(RV).- Hoy tantos cristianos continúan siendo perseguidos, en el silencio cómplice de tantas potencias: afirmó el Papa Francisco durante la Misa matutina en la Casa de Santa Marta. Estaba presente el nuevo Patriarca de Cilicia de los Armenios, Gregorio Pierre XX Ghabroyan, a quien el Papa concedió la Comunión Eclesiástica con una Carta del 25 de julio pasado.
El Patriarca concelebró junto al Pontífice realizando el rito del intercambio de las Especies Sagradas, como confirmación de la raíz Eucarística de la comunión entre el Obispo de Roma, que preside en la caridad, y la Iglesia Patriarcal de Cilicia de los Armenios. Entre los concelebrantes se encontraba también el Cardenal Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales y todos los Obispos miembros del Sínodo de la Iglesia Patriarcal Armenio Católica.
Escribas y fariseos están fuera de sí por la cólera porque Jesús ha realizado un milagro el sábado y discuten acerca de cómo matarlo. Basándose sobre el Evangelio del día, el Papa Francisco habla de las persecuciones que sufren los cristianos hoy «quizás más que en los primeros tiempos». Son «perseguidos, asesinados, expulsados, despojados, sólo por ser cristianos»:
«Queridos hermanos y hermanas, ¡no hay cristianismo sin persecución! Recuerden la última de las Bienaventuranzas: cuando los llevarán a las sinagogas, los perseguirán, los insultarán: éste es el destino del cristiano. Y hoy, ante este hecho que sucede en el mundo, con el silencio cómplice de tantas potencias que podían detenerlo, estamos ante este destino cristiano. Ir por el mismo camino de Jesús».
El Papa recuerda «una de las tantas persecuciones, aquella del pueblo armenio«:
«La primera nación que se convirtió al cristianismo: la primera. Perseguida solamente por el hecho de ser cristianos. Nosotros hoy, en los periódicos, sentimos horror por lo que han hecho algunos grupos terroristas, que degüellan a la gente sólo por ser cristianos… Pensemos en estos mártires egipcios, últimamente, en las costas líbicas, que fueron degollados mientras pronunciaban el nombre de Jesús».
«El pueblo armenio – prosiguió el Pontífice – ha sido perseguido, expulsado de su patria, sin ayuda, en el desierto«. Esta historia – observó – comenzó con Jesús: aquello que han hecho «con Jesús, durante la historia ha sido hecho con su Cuerpo que es la Iglesia. Hoy quisiera – dijo el Papa Francisco – en este día de nuestra primera Eucaristía, como hermanos Obispos, a ti, querido hermano Patriarca y a todos ustedes Obispos y fieles y sacerdotes armenios, abrazarlos y recordar esta persecución que han sufrido y recordar sus santos, ¡tantos santos muertos de hambre, de frío, en la tortura, en el desierto, por ser cristianos!»
Que el Señor – es la oración del Papa – «nos de una plena inteligencia para conocer el Misterio de Dios que está en Cristo» y «lleva la Cruz, la Cruz de la persecución, la Cruz del odio, la Cruz de aquello que viene de la cólera» de los perseguidores que es suscitada por el «padre del mal».
«Que el Señor hoy nos haga sentir en el Cuerpo de la Iglesia el amor por nuestros mártires y también nuestra vocación martirial. Nosotros no sabemos qué sucederá aquí. ¡No lo sabemos! Pero si un día sucediera esta persecución aquí, que el Señor nos de la gracia del coraje y del testimonio que tuvieron estos cristianos mártires y, especialmente, los cristianos del pueblo armenio».
Regreso a la plena comunión
En la misa celebrada este lunes en la capilla de la residencia Santa Marta en el Vaticano, se ha confirmado el itinerario de retorno a la Iglesia católica solicitado por el Patriarcado de los Armenios de Cilicia. La solicitud fue hecha el 24 de julio pasado por su beatitud Grégorie Pierre XX tras su elección como patriarca por el Sínodo de esa Iglesia Patriarcal.
El día después la Santa Sede anunció que «el Santo Padre ha concedido la Ecclesiastica Communio solicitada en conformidad al cánon 76 § 2».
En la misa de hoy el Santo Padre recordó que la Iglesia tiene una forma jurídica animada por la caridad, en el rito de la Ecclesiastica Communio que fue concedida, cuyo texto ha sido leído después de la consagración, antes del intercambio del pan y el vino transubstanciado, entre el papa Francisco y el patriarca Gregorie Pierre XX, como expresión que confirma la raíz eucarística de la comunión entre el obispo de la Iglesia de Roma, que preside en la caridad, y la Iglesia patriarcal de Cilicia de los Armenos a través de su «Caput et pater».
Ambos, a cuatro manos, elevaron la eucaristía primero bajo forma de pan y después en el cáliz y se dieron mutuamente la comunión. Entre los celebrantes estaba también el cardenal Leonardo Sandri, prefecto para la Congregación de las Iglesias Orientales, y todos los obispos del sínodo de la Iglesia patriarcal armenio católica.
En la carta enviada al responder a la solicitud de su beatitud Grégorie Pierre XX, de entrar en plena comunión con la Iglesia, el Papa le escribió que su elección a la guía de Cilicia de los Armenios «es para mí un motivo de profunda alegría y le agradezco por la carta en la que Su Beatitud me hizo solicitud de la comunión eclesiástica».
Indicaba que «me uno a los fieles del Patriarcado para expresarle mi fraternal y cordial felicitación» y que implora para él «abundancia de dones divinos para que vuestro nuevo ministerio traiga numerosos frutos».
Y el Pontífice tras indicar que conoce la terrible situación que vive Oriente Medio añade: «Iluminados por la luz de la fe en Cristo Resucitado, miramos al mundo llenos de esperanza y misericordia porque estamos convencidos de que la Cruz de Cristo es el árbol que da la vida’‘.
»Estoy seguro -prosiguió- de que Vuestra Beatitud, en comunión con los venerables Padres del Sínodo y con la ayuda del Espíritu Santo, sabrá con sabiduría evangélica, ser el »Pater et Caput», el Buen Pastor de la porción del pueblo de Dios que le ha sido confiada. Los numerosos mártires armenios y san Gregorio de Narek, Doctor de la Iglesia, no dejarán de interceder por Usted».