El portavoz declinó señalar quién invitó a Davis a la nunciatura o si el papa conocía el caso de antemano. Estos encuentros los organiza el embajador vaticano y su personal, no la delegación del papa
Después de desmentir que el Papa Francisco apoyara a Kim Davis, la funcionaria nortemaericana imputada por negarse a registrar matrimonios gay, el Vaticano reveló anoche que el «único encuentro real» que Francisco sostuvo en Washington fue con un antiguo alumno suyo y con su familia, a quién más tarde identificó como Yayo Grassi, un hombre gay de nacionalidad argentina que se reunió con el papa con su compañero de toda la vida y con algunos amigos.
Las revelaciones cambiaron la narrativa del encuentro con Davis que fue a parar a la cárcel por negarse a emitir licencias de matrimonio a parejas homosexuales. También deja en claro que Francisco quería que otra reunión saliera a la luz: la que sostuvo con su ex alumno y su «familia» gay.
El portavoz del Vaticano, el reverendo Federico Lombardi, dijo Francisco tuvo un encuentro con «varias decenas» de personas en la sede de la Embajada del Vaticano en Washington, justo antes de partir rumbo a Nueva York. Lombardi dijo que tales encuentros son normales en cualquier viaje papal y que se deben a la «amabilidad y disponibilidad» del pontífice.
Lombardi también dijo que el «breve» encuentro que sostuvo con Davis esa tarde no constituía, de manera alguna, una señal de aprobación a su causa. «El papa no entró en detalles sobre la situación de la señora Davis y su encuentro con ella no debe ser considerado como una forma de apoyo a su posición, en todo o en algún aspecto particular o en relación a sus complejas aristas», dijo Lombardi.
«La única audiencia verdaderamente concedida por el papa se hizo en la nunciatura con uno de sus antiguos alumnos y su familia», agregó Lombardi.
Lombardi no reveló quién era el estudiante, pero la persona se encargó de revelarlo posteriormente: en un video publicado online, Grassi muestra su arribo a la Embajada, y luego cuando abraza a su antiguo maestro y le presenta a su pareja, a quién el pontífice había conocido en una reunión anterior, y a unos amigos provenientes de Asia.
Un portavoz del Vaticano, el reverendo Thomas Rosica, confirmó que efectivamente se trataba de Grassi, el ex estudiante de Francisco.
Una audiencia papal se diferencia de un encuentro en que la primera se planifica y es un asunto un tanto formal. Los papas tienen audiencias con los jefes de Estado. También hacen reuniones para conocer y agradecer a benefactores o personalidades católicas.
El hecho de que Lombardi haya descrito el encuentro con Grassi como la única «audiencia» verdadera que Francisco sostuvo en Washington dejó en claro que el papa quiere hacer hincapié en esta reunión en contraste con el «breve encuentro» que sostuvo con Davis y varias decenas de personas que fueron invitadas a la embajada vaticana a la misma vez.
Davis, una cristiana apostólica, pasó cinco días en la cárcel por desafiar la orden de una corte federal para emitir licencias de matrimonio del mismo sexo después de que la Corte Suprema legalizara el matrimonio gay en todo Estados Unidos.
Un juez puso a Davis en libertad con la condición de que no interfiera cuando sus subordinados emitan las licencias. Cuando la funcionaria volvió al trabajo, confiscó las licencias de matrimonio y las sustituyó por otras nuevas en las que se decía que no se habían emitido bajo la autoridad de la funcionaria del condado, sino «a instancias de una orden judicial federal».
La funcionaria dijo esta semana que ella y su esposo se habían reunido brevemente con el papa en la nunciatura vaticana de Washington y que el pontífice la había instado a «mantenerse fuerte».
«Saber que el papa está alineado con lo que hacemos y está de acuerdo, en cierto modo lo valida todo», dijo a la cadena de noticias ABC.
Las noticias sobre el encuentro fueron muy comentadas en la iglesia estadounidense, lo que provocó cuestionamientos sobre si se había engañado al papa para que se reuniera con Davis y sobre si el pontífice conocía los detalles del caso, que ha polarizado a Estados Unidos.
En un principio, el Vaticano sólo confirmó a regañadientes que se había producido un encuentro, sin dar más detalles.
Lombardi emitió el viernes un comunicado más extenso para «contribuir a una comprensión objetiva de lo que ocurrió».
El portavoz declinó señalar quién invitó a Davis a la nunciatura o si el papa conocía el caso de antemano. Estos encuentros los organiza el embajador vaticano y su personal, no la delegación del papa ni la conferencia episcopal estadounidense.
El reverendo Thomas Rosica, asistente de Lombardi, dijo que no creía que el papa conociera a Davis o las implicaciones del encuentro.
«No creo que sea tanto una cuestión de ser engañado como de estar completamente al tanto de la situación y sus complejidades», indicó. «No creo que nadie intentara engañar al papa de forma deliberada, y al mismo tiempo tampoco se informó adecuadamente al papa sobre quién estaba en el encuentro. No se le informó adecuadamente sobre la persona o el impacto de una visita así».
Desde el comienzo de su gira de seis días por Estados Unidos, Francisco instó a los estadounidenses a preservar la libertad religiosa, que describió como «una de las posesiones más preciadas de América». Pero incluyó esta cuestión entre otros asuntos, como la inmigración, el cambio climático y la pena de muerte.
Francisco defiende con firmeza las enseñanzas de la Iglesia sobre que el matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer, pero no se centró en el debate sobre el matrimonio homosexual en su visita, y en un momento dado pidió a los obispos estadounidenses que evitaran retórica «dura y divisiva» pese a los desafíos que afrontan en la sociedad.
Al marcharse del país dijo a periodistas que le preguntaron que no conocía el caso de Davis con detalle, pero defendió la objeción de conciencia como un derecho humano.
«Es un derecho. Y si una persona no permite que otros sean objetores de conciencia, niega un derecho«, dijo Francisco.
(RD/Agencias)