflicto no resuelto. Esto es guerra, esto se llama violencia«, denunció el Papa. «Si yo tengo un conflicto contigo, debo terminarlo. ¿Cuál es el camino? Si tantas identidades, sean culturales, religiosas, viven juntas en un país, estarán en conflicto, pero con respeto a la identidad del otro. Y con este respeto se resuelven los conflictos».
«Cuánta gente no es respetada, las minorías religiosas, los cristianos… Son perseguidos, porque no se respeta la identidad del otro«, señaló Francisco. «En nuestra historia, siempre que hemos tenido conflictos de identidad religiosa, por ejemplo, contra los que no son católicos o no creen en Jesucristo. no. Respeta, escucha. Valora su religión, su cultura. Así los conflictos se resuelven con respeto a la identidad de los otros».
Uno de los momentos más simpáticos fue el abrazo a una joven brasileña, la «tiffosa de Pelé», a quien pidió «buscar siempre la paz del Señor» . «El camino es encontrar la paz, que significa que el Señor te acompaña, que está cerca. Y saber distinguir la paz de Jesús de otra paz que no viene de Jesús, ¿entiendes? Esto es un torrente imparable, la gracia del Señor, la gracia de saber discernir la verdadera de la falsa paz».
Una verdadera paz que «viene siempre de Jesús, aunque algunas veces viene unida a una cruz. Es Jesús que te da la paz de la cruz«. Frente a ella, la «paz superficial, la que contenta un poco, la que viene del Enemigo, del Diablo» «Es necesario saber distinguir cuál es la paz de jesús y cuál viene del enemigo, que te destruye», indicó Bergoglio, quien señaló que «el Diablo es un mal pagador, siempre te engaña. Siempre te hace trucos, y al final no te da la felicidad. Es una paz trucada. Jesús sí es un buen pagador, paga muy bien».
«Hay señales de alegría en la Iglesia, en el mundo. ¿Qué señales son? Aquí estáis, sois vosotros. Sois una señal de esperanza. Ver a jóvenes como vosotros, que creen lo que Jesús es en la Eucaristía, que el amor es más fuerte que el odio, que la paz es más fuerte que la guerra, que el respeto es más fuerte que el conflicto, que la armonía es más fuerte que la tensión. Esto, a mí, me da esperanza, me da alegría«, respondió a otra cuestión.
Alguien le preguntó cuál había sido su momento de alegría más grande desde que fue nombrado Papa. «Estamos en una guerra, yo repito mucho que estamos en una tercera guerra mundial a trozos. Pero, veo signos de esperanza», apuntó el Papa, quien pidió a los jóvenes que no olvidaran a la «tercera generación», la de los abuelos.
«Los abuelos son los grandes necesitados de nuestro tiempo» , apuntó. «Los abuelos son la memoria de una familia, de un país, de una fe. Os hago esta petición: ¿Habláis con vuestros abuelos? Son la memoria de la vida, de la fe, del conflicto….Son bravos los abuelos. Me encanta hablar de los abuelos».
En ese momento, contó una anécdota reciente: «El otro día, iba con el papamóvil en la audiencia, y ví una abuelita, una anciana…. pero con los ojos brillantes de alegría. Paré el papamóvil, fui andando a saludarla… sonreía. Y me dijo, que tenía 92 años. ¿Me da la receta para llegar así? Me dijo: «Como ravioli». Y después: «Y los hago yo». Es una anécdota. Los abuelos siempre son una sorpresa. Saben escuchar, tienen paciencia. Hablamos de tres generaciones. Cuando los abuelos vienen a casa, ayudan a resolver las tensiones en la familia. No olvidéis a los abuelos, ¿entendido?»
Sobre la amistad con Jesús, Francisco abundó en que «una amistad siempre es a dos. Yo soy tu amigo, tú eres mi amigo. Jesús siempre se manifiesta. Si tú te acercas a Jesús, encontrarás la paz, la alegría. Y cuando tú encuentras a Jesús en la oración, en una obra de ayuda a los otros…. Hay tantas maneras de encontrar a Jesús, pero tú debes buscarlo, acercarte, sea en la oración, en la Eucaristía, en la vida cotidiana…. La responsabilidad del encuentro con los otros. Y te hará sentir…. algunas veces sentirás el estupor de encontrar a Jesús. Encontrar a Jesús».
Finalmente, el Papa recordó la Última Cena, una palabra que Jesús dice cuando da el pan y el vino, su cuerpo y su sangre. «Haced esto en memoria mía». «La memoria de Jesús presente allí. La memoria de Jesús que salva, la memoria de un amor tan grande que ha dado la vida por mí. La gracia de la memoria de aquello que Jesús ha hecho por mí. No es un ritual, no es una ceremonia… Puede haber ceremonias bellísimas, culturales, militares… esto es otra cosa. Dando como Jesús ha dado la vida por mí. Con esta memoria, recibiendo el cuerpo y la sangre de Jesús, profundizas en el misterio de la Eucaristía».
«En misa me aburro…., decís a veces. Porque no es un ritual. Acuérdate de Jesucristo. Cuando estamos en la mesa allí, que está dando su vida por mí. Después, cuando no vas a misa, recuerda que él ha dado su vida por ti. La memoria es el consejo que ha dado Jesús: haced esto en memoria mía».