"Continuad en vuestro camino de fe, abrid vuestro corazón a Dios padre misericordioso, que nunca se cansa de perdonarnos", añadió, apuntando que "la esperanza cristiana es certeza de la victoria del amor sobre el odio, de la paz sobre la guerra"
(Jesús Bastante).- «Dios nunca ha dejado de ofrecer su perdón a los hombres: su misericordia se siente de generación en generación». Francisco abogó hoy por la misericordia y la reconciliación en la audiencia especial que todos los últimos sábados de mes, mantiene en la plaza de San Pedro con motivo del Año de la Misericordia. «Nadie debe mantenerse alejado de Dios a causa de los obstáculos puestos por los hombres», clamó el Papa, en un nuevo llamamiento a los que anteponen la norma escrita ante el sufrimiento de las personas.
Ante un auditorio repleto, y con nutrida presencia de militares y policías (que celebran hoy su Jubileo), el Papa reconoció cómo «a menudo, creemos que con nuestros pecados Dios se aleja de nosotros, pero en realidad, somos nosotros los que nos alejamos de Él». Sin embargo, «Dios nunca se resigna a que una persona viva ajena a su amor».
«El pecado es, realmente, una expresión de rechazo de su amor, con la ilusión de encontrar una mayor libertad y autonomía. Pero lejos de Dios no tenemos una meta, y peregrinos en este mundo, nos volvemos vagabundos».
Para Francisco, el pecado «siempre provoca una mayor distancia entre nosotros y Dios, y esto puede convertirse en un abismo». Sin embargo, «Jesús nos está buscando como un buen pastor, que no es feliz hasta que no encuentra a la oveja perdida«. Gracias a Jesús, «se reconstruye el puente que nos lleva de nuevo al Padre, y nos permite volver a descubrir la dignidad de ser hijos suyos«.
«Dejaos reconciliar con Dios», pidió el Papa. «¡Vamos a reconciliarnos con Dios!«, recalcó, señalando que «este Jubileo de la Misericordia es un tiempo de reconciliación para todos«. «La comunidad cristiana puede, y debe, fomentar el retorno a Dios de aquellos que sienten su nostalgia», proclamó el Papa, quien añadió que «nadie debe mantenerse alejado de Dios a causa de los obstáculos puestos por los hombres«.
«Este Año Santo es el tiempo favorable para redescubrir la necesidad de ternura y cercanía del Padre y volver a Él con todo nuestro corazón», añadió Francisco, quien recordó «otras formas de reconciliacion: en las familias, en las relaciones, en las comunidades eclesiales, así como en las relaciones sociales e internacionales. (…) La reconciliación es también un servicio a la paz, el reconocimiento de los derechos humanos fundamentales, la solidaridad y la acogida para todos».
«Invito a reconciliaros con Dios para ser nuevas criaturas y poder irradiar su misericordia en medio de la gente», concluyó el Papa, quien saludó a los representantes de Fuerzas Armadas y Policía de todo el mundo, reunidos en Roma para participar en su Jubileo, y les animó a «contribuir a la construcción de un orden fundado sobre la verdad, la justicia, el amor y la libertad».
«Continuad en vuestro camino de fe, abrid vuestro corazón a Dios padre misericordioso, que nunca se cansa de perdonarnos», añadió, apuntando que «la esperanza cristiana es certeza de la victoria del amor sobre el odio, de la paz sobre la guerra».
Este fue el saludo en castellano:
Queridos hermanos y hermanas:
Uno de los aspectos importantes de la misericordia es la reconciliación. Dios nunca nos deja de ofrecer su perdón; no son nuestros pecados los que nos alejan del Señor, sino lo que somos nosotros pecando, quienes nos alejamos de él. Al pecar «le damos la espalda» y crece así la distancia entre él y nosotros. Jesús, como Buen Pastor no se alegra hasta que no encuentra a la oveja perdida. Él reconstruye el puente que nos reconduce al Padre y nos permite reencontrar la dignidad de hijos.
Este Jubileo de la Misericordia es para todos un tiempo favorable para descubrir la necesidad de la ternura y cercanía del Padre y retornar a él con todo el corazón.
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Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los Ordinarios y Delegados Militares, asistentes espirituales y miembros de las fuerzas armadas y de policía, con sus familias, provenientes de Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, España, Guatemala, Perú, México y República Dominicana.Invito a todos a que en cada uno de los diversos ambientes en los que se mueven, sean instrumentos de reconciliación y sembradores de paz; y continúen por el camino de la fe abriendo el corazón a Dios Padre misericordioso que no se cansa nunca de perdonar. Ante los retos de cada día, hagan resplandecer la esperanza cristiana, que es certeza de la victoria de amor ante el odio y de la paz ante la guerra. Muchas gracias.