Denuncia papal ante científicos del Observatorio vaticano

Papa: El acceso al agua potable es un problema de «justicia social»

"El agua nos fascina con su poder y al mismo tiempo con su humildad"

Papa: El acceso al agua potable es un problema de "justicia social"
Observatorio vaticano

Ha elogiado la labor de los que se ocupan de la "compleja y maravillosa actividad de escrutar el universo, don incomparable del Creador

El Papa ha denunciado ante científicos que el acceso al agua potable es un problema de «justicia social» y ha elogiado la labor de los que se ocupan de la «compleja y maravillosa actividad de escrutar el universo, don incomparable del Creador» Francisco ha hecho estas consideraciones durante la audiencia a los participantes de la Escuela de verano de Astronomía del Observatorio Vaticano, organizado por la orden de los Jesuitas.

El Papa ha denunciado ante científicos que el acceso al agua potable es un problema de «justicia social» y ha elogiado la labor de los que se ocupan de la «compleja y maravillosa actividad de escrutar el universo, don incomparable del Creador»

Francisco ha hecho estas consideraciones durante la audiencia a los participantes de la Escuela de verano de Astronomía del Observatorio Vaticano, organizado por la orden de los Jesuitas.

Para el Papa la cualificada participación de personas procedentes de «varios países y diferentes culturas» es la prueba de cómo la «diversidad puede enriquecer también el trabajo de investigación en el ámbito científico».

Sobre el deseo de comprender el universo ha destacado que es algo «común a hombres y mujeres que viven en contextos culturales y religiosos diferentes».

El tema de estudio es el agua en el sistema solar y el Papa ha incidido en lo «esencial que es el agua en la tierra». Y ha agregado: «El agua nos fascina con su poder y al mismo tiempo con su humildad«. Así ha denunciado que hoy el acceso al agua pura es un problema de justicia social».

El papa León XIII fundó el Observatorio Vaticano en 1891, hace 125 años. Francisco ha señalado que en estos años, esta institución científica ha realizado «las finalidades para la que ha sido querida, sirviéndose de nuevos instrumentos, como también del diálogo y del debate con otros centros de investigación». (RD/Ep)

Texto completo del discurso del Papa Francisco

¡Queridos amigos!

Estoy contento de recibirlos a ustedes, profesores y alumnos del Curso de verano organizado por los Padres jesuitas del Observatorio Vaticano. La cualificada participación de personas provenientes de diversos países y de diferentes culturas es un signo de cómo la diversidad puede enriquecer también el trabajo de investigación en ámbito científico. Agradezco al padre Paul Mueller, Vice Director del Observatorio, como también a los profesores que están disponibles para acompañarlos a ustedes, jóvenes astrónomos, en la compleja y maravillosa actividad de indagar el universo, don incomparable del Creador. Mi reconocimiento va también a cuantos, con su generosidad, han contribuido a hacer posible esta escuela internacional.

El Papa León XIII fundó el Observatorio Vaticano en 1891, exactamente hace 125 años, también para confirmar cuánto la Iglesia fuera amiga de la «verdadera y sólida ciencia, sea humana que divina» (Motu propio Ut mysticam, 14 marzo 1891). En todos estos años, ésta Institución científica se ha esforzado por realizar las finalidades por las cuales ha sido querida, avalándose de nuevos instrumentos, como también del diálogo y de la confrontación con los demás centros de investigación.

El hecho de que se han reunido para ésta escuela de verano muestra que el deseo de comprender el universo, creado por Dios, y nuestro lugar en él, es común a hombres y mujeres que viven en contextos culturales y religiosos diferentes. Todos nosotros vivimos bajo el mismo cielo; y todos somos movidos por la belleza que se revela en el cosmos y se refleja también en nuestros estudios sobre los cuerpos y las sustancias celestes. Estamos así unidos por el deseo de descubrir la verdad de cómo actúa este maravilloso universo, acercándonos siempre más a su Creador.

Por esto, es verdaderamente bueno y providencial que ésta décimo quinta escuela de verano se ocupe del estudio del agua en el sistema solar y más allá. Todos sabemos cuánto sea esencial el agua aquí en la tierra: para la vida, para nosotros los seres humanos, para el trabajo… Desde los pequeños copos de nieve a las grandes cascadas, desde los lagos y los ríos a los inmensos océanos, el agua nos fascina con su potencia y al mismo tiempo con su humildad. Las grandes civilizaciones tuvieron inicio a lo largo de los ríos, y también hoy el acceso al agua pura es un problema de justicia para el género humano, ricos y pobres.

Queridos hermanos y hermanas, el trabajo del científico requiere gran empeño, que puede ser extenso y fatigoso. Todavía esto puede y debería ser una fuente de alegría. Les deseo saber cultivar en ustedes esta alegría, que anima su trabajo científico, y que es la razón por el cual no pueden dejar de lado el compartirla con sus amigos, sus familias, sus naciones, como también con la comunidad internacional de los científicos con los cuales trabajan. Les deseo experimentar siempre la alegría de la investigación y del compartir los frutos, con humildad y fraternidad. Con este deseo, invoco sobre ustedes y sobre su actividad la bendición del Señor. Y les pido por favor de rezar por mí.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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