¡Ay de los jóvenes que no se atreven a soñar! Si un joven no es capaz de soñar ya está jubilado, no vale
(José M. Vidal).- Llenazo en la Plaza de San Pedro, para la misa del Jubileo de los adolescentes. Con más de 60.000 muchachos en la plaza y aledaños. Ayer ya les dijo que «la vida sin Cristo es como un móvil sin cobertura». Hoy, en una vibrante homilía, les instó a saber decir no, a volar alto, a no dejarse engañar por el consumo. Porque «vuestra felicidad no tiene precio y no es un ‘app’ que se descarga en el móvil».
La solemne eucaristía presidida por el icono del Año de la Misericordia. Debajo el crucifício y a la izquierda un bello cuadro de la Virgen.
Lectura del Evangelio: «Amaos los unos a los otros, como yo os he amado»
Algunas frases de la homilía del Papa
«Queridas chicas y chicos»
«El amor es el carnet de identidad de los cristianos, el único documento válido»
«Si este documento no se renueva continuamente, no tiene valor»
«¿Queréis ser sus amigos fieles?»
«El verdadero discípulo se distingue por el amor concreto, no en las nubes»
«¿Queréis o no queréis vivir este amor?»
«Aprender a amar»
«Amar es bello, es la vía para ser felices, pero no es fácil»
«Amar, de hecho, quiere decir donarse, donar el propio tiempo, la propia amistad, las propias capacidades»
«El Señor es invencible en generosidad»
«Quiero preguntarles: ¿Dan gracias al Señor todos los días?»
«Aunque nosotros nos olvidemos, Él no se olvida de darnos cada día un don: nos da su amistad fiel»
«Aunque te alejes de Él, Jesús te sigue queriendo y creyendo en tí»
«Ésta es la concrección del amor»
«El Señor está siemrpe contigo y está contento de estar contigo. Te mira a los ojos y te llama a seguirle y a echar las redes»
«Sin miedo, Jesús te espera pacientemente. Espera tu respuesta»
«Queridos muchachos y muchachas: A vuestra edad queréis amar y ser amados»
«Amar sin poseer, amar a las personas sin dominarlas»
«El amor es libre. No hay amor que no sea libre»
«Es la libertad que el Señor nos deja cuando nos ama»
«El Señor os revelará el secreto de la ternura: respetar, custodiar y amar al otro»
«Tenéis un gran deseo de libertad»
«Si no sabes decir no, no eres libre. Para ser libre, hay que saber decir sí y no»
«Libertad no es hacer siempre lo que me gusta»
«Libertad es el don de elegir el bien»
«Opciones valientes y fuertes. No os contentéis con la mediocridad»
«Desconfiad de los que os dicen que la felicidad es llevar ropa de última moda»
«Vuestra felicidad no tiene precio y no se negocia; no es un «app» que se descarga en el teléfono móvil: ni siquiera la versión más reciente podrá ayudaros a ser libres y grandes en el amor»
«El amor es una responsabilidads bella, que dura toda la vida»
«¡Ay de los jóvenes que no se atreven a soñar! Si un joven no es capaz de soñar ya está jubilado, no vale»
«El amor no se realiza cuando hablamos de él, sino cuando lo vivimos»
«¿Cómo podemos crecer en el amor?»
«En la vida, siempre se cae. Somos pecadores y débiles. Pero la mano de Jesús te levanta y te alza. Jesús te quiere en pié. Levántante. Dios te ha creado para caminar de pié»
«Una bella canción que cantan los alpinistas: En el arte de subir, lo importante no es no caer, sino no permanecer caídos. Tener el coraje de levantarse»
«Dios les quiere de pié, siempre de pié»
«No se construye nada contra otros. Eso se llama destrucción»
«Que vuestro programa diario sean las obras de misericordia»
«Para ser campeones de vida y campeones de amor»
«Así tendréis el carnet de identidad del cristiano. Y os aseguro que vuestra alegría será plena»
Texto íntegro de la homilía del Papa
«La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros» (Jn 13,35).
Queridos muchachos: Qué gran responsabilidad nos confía hoy el Señor. Nos dice que la gente conocerá a los discípulos de Jesús por cómo se aman entre ellos. En otras palabras, el amor es el documento de identidad del cristiano, es el único «documento» válido para ser reconocidos como discípulos de Jesús. Si este documento caduca y no se renueva continuamente, dejamos de ser testigos del Maestro. Entonces os pregunto: ¿Queréis acoger la invitación de Jesús para ser sus discípulos? ¿Queréis ser sus amigos fieles? El amigo verdadero de Jesús se distingue principalmente por el amor concreto que resplandece en su vida. ¿Queréis vivir este amor que él nos entrega? Entonces, frecuentemos su escuela, que es una escuela de vida para aprender a amar.
Ante todo, amar es bello, es el camino para ser felices. Pero no es fácil, es desafiante, supone esfuerzo. Por ejemplo, pensemos cuando recibimos un regalo: nos hace felices, pero para preparar ese regalo las personas generosas han dedicado tiempo y dedicación y, de ese modo, regalándonos algo, nos han dado también algo de ellas mismas, algo de lo que han sabido privarse. Pensemos también al regalo que vuestros padres y animadores os han hecho, al dejaros venir a Roma para este Jubileo dedicado a vosotros. Han programado, organizado, preparado todo para vosotros, y esto les daba alegría, aun cuando hayan renunciado a un viaje para ellos. En efecto, amar quiere decir dar, no sólo algo material, sino algo de uno mismo: el tiempo personal, la propia amistad, las capacidades personales.
Miremos al Señor, que es insuperable en generosidad. Recibimos de él muchos dones, y cada día tendríamos que darle gracias. Quisiera preguntaros: ¿Dais gracias al Señor todos los días? Aun cuando nos olvidemos, él se acuerda de hacernos cada día un regalo especial. No es un regalo material para tener entre las manos y usar, sino un don más grande para la vida. Nos regala su amistad fiel, que no la retirará jamás.
Además, si tú lo decepcionas y te alejas de él, Jesús sigue amándote y estando contigo, creyendo en ti más de lo que tú crees en ti mismo. Y esto es muy importante. Porque la amenaza principal, que impide crecer bien, es cuando no importas a nadie, cuando te sientes marginado. En cambio, el Señor está siempre junto a ti y está contento de estar contigo. Como hizo con sus discípulos jóvenes, te mira a los ojos y te llama para seguirlo, para «remar mar a dentro» y «echar las redes» confiando en su palabra; es decir, poner en juego tus talentos en la vida, junto a él, sin miedo. Jesús te espera pacientemente, atiente una respuesta, aguarda tu «sí».
Queridos chicos y chicas, a vuestra edad surge en vosotros de una manera nueva el deseo de afeccionaros y de recibir afecto. Si vais a la escuela del Señor, os enseñará a hacer más hermosos también el afecto y la ternura. Os pondrá en el corazón una intención buena, esa de amar sin poseer: de querer a las personas sin desearlas como algo propio, sino dejándolas libres. En efecto, siempre existe la tentación de contaminar el afecto con la pretensión instintiva de tomar, de «poseer» aquello que me gusta. Y también, la cultura consumista refuerza esta tendencia. Pero cualquier cosa, cuando se exprime demasiado, se desgasta, se estropea; después se queda uno decepcionado con el vacío dentro. Si escucháis la voz del Señor, os revelará el secreto de la ternura: interesarse por otra persona, quiere decir respetarla, protegerla, esperarla.
En estos años percibís también un gran deseo de libertad. Muchos os dirán que ser libres significa hacer lo que se quiera. Pero en esto se necesita saber decir no. La libertad no es poder hacer siempre lo que se quiere: esto nos vuelve cerrados, distantes y nos impide ser amigos abiertos y sinceros; no es verdad que cuando estoy bien todo vaya bien. En cambio, la libertad es el don de poder elegir el bien. Es libre quien elige el bien, quien busca aquello que agrada a Dios, aun cuando sea fatigoso.
Pero sólo con decisiones valientes y fuertes se realizan los sueños más grandes, esos por los que vale la pena dar la vida. No os contentéis con la mediocridad, con «ir tirando», estando cómodos y sentados; no confiéis en quien os distrae de la verdadera riqueza, que sois vosotros, cuando os digan que la vida es bonita sólo si se tienen muchas cosas; desconfiad de quien os quiera hacer creer que sois valiosos cuando os hacéis pasar por fuertes, como los héroes de las películas, o cuando lleváis vestidos a la última moda. Vuestra felicidad no tiene precio y no se negocia; no es un «app» que se descarga en el teléfono móvil: ni siquiera la versión más reciente podrá ayudaros a ser libres y grandes en el amor.
Porque el amor es el don libre de quien tiene el corazón abierto; es una responsabilidad bella que dura toda la vida; es el compromiso cotidiano de quien sabe realizar grandes sueños. El amor se alimenta de confianza, de respeto y de perdón. El amor no surge porque hablemos de él, sino cuando se vive; no es una poesía bonita para aprender de memoria, sino una opción de vida que se ha de poner en práctica. ¿Cómo podemos crecer en el amor? El secreto está en el Señor: Jesús se nos da a sí mismo en la Santa Misa, nos ofrece el perdón y la paz en la Confesión. Allí aprendemos a acoger su amor, hacerlo nuestro, y a difundirlo en el mundo. Y cuando amar parece algo arduo, cuando es difícil decir no a lo que es falso, mirad la cruz del Señor, abrazadla y no dejad su mano, que os lleva hacia lo alto y os levanta cuando caéis.
Sé que sois capaces de gestos grandes de amistad y bondad. Estáis llamados a construir así el futuro: junto con los otros y por los otros, pero jamás contra alguien.
Haréis cosas maravillosas si os preparáis bien ya desde ahora, viviendo plenamente vuestra edad, tan rica de dones, y no temiendo al cansancio. Haced como los campeones del mundo del deporte, que logran metas altas entrenándose con humildad y todos los días. Que vuestro programa cotidiano sea las obras de misericordia: Entrenaos con entusiasmo en ellas para ser campeones de vida. Así seréis conocidos como discípulos de Jesús. Y vuestra alegría será plena.